?C¨®mo es para un ciego comer en un restaurante?
Las escasas cartas en braille, nuevas aplicaciones con IA y las descripciones detalladas de los platos que se ofrecen en restaurantes de alta cocina les sirven para imaginarse el plato
Ir a un bar o a un restaurante no tiene m¨¢s secreto que desplazarse hasta el lugar escogido, sentarse y pedir. Sin embargo, la tarea no es tan sencilla para todo el mundo: a pesar de que desde 2008 Espa?a debe garantizar, por ley, la accesibilidad para las personas con discapacidad, las personas ciegas dependen de los camareros, entre otras cosas, para saber qu¨¦ pueden pedir y qu¨¦ precio tiene, ya que las cartas en braille no son abundantes.
Desde la ONCE atienden las peticiones de transcripci¨®n al braille desde los centros regionales y a trav¨¦s de los correos de la Comisi¨®n de Braille Espa?ola. Sin embargo, calculan que el porcentaje de cartas transcritas es bajo: ¡°no sabemos el n¨²mero exacto, pues existen diversas v¨ªas a trav¨¦s de las que los establecimientos pueden solicitarlas: a trav¨¦s de la Comisi¨®n Braille Espa?ola o de los diversos centros de la ONCE a los que les llegan las peticiones. En cualquier caso, solo ser¨¢n algunos cientos, que siempre ser¨¢ un porcentaje ¨ªnfimo, sobre los m¨¢s de 300.000 establecimientos. Adem¨¢s, nos topamos con la dificultad de tenerlas actualizadas¡±.
Es precisamente esa falta de cartas en braille el ¨²nico obst¨¢culo en un restaurante para Mart¨ª Batalla i Busquets, escritor y m¨²sico especialista en guitarra cl¨¢sica y arm¨®nica. ¡°En la mayor¨ªa de restaurantes la carta no est¨¢ transcrita al Braille y, por lo tanto, tenemos que hacer que nos la lean, lo cual puede llegar a ser complicado algunas veces¡±. Batalla dice que se siente mejor atendido cuando llega solo al restaurante que cuando lo hace en compa?¨ªa. ¡°Por ejemplo: si vamos juntos a un restaurante, a ti te preguntar¨¢n que quieres y, luego, te preguntar¨¢n tambi¨¦n a ti qu¨¦ quiero yo, o me pondr¨¢n az¨²car en el caf¨¦ sin preguntarme. Son peque?as cosas, pero me tocan la moral¡±.
A Montse Ur¨¢n, cocinera profesional y m¨²sica aficionada, las descripciones detalladas de los platos que se ofrecen en restaurantes de alta cocina le sirven para imaginarse el plato ¡ª¡±solo con escucharlas, salivo¡±¡ª y, en otro tipo de restaurantes, pide que le expliquen la carta o, si el personal est¨¢ muy ocupado, pide recomendaciones. Y en el paso previo, es decir, en el momento de escoger d¨®nde comer¨¢ esta vez, se gu¨ªa de forma similar: ¡°me sirven las publicaciones en medios y en blogs, las webs de los restaurantes y, tambi¨¦n, las recomendaciones que me dan mis amigos cocineros. Valoro toda esta informaci¨®n y me tomo la experiencia como trabajo de campo, como un juego¡±.
Para la cocinera, que no considera que deba avisar de su discapacidad cuando reserva, todav¨ªa existe un gran desconocimiento sobre la discapacidad visual. ¡°Para empezar, falta naturalizar las cosas. Me he encontrado con acciones que no hac¨ªan falta, como aquella vez que ped¨ª una tostada con jam¨®n y cortaron a dados el pan. Me disgust¨¦: nadie me pregunt¨® si lo quer¨ªa as¨ª, sino que dieron por sentado que por ser ciega no me iba a poder comer una tostada de pan¡±. Entre las cosas que m¨¢s detesta, afirma, est¨¢ la infantilizaci¨®n: ¡°recuerdo una muy mala experiencia, en un restaurante triestrellado, cuando la camarera nos dijo que pod¨ªamos ¡®coger con la manita y comer con la boquita¡¯. Me revolvi¨® las tripas y cuando me enviaron la encuesta de satisfacci¨®n, lo coment¨¦. Eso s¨ª: tengo claro que no se debe usar nuestra discapacidad para esclavizar al personal de sala para que hagan lo que queremos. Tenemos que ir con esp¨ªritu deportivo y conciliador: no se puede ir con el hacha en la mano si queremos ganar terreno y que se comprenda mejor nuestra discapacidad¡±.
