Sanitarios hartos y pacientes desatendidos: los rostros de la protesta
Decenas de miles de profesionales y usuarios de la Sanidad P¨²blica de Madrid marchan contra el caos derivado del nuevo plan de reapertura de las urgencias extrahospitalarias de Ayuso
Las calles del centro de Madrid han vuelto a te?irse de blanco. Decenas de miles de sanitarios y pacientes se han manifestado este domingo por el plan de reapertura de las urgencias extrahospitalarias de la presidenta de la Comunidad, Isabel D¨ªaz Ayuso. Esta ha sido la primera gran movilizaci¨®n contra las pol¨ªticas del Gobierno regional en un contexto de meses de protestas del sector sanitario, que se ag...
Las calles del centro de Madrid han vuelto a te?irse de blanco. Decenas de miles de sanitarios y pacientes se han manifestado este domingo por el plan de reapertura de las urgencias extrahospitalarias de la presidenta de la Comunidad, Isabel D¨ªaz Ayuso. Esta ha sido la primera gran movilizaci¨®n contra las pol¨ªticas del Gobierno regional en un contexto de meses de protestas del sector sanitario, que se agudizaron el lunes con una huelga indefinida convocada por el sindicato de m¨¦dicos (Amyts). Mientras la Delegaci¨®n del Gobierno cifra los asistentes a la manifestaci¨®n en 200.000, los organizadores aseguran que han sido 670.000. Muchos han alzado pancartas y pa?uelos blancos. Y han gritado esl¨®ganes de apoyo. Detr¨¢s de cada pancarta, grito o pa?uelo en alto hay una historia de abandono e incertidumbre: desde pacientes octogenarios que se niegan a aceptar las consultas por videollamada hasta m¨¦dicos al borde del colapso.
Eugenio Algar: ¡°Si me hubieran tenido que operar, ahora igual estaba en un cementerio¡±
Eugenio Algar tiene 67 a?os y hace 11 meses lo operaron del coraz¨®n. Lleva dos bypass, y tiene claro por qu¨¦ ha salido con su esposa a las 10 de la ma?ana de un cercan¨ªas desde Alcal¨¢ de Henares: recuerda lo bien que lo trataron los m¨¦dicos y trabajadores del hospital cuando lo intervinieron. ¡°Estoy aqu¨ª tambi¨¦n por ellos. Aunque hubiera venido igual. Porque creo que es importante, deber¨ªamos estar todos aqu¨ª. Esto les afecta incluso a los que van a las privadas. Si me hubieran tenido que operar ahora, igual estaba en un cementerio¡±, se?ala. Algar denuncia convencido que ¡°los que gobiernan Madrid quieren acabar con lo mejor que tenemos, porque siempre van poco a poco recortando y cuando se recupera algo, siempre falta algo¡±.
B¨¢rbara Escudero: ¡°Me preguntan por la calle si est¨¢n abiertas las urgencias¡±
B¨¢rbara Escudero tiene 45 a?os y es enfermera en el hospital Puerta de Hierro desde 2015. Ha venido a apoyar a sus compa?eros de los PAC (antiguos SUAP y SAR) y a reivindicar sus servicios: ¡°Las consultas del hospital est¨¢n hasta arriba incluso s¨¢bados y domingos. Los pacientes me preguntan por la calle si est¨¢n abiertas las urgencias extrahospitalarias¡±. Hace apenas dos semanas, Escudero se acerc¨® a uno de los centros sanitarios 24 horas del norte de la capital. ¡°A ver c¨®mo estaba la cosa¡±, cuenta antes de que empiece la manifestaci¨®n. Estuvo solo 10 minutos y en ese tiempo pasaron cuatro personas distintas que requer¨ªan atenci¨®n m¨¦dica. Una de ellas necesitaba una inyecci¨®n para el dolor de una operaci¨®n reciente y fue Escudero quien se la tuvo que poner. ¡°Es que c¨®mo va a ir a la urgencia del hospital solo por eso. Va a tener que esperar m¨¢s de cuatro horas¡±, dice. Y a?ade: ¡°Los SAR y SUAP eran puntos donde no ten¨ªas que esperar y enseguida te atend¨ªan. Y ahora¡¡±.
