El empresario que quiere crear en Malasa?a una escena a la altura de Par¨ªs o Londres
Edgar Kerri, cofundador de seis clubs de la capital, analiza el cambio generacional que se est¨¢ dando en la noche madrile?a
Todo empieza junto a la primera discoteca Pach¨¢. Edgar Candel Kerri, de 44 a?os, naci¨® en Sitges, Catalu?a, pocos a?os despu¨¦s de que al lado de su casa abriera sus puertas ese m¨ªtico club, justo en los a?os en que las playas de la zona se volvieron uno de los principales destinos LGBTI del mundo. Su padre se dedicaba a la hosteler¨ªa en el pueblo, por lo que la noche siempre ha sido parte de su vida. ¡°Crecer con estas influencias termin¨®, de manera inconsciente, inspir¨¢ndome a crear todo lo que tengo hoy¡±.
El ¨²nico hilo c...
Todo empieza junto a la primera discoteca Pach¨¢. Edgar Candel Kerri, de 44 a?os, naci¨® en Sitges, Catalu?a, pocos a?os despu¨¦s de que al lado de su casa abriera sus puertas ese m¨ªtico club, justo en los a?os en que las playas de la zona se volvieron uno de los principales destinos LGBTI del mundo. Su padre se dedicaba a la hosteler¨ªa en el pueblo, por lo que la noche siempre ha sido parte de su vida. ¡°Crecer con estas influencias termin¨®, de manera inconsciente, inspir¨¢ndome a crear todo lo que tengo hoy¡±.
El ¨²nico hilo conductor de su vida ha sido la m¨²sica. Primero tocando en bandas, despu¨¦s montando fiestas, m¨¢s tarde fundando clubs y ahora abriendo las cocteler¨ªas que son tendencia en Malasa?a. A Kerri nunca le gust¨® estudiar. Nunca termin¨® Bachillerato ni se plante¨® ir a la universidad. ¡°Fui un fracaso absoluto en el tema escolar, ten¨ªa buenas ideas, pero no me gustaba ir al colegio¡±, asegura en una entrevista en un caf¨¦ de Plaza de Espa?a, cerca de su piso. Realmente lo que le pasa, afirma, es que nunca le ha gustado que lo manden.
A los 14 a?os, descubri¨® su pasi¨®n por la m¨²sica, y poco despu¨¦s empez¨® a hacer sus propios discos y a irse de gira con sus bandas de punk y hardcore. ¡°No estar¨ªa aqu¨ª probablemente si no me hubiese encontrado con la escena hardcore punk de los 90. Sin duda alguna, ha sido mi gran inspiraci¨®n, lo que me hizo entender la pasi¨®n por la m¨²sica y la contracultura¡±, asegura.
Se mud¨® a Madrid en 2006 para abrir una tienda de ropa de segunda mano en la Calle Pez del madrile?o barrio de Malasa?a llamada Holala. Kerri hab¨ªa trabajado en una de estas tiendas de moda vintage en Barcelona, y unos amigos le propusieron que fuera ¨¦l quien la abriera en la capital, recuerda. El problema fue que lo pill¨® la crisis y la inexperiencia. En ese momento, muy poca gente sab¨ªa lo que era una tienda vintage, y llegaban los padres de los clientes m¨¢s j¨®venes a reclamarle que la ropa que le hab¨ªa vendido a sus hijos estaba usada.
Para Kerri, las tiendas vintage son el centro neur¨¢lgico de las ciudades. ¡°All¨ª se guardan los mejores secretos sobre lo m¨¢s divertido para hacer en el momento¡±. Su tienda era un punto de encuentro para artistas, cantantes, skaters, la comunidad queer y afro. Y aunque la tienda no era rentable, siempre estaba llena de gente por las tardes, bebiendo, fumando y escuchando m¨²sica. As¨ª que un d¨ªa, a Kerri se le ocurri¨® que para promocionar la tienda iba a montar una fiesta llamada Zombie. ¡°Funcion¨® tan bien que me di cuenta de que el camino era por ah¨ª. Ah¨ª naci¨® el proyecto Zombie que termin¨® gan¨¢ndose un premio MTV¡±, afirma.
Un contrato con Universal Music para grabar un disco de Zombie lo llev¨® a Londres, pero en la cabeza de Kerri siempre estuvo volver a Madrid. ¡°Me hab¨ªa encantado la ciudad, y apenas tuve la oportunidad, volv¨ª¡±, cuenta. Su intuici¨®n no se equivocaba.
