Haya de Jordania, diez meses de batalla contra el emir de Dub¨¢i
La todav¨ªa esposa de Mohammed bin Rashid reapareci¨® en Londres despu¨¦s de tres meses sin dejarse ver para una nueva comparecencia ante el tribunal que decide el futuro de sus dos hijos
La princesa Haya de Jordania, que a principios del pasado mes de julio se supo que se hab¨ªa refugiado en Londres con sus hijos, Jalila y Zayed, de doce y ocho a?os, reapareci¨® este mi¨¦rcoles en Londres despu¨¦s de tres meses sin dejarse ver en p¨²blico para asistir a una nueva sesi¨®n del juicio que la enfrenta con su marido, el jeque Mohamed bin Rashid al Maktum, por la custodia de sus dos hijos. La batalla legal comenz¨® cuando el emir present¨® una demanda reclamando que los ni?os regresen con ¨¦l a Dub¨¢i. Pero este juicio va m...
La princesa Haya de Jordania, que a principios del pasado mes de julio se supo que se hab¨ªa refugiado en Londres con sus hijos, Jalila y Zayed, de doce y ocho a?os, reapareci¨® este mi¨¦rcoles en Londres despu¨¦s de tres meses sin dejarse ver en p¨²blico para asistir a una nueva sesi¨®n del juicio que la enfrenta con su marido, el jeque Mohamed bin Rashid al Maktum, por la custodia de sus dos hijos. La batalla legal comenz¨® cuando el emir present¨® una demanda reclamando que los ni?os regresen con ¨¦l a Dub¨¢i. Pero este juicio va m¨¢s all¨¢ del enfrentamiento de unos padres en un caso de divorcio porque tiene un trasfondo mayor en el que se mezcla la pol¨ªtica y la intriga familiar, las apariencias de un pa¨ªs que busca el benepl¨¢cito de la opini¨®n p¨²blica internacional y la realidad de un emirato en el que los hombres, incluidos los de la familia real, mantienen el poder sobre la vida de las mujeres.
Este es, a juicio de todos quienes han analizado la noticia, el motivo que subyace en la huida de la princesa Haya, de 45 a?os, el miedo a la represi¨®n que su esposo ha realizado supuestamente contra las mujeres de su entorno y el temor ante el futuro de su propia hija. Vestida de blanco, con una media sonrisa de circunstancias y amparada en la poderosa presencia de su abogada, Fiona Shackleton, la misma que gestion¨® la ruptura del pr¨ªncipe Carlos de Inglaterra y Diana Spencer, la princesa Haya entr¨® en el edificio judicial sin pronunciar palabra, como lleva haciendo desde que ser la esposa m¨¢s joven del emir de Dub¨¢i y disfrutar de todas las riquezas que la situaci¨®n conlleva no fue precio suficiente para su libertad.
Lo que en Occidente es un divorcio pol¨¦mico y millonario, en Jordania y en los Emiratos ?rabes Unidos es un esc¨¢ndalo que se prefiere evitar en p¨²blico para huir de posibles problemas. Lo cierto es que la princesa, hija del fallecido rey Hussein de Jordania y medio hermana del actual monarca, Abdal¨¢, vive desde julio en el pa¨ªs en el que estudi¨® ¨Cfue educada en la Universidad de Oxford¨C, en una mansi¨®n de Kensington Palace Gardens valorada en m¨¢s de 99 millones de euros, con una fortuna de casi 37 millones de euros que consigui¨® poner a buen recaudo antes de su marcha y protegida por en el cargo que le concedi¨® el rey jordano como jefa adjunta de la misi¨®n de la embajada jordana en el Reino Unido, un puesto que le permite reclamar inmunidad diplom¨¢tica y permanecer en el Reino Unido. Una situaci¨®n a la que lleg¨® despu¨¦s de haber desaparecido durante algunos meses, en los que se ha sabido despu¨¦s que estuvo en Alemania, presuntamente con la intenci¨®n de quedarse a vivir en un pa¨ªs con escasa dependencia y relaciones con el de su esposo.
En el juzgado londinense la princesa escuch¨® el recurso que el emir ha presentado contra la publicaci¨®n de varias resoluciones del juez que lleva el caso. Resoluciones que la defensa jur¨ªdica de la princesa considera que son de inter¨¦s p¨²blico y una forma de defender los intereses de los menores, mientras el jeque, de 70 a?os, pretende que nada de lo que sucede en el tribunal ni los acuerdos a los que pueda llegar los que a¨²n son matrimonio vean la luz. Adem¨¢s ha solicitado la devoluci¨®n de sus dos hijos a Dub¨¢i, mientras la princesa haya ha pedido que sea el tribunal el que los tutele y una orden que impida en el futuro que los ni?os puedan ser forzados a un matrimonio.