Macy Heras: un recuerdo a las v¨ªctimas de las residencias
Macy Heras es de Segovia, pero lleva viviendo en el sur de Madrid m¨¢s de 60 a?os. Tiene 82 y esta ma?ana est¨¢ resfriada. Mira desde detr¨¢s de la mascarilla con sus ojos azules enojados cuando se refiere al Gobierno de Isabel D¨ªaz Ayuso: ¡°La culpa es de los votantes. Cuidadito con lo que se vota¡±. Ha venido con su hija, que observa orgullosa la energ¨ªa de su madre, que se mueve r¨¢pido entre los manifestantes que han partido desde Atocha por el Paseo del Prado. Heras acude a un centro m¨¦dico en Aluche y, seg¨²n cuenta, no hay m¨¦dico desde hace d¨ªas, y est¨¢ cerrado. El martes llam¨® para atender su resfriado y le han dado cita para el jueves de la siguiente semana. La cita es por tel¨¦fono. Y se?ala el suyo: ¡°Yo esto solo s¨¦ usarlo para lo b¨¢sico. Llamar y responder. Que ni me hablen de las videollamadas¡±, cuenta sobre la medida de las consultas telem¨¢ticas para suplir la falta de m¨¦dicos que atiendan de forma presencial. Heras perdi¨® a una hermana de 72 a?os en una residencia de Madrid durante la pandemia: ¡°Eso nunca se lo voy a perdonar a este Gobierno¡±, apunta.
Jos¨¦ ?ngel Romero: ¡°Me vine abajo, solo quer¨ªa llorar¡±
¡°A m¨ª al menos no me han movido¡±, dice Jos¨¦ ?ngel Romero, enfermero de 55 a?os del SAR de Villarejo de Salvan¨¦s. Trabaja all¨ª desde 2011 ¡ªantes con otros cuatro compa?eros, ahora son tres¡ª y nunca se ha sentido tan hundido. Tanto, explica, que a finales de octubre le dieron la baja: ¡°Es por un trastorno ansioso depresivo¡±. Antes del d¨ªa 27, cuando reabrieron las urgencias extrahospitalarias cerradas en pandemia, estaba plet¨®rico y alto de moral. Le dur¨® poco: ¡°Vi que el plan de Ayuso progresaba y que el machaque era persistente. Me vine abajo, solo quer¨ªa llorar. Me invadi¨® la tristeza¡±. Desde entonces, est¨¢ en tratamiento psiqui¨¢trico y cuenta que, como ¨¦l, otros muchos compa?eros. Su objetivo es reincorporarse cuanto antes al trabajo, pero cada noticia nueva que se publica lo pone ¡°un poco peor¡±. ¡°Los profesionales se dan de baja por un c¨²mulo de circunstancias, no porque quieran. Imagina que te llaman de un d¨ªa para otro y te obligan a cambiar toda tu vida¡±, critica. Por eso ha venido a la manifestaci¨®n, para ¡°presionar¡± y conseguir que la Comunidad de Madrid ¡°d¨¦ marcha atr¨¢s a su plan arbitrario¡±.
Roc¨ªo Escudero: la huida a Toledo
Roc¨ªo Escudero tiene 33 a?os y es ginec¨®loga y madre de dos ni?os, uno de dos a?os y medio y otro de nueve meses. Tambi¨¦n es paciente. Sabe que es una privilegiada porque gracias a los contactos que tiene ha podido atender a sus hijos con un pediatra, pidiendo alg¨²n favor, encontrando alg¨²n hueco, pero es consciente de la crisis que existe en Madrid ante la falta de especialistas. Ella misma acab¨® la residencia hace cuatro a?os en esta ciudad y se fue a Toledo. Vive en el centro de la capital y viaja todos los d¨ªas a Castilla-La Mancha por la misma raz¨®n que ha llevado a muchos a trabajar fuera de la capital: los sueldos y las condiciones. Ha venido a la manifestaci¨®n con otras compa?eras ginec¨®logas de Madrid y ellas asienten cuando Escudero explica que en Toledo cobra m¨¢s, porque hace m¨¢s guardias que se pagan mejor. Las amigas dicen que si pudieran, tambi¨¦n se ir¨ªan.
Ana Tijera: ¡°No podemos planificar nada de nuestra vida¡±
Ana Tijera, de 60 a?os, tambi¨¦n es enfermera. Trabaja en el SAR de Guadarrama desde febrero del 2021, y antes lo hizo en un centro de salud y en el hospital de El Escorial, donde estuvo 25 a?os. ¡°Han cambiado todo. ?ramos cinco m¨¦dicos, cuatro enfermeros y cuatro celadores. El d¨ªa 27 a las 2.20 de la ma?ana recibimos un correo electr¨®nico diciendo que a varios de ellos los cambiaban de centro¡±, relata. Ella, por antig¨¹edad, se qued¨® en Guadarrama, pero otros no tuvieron tanta suerte y ahora tiene que recorrer 70 kil¨®metros al d¨ªa para ir a trabajar. ¡°Nos llaman a diario al tel¨¦fono personal para preguntar si vamos a ir a trabajar o no. Es desesperante. No podemos planificar nada de nuestra vida¡±, se queja. A ella le avisaron de un cambio de horario horas antes de entrar a su puesto. Tuvo que cubrirla una compa?era porque Tijera se encontraba fuera de Madrid. ¡°La sensaci¨®n de dejadez es constante. Solo vemos angustia y ansiedad. No quiero que me altere, pero al final me afecta. He ido a trabajar toda la vida feliz y ahora voy mal. Estoy deseando que pasen los cinco a?os que me quedan para jubilarme ya¡±.