En 2016, junto a su pareja Laura Vandall, inici¨® un nuevo proyecto: Cha Ch¨¢ The Club. Era un club privado al que solo se pod¨ªa acceder con invitaci¨®n de alg¨²n socio, pero despu¨¦s abri¨® al p¨²blico. Esa fue la semilla para abrir en la calle de la Estrella el Lucky Dragon. Despu¨¦s lleg¨® el Club Malasa?a, que fue donde realmente cambi¨® todo para ¨¦l. ¡°Fue un cambio generacional. Nos convertimos en la escena de much¨ªsimos j¨®venes que buscaban un lugar en donde todo tipo de m¨²sica, experiencias y estilos se unieran en un mismo sitio para disfrutar de la noche de Madrid¡±, relata.
Con las ganancias de Club Malasa?a abrieron la cocteler¨ªa La Estrella, y entre medias naci¨® Chin Chin. ¡°Un d¨ªa estaba escogiendo telas para el club y vi una tela incre¨ªble llena de gatos. Se me ocurri¨® tapizar un local fe¨ªsimo que me estaban ofreciendo con esa tela¡±, cuenta Kerri.
Todos estos nuevos proyectos est¨¢n marcando ¨¦poca en la vida nocturna del barrio. ¡°Solo hemos buscado hacer fiestas y poner m¨²sica a nuestra manera, el hacer las cosas con amor por el arte supongo es lo que nos ha llevado a apropiarnos de la noche¡±.
Para Kerri, ahora mismo hay un cambio generacional en Malasa?a. ¡°Esto le puede sentar mal a la gente, pero lugares m¨ªticos como la V¨ªa L¨¢ctea, que tuvieron su momento y fueron una gran instituci¨®n en el barrio, ya no son lo que eran. Necesitan alguien que los renueve y los respete¡±, afirma el director creativo, que insiste en devolver el brillo inicial a los locales. ¡°ChinChin fue un local de la Movida Madrile?a que se llamaba Aurora, y Club Malasa?a antes era la m¨ªtica Sala Malasa?a¡±, recuerda. Siempre antes de abrir un nuevo lugar, ¨¦l y su equipo hacen una investigaci¨®n sobre la historia de los locales para intentar ser lo m¨¢s fieles posible a la misma.
Cada bar lo ha abierto con socios diferentes y lleva ya seis proyectos. En todas las sociedades, ¨¦l y su pareja tienen la misma posici¨®n: director creativo y relaciones p¨²blicas. ¡°Siempre he tenido ese t¨ªtulo, desde que ten¨ªa 15 a?os, lo que pasa es que no lo sab¨ªa, pero dise?aba mis propios discos, los logos de la banda y las fotos¡±, confiesa. En el resto del negocio, todo lo que se refiere a lo burocr¨¢tico y administrativo, Kerri prefiere no meterse ni enterarse. ¡°Todo lo dem¨¢s me quita tiempo para idear fiestones, que es lo que m¨¢s nos gusta¡±, afirma.
¡°Desde que pude dejarle claro a mis socios que mi posici¨®n es m¨¢s importante que la de cualquier gestor, he podido olvidarme de todos los problemas relacionados con vecinos, empleados, propietarios o contratos¡±, dice, y asegura que esa es la forma que ha encontrado para no tener crisis de ansiedad o bloqueos creativos. ¡°Por fin he encontrado mi equilibrio¡±.
Un cambio generacional
En un barrio en donde cada semana pareciera que abren dos locales y cierran tres, este hombre quiere perdurar en el tiempo. ¡°Lo raro es que en esta escena seamos solo nosotros. Si hubiera m¨¢s gente haciendo cosas como las nuestras, con tanto arte, tendr¨ªamos un Madrid m¨¢s diverso y creativo¡±.
¡°Malasa?a est¨¢ viviendo una transici¨®n. Los due?os de muchos de los bares m¨¢s m¨ªticos est¨¢n mayores, hay m¨¢s dinero y si se hace bien el cambio generacional, vamos a poder tener una escena de la noche mucho m¨¢s internacional, como Londres o Par¨ªs¡±, asegura.
Su objetivo, confiesa, es dejar un legado. ¡°Prefiero ganar menos dinero y dejar una trascendencia. Que los lugares que he ayudado a fundar dentro de unos a?os sean m¨ªticos y pasen d¨¦cadas llenando de fiesta al barrio¡±. Su sue?o es crear un hotel en donde durante todo el a?o, las 24 horas del d¨ªa, pueda dar un servicio de hospitalidad completo. ¡°Un lugar con cocteler¨ªa, club y muchas salas privadas¡±, asegura.
Mientras tanto, su siguiente gran proyecto se llama Cedaceros 11, y ser¨¢ una discoteca clandestina al lado de la estaci¨®n de metro Sevilla. ¡°La fiesta ser¨¢ de seis a seis y tendremos un gran piano bar al lado del ba?o. Es un sitio con mucha magia¡±, adelanta Kerri.
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