No obstante, Ur¨¢n frecuenta todo tipo de restaurantes y dice que no tiene problemas para comer. ¡°Tenemos que tener la misma destreza comiendo que cualquier persona, sabiendo que a todos, veamos o no, se nos puede caer un trozo de lechuga fuera del plato¡±. Describe que una vez en la mesa, palpa los platos por su base para reconocer su forma y c¨®mo deber¨¢ proceder en el acto de usar la cuberter¨ªa respecto a la vajilla y los alimentos. ¡°T¨² miras el plato y yo lo exploro. Al final, un plato tiene mucha informaci¨®n y, a veces, la visi¨®n no deja fluir bien el resto de sensaciones, a las que no les hacemos caso¡±.
El cr¨ªtico gastron¨®mico Jonatan Armengol, el ¨²nico ciego en su profesi¨®n de Espa?a, dice que el acceso a la carta no es su mayor problema. ¡°Lo m¨¢s dif¨ªcil suele ser encontrar una mesa en la terraza o un ba?o. Siempre hay alguien que te puede leer la carta y sus precios, y es lo m¨¢s c¨®modo, porque leer una carta en braille es algo lento y pesado, muchas veces no apetece y, adem¨¢s, es antihigi¨¦nico: ?c¨®mo estaban las manos del que las ha pasado por ah¨ª antes?¡±. Armengol se?ala que el braille est¨¢ en desuso y que solamente un 1% de los ciegos saben leerlo. ¡°Las personas de menos de 35 a?os ya est¨¢n muy metidas en las tecnolog¨ªas y usan aplicaciones como Sinai, de Microsoft, con la que enfocamos una carta y la lee, o con Envision, que emplea la inteligencia artificial para leer una carta y contestar preguntas sobre ella, como qu¨¦ platos son veganos o qu¨¦ c¨®cteles hay¡±.
Saman Farhadi es invidente y camarero-gu¨ªa de Dans Le Noir Madrid, un restaurante donde se come completamente a oscuras y los platos no se descubren hasta el final de la velada. ¡°Los clientes se sorprenden de que podamos hacer este trabajo y yo siempre digo lo mismo: hacerlo bien no depende de la visi¨®n sino de las capacidades de cada persona. No se imaginan que podamos tener esa precisi¨®n sin ver. ?Ellos se manchan mucho!¡±.
Farhadi explica que en su casa cocina y sirve a las personas que le visitan, y que as¨ª lo hace en el restaurante. ¡°Te aprendes el espacio y te orientas sin ver. La mayor dificultad es relacionarte con la distancia que hay entre t¨² y el cliente, y entre el cliente y la mesa, as¨ª como con todo lo que se debe colocar encima de la mesa¡±. El camarero dice que es cuesti¨®n de memoria espacial, aunque a veces es posible que los clientes cambien, por ejemplo, la copa de lugar. Por eso, las bebidas las dan en la mano. ¡°Y, claro, hay peque?os accidentes, pero como sucede en todos los sitios: no depende de la vista¡±. Como cliente, Farhadi tambi¨¦n echa de menos m¨¢s cartas en braille, que los camareros tengan conciencia de que para nosotros puede ser dif¨ªcil llamarles la atenci¨®n y, adem¨¢s, siente los TPV t¨¢ctiles como un obst¨¢culo. En este sentido, Armengol celebra los sistemas de pedidos con QR, mediante el cual se seleccionan los platos y bebidas a consumir y, al mismo tiempo, se pagan, como ?gora o Sunday.