Balenciaga desata el d¨ªa del juicio final en Par¨ªs
La firma presenta en la semana de la moda una interpretaci¨®n violenta de la belleza
Suenan las trompetas del apocalipsis sobre una pasarela inundada hasta la tercera fila y comienza el desfile de Balenciaga. Truenos y rel¨¢mpagos. El diluvio, primero, y despu¨¦s, el fuego eterno, proyectos sobre el techo. Bajo el cielo acusador Demna Gvasalia, director creativo de la marca, hace caminar a un ej¨¦rcito de sacerdotisas y magistrados del juicio final sobre el agua. El luto se impone, aunque el dise?ador haga peque?as concesiones a otros colores: rojo, azul y verde fl¨²or. Como si se tratara de la pel¨ªcula que se ve segundos antes...
Suenan las trompetas del apocalipsis sobre una pasarela inundada hasta la tercera fila y comienza el desfile de Balenciaga. Truenos y rel¨¢mpagos. El diluvio, primero, y despu¨¦s, el fuego eterno, proyectos sobre el techo. Bajo el cielo acusador Demna Gvasalia, director creativo de la marca, hace caminar a un ej¨¦rcito de sacerdotisas y magistrados del juicio final sobre el agua. El luto se impone, aunque el dise?ador haga peque?as concesiones a otros colores: rojo, azul y verde fl¨²or. Como si se tratara de la pel¨ªcula que se ve segundos antes de morir, el creador revisita los hitos de sus cinco a?os al frente de la marca: las hombreras pagoda, los vestidos de flores trapezoidales, los trajes ¡°anabolizados¡±, el uniforme del equipo de f¨²tbol Balenciaga, las t¨²nicas neog¨®ticas de terciopelo, los pantalones de motorista. Continuando con su reflexi¨®n ir¨®nica sobre el estatus, imprime el logo de la firma en tarteras, cajas de herramientas y bolsas de entrenamiento. ¡°Las connotaciones deportivas, religiosas o er¨®ticas desaparecen y solo queda un objeto de moda extravagante, dram¨¢tico y amenazador¡±, explica en su nota de prensa.
La atm¨®sfera y las prendas son desconcertantes. Su concepto de belleza desaf¨ªa las convenciones y apela a las nuevas sensibilidades, obviadas hasta ahora por la industria de la moda. Se trata de una interpretaci¨®n violenta e inesperada: ¨²nica en sector plagado de estereotipos trasnochados, y donde demasiadas colecciones resultan intercambiables. La suya tiene el valor extraordinario de dejar en quien la contempla la sensaci¨®n de estar ante un espect¨¢culo irrepetible.
Otro dise?ador sin el que es imposible entender la moda hoy es Hedi Slimane, director creativo de Celine, y poseedor de al menos dos talentos incuestionables. El primero: su habilidad para aumentar las ventas. Aunque el conglomerado de empresas de lujo al que pertenece la marca que dirige, LVMH, no ha hecho p¨²blico ning¨²n dato financiero, su presidente ejecutivo Bernard Arnault confirm¨® al Financial Times que los beneficios rondan los mil millones de euros y que espera duplicar e incluso triplicar esta cifra en cinco a?os. Slimane tambi¨¦n es un maestro en el arte de polarizar a cr¨ªtica y apasionados de la moda. Sus detractores dicen que las colecciones del franc¨¦s son siempre un revival literal -en este caso del armario del grupo Jefferson Airplane y sus grupies-, que sus desfiles resultan redundantes, que le falta originalidad y le sobra oportunismo. Pero lo cierto es que Slimane es uno de los pocos dise?adores que todav¨ªa crea tendencia. Las burguesas de finales de los setenta que rescat¨® para su debut en Celine est¨¢n hoy en todas partes. De Zara a marcas de lujo lideradas por dise?adores supuestamente m¨¢s creativos. Y seguramente suceder¨¢ lo mismo con los pantalones que propone para el pr¨®ximo invierno: muy estrechos por encima de la rodilla, ligeramente acampanados despu¨¦s y con el tobillo visto. Alrededor de esta prenda construye una colecci¨®n que se retrotrae a la escena rock de los setenta: camisas con chorreras rematadas con cristales, chupas de cuero a la cintura y, por supuesto, las bermudas y blusas con lazada en torno a las que ha construido la nueva identidad de Celine. Unos c¨®digos que ha conseguido hacer reconocibles en tiempo r¨¦cord y que amplia con una serie de vestidos en terciopelo e incrustaciones doradas que hubiese podido llevar Sharon Tate.
