Mucho m¨¢s que una copa en discoteca: as¨ª es una noche ¡®friki¡¯ en Madrid
De los bares de videojuegos arcade a una velada con patines, la ciudad ofrece diferentes alternativas a un s¨¢bado noche tradicional
Un viernes por la tarde, es muy probable encontrarse a ?lvaro Espinosa, inform¨¢tico de 22 a?os, con una consola entre las manos en su bar de confianza. Hundido en un puff encima de un pal¨¦, lleva su tercer partido de Mortal Kombat, un videojuego de lucha del que se ha vuelto un experto tras muchas horas de pantallas. ¡°Es el tipo de actividad que necesita un sof¨¢ y un amigo al lado. No es lo mismo jugar en casa que aqu¨ª¡±, explica Espinosa, que se pasa muchas ¡°buenas y malas tardes¡± en el ...
Un viernes por la tarde, es muy probable encontrarse a ?lvaro Espinosa, inform¨¢tico de 22 a?os, con una consola entre las manos en su bar de confianza. Hundido en un puff encima de un pal¨¦, lleva su tercer partido de Mortal Kombat, un videojuego de lucha del que se ha vuelto un experto tras muchas horas de pantallas. ¡°Es el tipo de actividad que necesita un sof¨¢ y un amigo al lado. No es lo mismo jugar en casa que aqu¨ª¡±, explica Espinosa, que se pasa muchas ¡°buenas y malas tardes¡± en el Meltdown, un bar de rock en el centro de Madrid. Aqu¨ª una cerveza va de la mano de la posibilidad de participar en un torneo de Mario Kart, una noche de Trivial o un late night de comedia.
¡°Porque las noches de Madrid pueden ser mucho m¨¢s que una copa y una discoteca¡±, sintetiza Kike Gutierrez (40 a?os), que regenta este bar en Almagro, en el distrito de Chamber¨ª, desde hace cinco a?os. Cuando abri¨®, decidi¨® aprovechar su alma de ¡°retro gamer viejuno¡± para combinar negocios con placer. ¡°Es una forma diferente de interactuar. Son un tipo de actividad que se puede hacer perfectamente en casa, pero aqu¨ª quisimos crear el ambiente acogedor del bar de toda la vida. Solo que, en lugar de dardos, tenemos consolas¡±, explica. Durante el primer a?o, se quedaba un buen rato con sus amigos tras el cierre para echar un partido. Ahora prefiere hablar con sus clientes, aconsejarles sobre tragos y jugadas, y asegurarse de que cada noche sea diferente.
Como este, hay otros sitios en la ciudad donde poder disfrutar de una atm¨®sfera friki, en algunos casos incluso retro, todos los d¨ªas de la semana. A 200 metros de la plaza de Callao, detr¨¢s de una puerta de hierro rodeada de ladrillos azules, se esconde un bar de arcade al m¨¢s puro estilo de los a?os ochenta. Las luces fluorescentes y las paredes llenas de firmas de grafiteros crean un ambiente de guarida extravagante dedicada al culto de las m¨¢quinas recreativas, verdaderas protagonistas del bar Next Level.
Entre carteles de taquillazos como Regreso al futuro, La Guerra de las Galaxias o Pesadilla en Elm Street, Lydia N¨²?ez (20 a?os) coge aire despu¨¦s de haberlo dado todo en la plataforma de Dance Dance Revolution, un videojuego de simulaci¨®n de baile que se lanz¨® por primera vez en Jap¨®n a finales de los noventa en forma de arcade. ¡°Adem¨¢s de superdivertido, es un sitio seguro y acogedor. Me gusta estar aqu¨ª porque s¨¦ que no me voy a encontrar con ning¨²n altercado como en cualquier otro bar de copas¡±, asegura esta estudiante de moda.
A pesar de estar pensadas como simple decoraci¨®n, las m¨¢quinas de videojuegos son el mayor atractivo de este bar. Algunos clientes las buscan por nostalgia, otros por la curiosidad de probar algo que solamente han visto en las pel¨ªculas o en las series de televisi¨®n. ¡°Mi hermano mayor estaba enganchado a los arcades cuando era un ni?o¡±, dice Evelyn Mora, veintea?era que estudia integraci¨®n social en la universidad. Descubri¨® el bar a trav¨¦s de una fotograf¨ªa en las redes sociales y quiso comprobar con sus propios ojos si el apego de su hermano estaba justificado. ¡°La verdad es que mola mucho. Tiene un aire a [la serie] Stranger Things¡±, afirma.
Por si las m¨¢quinas con las pantallas en 2D y la palanca con la bola negra no fuesen suficientes para sentirse parte de una pel¨ªcula estadounidense ambientada a finales del siglo pasado, la pista de patinaje Rolling Dance asegura un viaje en el tiempo completo. Con 800 metros de pista cubierta, patines de ruedas leopardo y un puesto de comida r¨¢pida, los s¨¢bados por la noche este espacio se convierte en una discoteca reservada solamente a los adultos. ¡°No es que se convierta en una cosa salvaje. Cambia la m¨²sica y se permite la venta de alcohol, aunque nuestros clientes vienen sobre todo para pas¨¢rselo bien en la pista¡±, afirma Luc¨ªa S¨¢nchez (21 a?os), responsable de pista e instructora de patinaje.
Alba Cogolludo (28 a?os) y Rebeca Dom¨ªnguez (27) se vistieron especialmente para la ocasi¨®n con vaqueros de talle alto, camisetas cortas que ense?an el ombligo y cintas de pelo coloridas. ¡°Venimos buscando el rollito ochentero¡±, reconocen mientras se hacen fotos con poses acrob¨¢ticas en la pista. Durante los fines de semana, son sobre todo los universitarios y los estudiantes Erasmus quienes eligen la pista de Chamart¨ªn como plan de noche. ¡°Bailar, patinar y cenar con los amigos por 20 euros. Es un planazo¡±, afirma Dom¨ªnguez.
Algo m¨¢s que lanzar dados
En la calle de San Vicente Ferrer, en el barrio de Malasa?a, los caf¨¦s Manuela y Estar combinan la hora del vermut con una batalla de Risk para conquistar el mundo; el Replay Outlet caf¨¦, en la Ribera de Curtidores, tiene m¨¢s de 1.600 juegos de mesa a disposici¨®n de sus clientes, que pueden echar un partido desde el desayuno hasta la hora del cierre.
En Vallecas, un grupo de apasionados de los juegos de rol se re¨²ne cada semana, siempre que puede, para vivir aventuras fant¨¢sticas alrededor de una mesa llena de dados de hasta 20 caras y miniaturas de personajes. ¡°En qu¨¦ se diferencia esto de la improvisaci¨®n, no lo s¨¦¡¡±, observa Francisco Gonz¨¢lez, presidente de la asociaci¨®n de ocio l¨²dico Bucaneros del Rol, con sede en Ensanche de Vallecas. Desde que se form¨® el grupo ¨Dtienen casi 80 socios, de todas las edades y procedencias¨D no dejan pasar m¨¢s de dos d¨ªas sin organizar una partida.
¡°Cada juego de rol es un mundo¡±, a?ade Rodrigo Mart¨ªnez (20 a?os), al ense?ar los centenares de manuales de instrucciones que tienen almacenados. ¡°Algunos no necesitan ni dados, ni fichas. Lo ¨²nico que no puede faltar es la voluntad de contar una historia y las ganas de estar juntos¡±.
Suscr¨ªbete aqu¨ª a nuestra newsletter diaria sobre Madrid.