B¨¢rbara Llorente: m¨¢s de dos a?os sin diagn¨®stico
B¨¢rbara Llorente va delante de la cabecera del grupo de pacientes de encefalomielitis mi¨¢lgica o covid persistente. Es dise?adora gr¨¢fica, tiene 33 a?os y su pareja, Miguel, empuja su silla por el paseo del Prado. ¡°Llevo dos a?os y medio sufriendo covid persistente. Y ha sido un proceso muy duro porque ha sido un completo abandono. Cada vez que he ido a urgencias, todo ha tenido que ser peleando. Y estamos cansados de ver a los sanitarios no dar abasto; estamos hartos de que nos traten mal¡±, cuenta. ¡°Me contagi¨¦ en marzo de 2020 porque mi pareja trabajaba en el Ram¨®n y Cajal como pinche de cocina. Yo no tuve un covid complicado. Tuve una peque?a neumon¨ªa bilateral, pero me dijeron que estaba todo bien y que iba a estar como una rosa. En unos meses, estaba ingresada por tromboembolismo pulmonar. Y desde entonces vengo desencadenando mogoll¨®n de problemas e infecciones¡±, explica desde la manifestaci¨®n. Estuvo 18 meses de baja, hasta que le dieron el alta este a?o y volvi¨® a empeorar. Asegura que nadie entiende lo que le pasa, no tiene un diagn¨®stico. ¡°Llevamos muchos a?os diciendo que la Sanidad est¨¢ en declive y con la pandemia, en lugar de reforzarla, se ha desmantelado a¨²n m¨¢s. Tenemos que parar esto¡±, denuncia.
Alba G¨®mez: ¡°He claudicado, me ha hecho crac la cabeza¡±
Alba G¨®mez del Pulgar es m¨¦dica y tiene 40 a?os. Lleva 10 trabajando en distintos SAR de Madrid, pero no el ¨²ltimo mes. Ha estado de baja: ¡°Me la dieron por motivos psicol¨®gicos. Mi salud mental se ha resentido. La situaci¨®n es muy estresante. A veces te llaman y otras no. He estado encadenando altas y bajas¡ pero ya he claudicado, me ha hecho crac la cabeza¡±. Ha venido a la manifestaci¨®n porque no puede m¨¢s: ¡°Est¨¢n carg¨¢ndose la sanidad, Ayuso es una apisonadora. Esta reorganizaci¨®n supone el cierre de los centros de salud y que la gente como yo no pueda hacer bien su trabajo¡±. Es lo que comenta con otros compa?eros m¨¦dicos y lo que copa todas sus conversaciones: ¡°Est¨¢n desbordados. Esto es demencial¡±.
Elena Ferreiro y Roberto Cervilla: ¡°40 a?os cotizando para esto¡±
Elena Ferreiro, de 70 a?os, ha llegado a la manifestaci¨®n con su esposo, Roberto Cervilla, de 73, desde Fuenlabrada, sujetando unos carteles que rezan: ¡°As¨ª no¡±. Los dos son jubilados y entienden que su futuro inmediato depende de la calidad de los servicios hospitalarios. ¡°Estamos viendo que se deteriora cada d¨ªa m¨¢s y el colmo es que quieran abrir urgencias sin m¨¦dicos. Ya me dir¨¢ usted c¨®mo van a hacer eso¡±, se pregunta indignada Ferreiro. Ella se rompi¨® el hueso del tobillo hace unos meses y se lo trataron como un esguince, ¡°porque no hab¨ªa personal¡±, explica. ¡°Hemos tenido familiares con c¨¢ncer que fallecieron y, despu¨¦s de muertos, los han llamado a casa para ofrecerles cita para una consulta¡±, apunta su marido. ¡°Hemos cotizado 40 a?os para tener una Sanidad buena y vemos que se deshace mientras los pol¨ªticos miran para otro lado¡±, se lamenta Cervilla. Los dos coinciden en que las listas de espera, ¡°infinitas¡±, es lo que m¨¢s les preocupa. Cervilla es diab¨¦tico y ha estado dos meses con el az¨²car descontrolada sin que ning¨²n m¨¦dico lo atendiera. Tuvo que ir a urgencias, aunque para la revisi¨®n le dieron cita para dentro de otros seis meses.
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