La pregunta que surge en esta historia rocambolesca es c¨®mo una mujer que se ha educado en escuelas y universidades del Reino Unido, acostumbrada a representar como amazona a su pa¨ªs en competiciones internacionales desde los 13 a?os hasta llegar a participar en los Juegos Ol¨ªmpicos de S¨ªdney en 2000 y que form¨® parte del Comit¨¦ Ol¨ªmpico Internacional, decidi¨® convertirse en una de las esposas de Mohammed bin Rashid, de quien se sabe que ha tenido al menos seis a lo largo de los a?os y 30 hijos, seg¨²n ha publicado recientemente la revista Vanity Fair USA. Seg¨²n las declaraciones que ha realizado el mismo medio a una amiga de la princesa, que afirma que le sorprendi¨® su decisi¨®n, la princesa Haya se enamor¨® profundamente del emir y ¨¦l vio en ella un soplo de aire fresco que ayud¨® a apoyar su imagen de l¨ªder de una nueva Arabia, m¨¢s abierta y moderna.
Les uni¨® el amor de ambos por los caballos, la inteligencia de ella y la erudici¨®n de ¨¦l. Pero en alg¨²n momento de ese camino los palacios se convirtieron en prisi¨®n. Ni las fronteras relativamente abiertas de Dub¨¢i, ni su atracci¨®n tur¨ªstica, ni el alto n¨²mero de expatriados que viven en el pa¨ªs ni sus impresionantes proyectos inmobiliarios, ocultan que en privado sigue vigente la tutela masculina sobre las mujeres que solo pueden trabajar con permiso de sus esposos, que deben tener una excusa legal para negarse a tener relaciones con sus c¨®nyuges y que si se divorcian y vuelven a casarse est¨¢n obligadas a otorgar la custodia total de sus hijos a su exmarido.
Personas pr¨®ximas a la princesa Haya han revelado a la revista norteamericana que en su decisi¨®n de huir de Dub¨¢i ha pesado poderosamente el futuro de su hija Jalila, una de las descendientes favoritas del emir. Algo que no ha debido ser suficiente para dejar tranquila a su expareja que teme que Jalila termine atrapada en el emirato ¨¢rabe obligada a casarse en un matrimonio concertado. Un hecho al que muchos observadores a?aden tambi¨¦n el incierto destino que han sufrido dos de las hijas del emir de Dub¨¢i que antes que la princesa Haya tambi¨¦n intentaron huir y comenzar una nueva vida lejos de su propio padre.
En 2001 fue su hija Shamsa quien trat¨® de desaparecer. Fue encontrada en Cambridge y, seg¨²n distintos informes, publicados por medios brit¨¢nicos y estadounidenses, secuestrada por guardaespaldas y obligada a regresar a Dub¨¢i. Ella contrat¨® a un abogado en Londres, llam¨® a la polic¨ªa brit¨¢nica desde Dub¨¢i, el Gobierno brit¨¢nico abri¨® una investigaci¨®n para esclarecer si hab¨ªa sido sacada del pa¨ªs contra su voluntad. Pero la historia languideci¨® y no se ha sabido nada de ella en estos 18 a?os.
A¨²n m¨¢s rocambolesca fue la historia de la princesa Latifa, tambi¨¦n hija del emir, que a pesar de vivir en un palacio con todos los lujos que uno pueda imaginar, prepar¨® cuidadosamente su propia huida despu¨¦s de correr el rumor de que ella misma hab¨ªa sido golpeada y aislada por defender a Shamsa. Huy¨® con la complicidad de varios amigos en un barco y casi toc¨® la libertad durante los ocho d¨ªas que dur¨® su navegaci¨®n camino hacia Sri Lanka, para luego pasar a Estados Unidos. Pero a unas 30 millas de la costa de Goa, en India, el barco fue abordado por fuerzas especiales indias que en lugar de atender su petici¨®n de asilo, siguieron la orden de 'rescatarla¡¯ de un supuesto secuestro, que era la petici¨®n que Dub¨¢i trasmiti¨® a India. Haya defendi¨® entonces la actuaci¨®n de su esposo, pero todo indica que descubri¨® algo sobre Latifa que ya no pudo defender o tolerar.