A veces es un gesto y no una colecci¨®n lo que marca la diferencia. Con los desfiles de A.P.C y Agn¨¨s B suspendidos por el coronavirus, la firma Issey Miyake decidi¨® cerrar el suyo uniendo a sus modelos a trav¨¦s de la ropa. Concretamente, mediante coloridos vestidos de punto cosidos entre s¨ª en una gran cadena. La marca lanzaba as¨ª un mensaje m¨¢s que pertinente en esta semana de la moda atenazada por el contagio: que el miedo no nos impida permanecer juntos.
Herm¨¨s supera las expectativas al insuflar colores vivos a su tradicional paleta de beiges e incorporar prendas que rejuvenecen y completan su impecable puesta cl¨¢sica: petos de aire industrial, pantalones de silueta retro, botas ligeramente ortop¨¦dicas y jerseys con cuellos troquelados por donde pasan los m¨ªticos pa?uelos de la casa francesa o collares con cierres met¨¢licos. Menos delicado, pero m¨¢s relevante.
Esta temporada, Valentino ha querido crear un uniforme para la mujer contempor¨¢nea que, seg¨²n explicaba en su nota de prensa, no anule su personalidad sino que permita que esta acapare todo el protagonismo. Para conseguirlo, su director creativo Pierpaolo Piccioli escoge el color negro como hilo conductor, depura las l¨ªneas de los patrones y ofrece chaquetas de cuero, vestidos sencillos y vol¨¢tiles, y muchos m¨¢s pantalones de lo que viene siendo habitual en la marca; pero tambi¨¦n tops palabra de honor, profusi¨®n de transparencias y vestidos con rom¨¢nticas espaldas al aire. Sus prendas resultan m¨¢s intimistas y contenidas, pero la delicadeza, los bordados y el romanticismo -aunque en menor intensidad- siguen definiendo el trabajo del italiano. Al final, Piccioli tira al monte.
Altuzarra apuesta por trajes de americana y chaqueta entallados y con las solapas abiertas como si de un escote barco se tratara. Todo complementado por zapatos con pelo en colores pastel. Thome Browne declina su traviesa sastrer¨ªa brit¨¢nica en infinitos tejidos y acabados sobre una pasarela convertida en bosque nevado y los modelos caracterizados como animales selv¨¢ticos: un cuento fant¨¢stico que habla tambi¨¦n de uniformes.
Elie Saab se inspira en Espa?a para su colecci¨®n, pone a Rosal¨ªa de banda sonora y satura sus vestidos con lunares, volantes y plumas que vienen a sumarse a la pedrer¨ªa y bordados preexistentes. Como dir¨ªa la cantante catalana: ¡°Malamente, tra tr¨¢¡±.
David contra Goliat
Hace ya tiempo que con su peque?a marca independiente el dise?ador belga Haider Ackermann le enmienda la plana a las grandes firmas globales que dominan, supuestamente, la semana de la moda de Par¨ªs. Qu¨¦ podr¨ªa hacer si tuviese los recursos, distribuci¨®n y proyecci¨®n de uno de estos gigantes es algo que solo un contrato con un grupo internacional puede responder. Mientras tanto, su desfile del s¨¢bado sirvi¨® para hacer alarde, una vez m¨¢s, de dos cualidades que no abundan en la industria del lujo actual: versatilidad y una capacidad natural para leer los deseos del consumidor actual. La prueba: sus poderosos trajes, donde las enormes americanas se colaban por dentro de los anchos pantalones como una camisa o se ce?¨ªan con largos cinturones. Y su serie de vestidos esmoquin de l¨ªneas rectas con las solapas pintadas en blanco y escotes recortados geom¨¦tricamente como si se tratase de un trabajo de papiroflexia.