Eric Yuan, el inventor de Zoom que permite relacionarse en tiempos de crisis
La plataforma de videochats de este empresario chino afincado en Silicon Valley duplica su valor convertida en una herramienta de comunicaci¨®n durante el coronavirus
Ocho veces Estados Unidos le neg¨® la visa de residencia y otras nueve Eric Yuan (nacido Yu¨¢nZh¨¥ngen 1969) volvi¨® a intentarlo. Lo consigui¨® en 1990 cuando ya ten¨ªa un t¨ªtulo de Inform¨¢tica de la Universidad de Ciencia y Tecnolog¨ªa de Shamdong, la provincia donde naci¨® a 540 kil¨®metros de Pek¨ªn (China). La semana pasada cuando el Nasdaq se derrumbaba en Wall Street por el en¨¦simo impacto del coronavirus s...
Ocho veces Estados Unidos le neg¨® la visa de residencia y otras nueve Eric Yuan (nacido Yu¨¢nZh¨¥ngen 1969) volvi¨® a intentarlo. Lo consigui¨® en 1990 cuando ya ten¨ªa un t¨ªtulo de Inform¨¢tica de la Universidad de Ciencia y Tecnolog¨ªa de Shamdong, la provincia donde naci¨® a 540 kil¨®metros de Pek¨ªn (China). La semana pasada cuando el Nasdaq se derrumbaba en Wall Street por el en¨¦simo impacto del coronavirus solo hab¨ªa un hombre tranquilo en Silicon Valley, ¨¦l, convertido en el empresario chino estadounidense que en 2011 fund¨® Zoom Video Communications, la plataforma de videochats que ha duplicado su valor en tres meses.
Zoom es ese sitio de Internet donde teletrabaja medio mundo; donde se queda los domingos al verm¨² y los viernes a las ca?as; donde se imparten clases online de colegios; donde se practica deporte; donde abuelos y nietos confinados tienen sus meriendas; donde los m¨¦dicos pasan sus consultas no urgentes. Lo poco que queda de tumulto y vida social en estos tiempos est¨¢ en Zoom, la plataforma que define la era del coronavirus. El pasado mi¨¦rcoles, 343.000 personas se bajaron su aplicaci¨®n para llevarla en el m¨®vil (datos registrados solo en tel¨¦fonos Android).
Casi al mismo tiempo, Yuan, de 50 a?os, entraba como una tromba en el ¨ªndice de multimillonarios de Bloomberg. En enero no aparec¨ªa en este ranking de las 500 personas m¨¢s ricas del mundo, y en marzo se col¨® llegando a alcanzar el puesto 184, cuando su empresa empez¨® a valer 2.000 millones de d¨®lares m¨¢s, el cuarto incremento de valor m¨¢s grande que ha registrado Bloomberg en su historia. Su fortuna se calcula ahora en 7.8000 millones de d¨®lares.
Cuando aquel joven ingeniero chino consigui¨® su visa se estableci¨® en Silicon Valley. Estaba fascinado por la leyenda de los semidioses del Valle del Silicio, sobre todo por Bill Gates. Para hacerse fuerte en el valle ¡ªseg¨²n cont¨® al diario Financial Times¡ª sigui¨® un solo principio que aprendi¨® de su padre: ¡°Trabaja duro y s¨¦ humilde¡±. Sus padres eran ingenieros de minas y desde muy temprano sufrieron el pulso creativo y emprendedor de su hijo. Seg¨²n la edici¨®n estadounidense de Forbes, Yuan estaba en cuarto grado cuando empez¨® a recolectar chatarra para reciclar el cobre y venderlo, y el material sobrante decidi¨® quemarlo en una caba?a cercana a la urbanizaci¨®n de sus padres. Para su horror algo sali¨® mal y los vecinos acabaron llamando a los bomberos: ¡°Mis padres estaban realmente enfadados¡±. Yuan, nacido en la misma zona en que lo hizo Confucio, parec¨ªa destinado a aplicar las ense?anzas del maestro: ¡°El hombre superior es persistente en el camino cierto, y no solo persistente¡±.
Estudi¨® Matem¨¢ticas Aplicadas e Inform¨¢tica y a los 22 a?os se cas¨® con una compa?era de la universidad. Cuenta la mitolog¨ªa de Silicon Valley que la idea de Zoom naci¨® en los viajes de diez horas que Yuan ten¨ªa que hacer para ir a verla. En el verano de 1997, Xuan ya estaba trabajando en WebEx, una compa?¨ªa de v¨ªdeo conferencias ubicada en Milpitas, California. En 2007 WebEx fue adquirida por el gigante Cisco que lo fich¨® para dirigir su grupo de ingenier¨ªa. Y entonces lleg¨® la revoluci¨®n de los tel¨¦fonos inteligentes, con el iPhone a la cabeza, y Yuan empez¨® a pensar en un servicio de videochat m¨¢s ligero y f¨¢cil de usar. Un servicio que estuviera en todas partes y en ninguna: una plataforma en la nube. Yuan intent¨® convencer a sus jefes de dar el salto pero ¡°estaban empe?ados en hacer otro Facebook¡±, as¨ª que despu¨¦s de negociar mucho con su esposa, dej¨® Cisco y se fue a vivir el mal sue?o de fundar una start up.
Los primeros millones los consigui¨® m¨¢s por la fe que ten¨ªan en ¨¦l sus amigos y no tanto por su idea. Con Skype y los hangouts de Google en pleno auge no parec¨ªa que hubiera m¨¢s oportunidades en el mercado de la videoconferencia. Excepto si nac¨ªa una estrella. Una plataforma que se abriera al primer clic y le pusiera en un ¡°sal¨®n de reuniones¡± con otras 25 personas, y todo eso sin fallar una vez. Zoom Video Communication se fund¨® en 2011 y empez¨® a funcionar en 2013 con un mill¨®n de usuarios.
Eric Yuan parece tener el don de la ubicuidad. Todo el mundo lo conoce o cree recordar haber estado con ¨¦l en alg¨²n sitio. Sin embargo, no se prodiga demasiado y apenas viaja. Su secreto para estar en todas partes es, obviamente, Zoom. Para los grandes acontecimientos, como el debut de Zoom en la Bolsa de Nueva York se permiti¨® coger un avi¨®n. Por ese motivo, 2019 fue muy movido para su gusto, viaj¨® cuatro veces durante el a?o cuando su prop¨®sito es hacer la mitad de desplazamientos. Para no aburrirse cuenta con una de las prestaciones m¨¢s exitosas de Zoom: los fondos virtuales que permiten escoger la puesta en escena para cada evento y que, al parecer, le dan la vida a Eric Yuan, que lo mismo teletrabaja con un fondo de palmeras en Malib¨² que comiendo un perrito caliente en una concurrida Times Square.
Su n¨²cleo duro, todos ahora millonarios gracias a sus acciones en Zoom, no termina de sorprenderse. Seg¨²n cuenta Forbes, para celebrar el A?o Nuevo Chino reparti¨® unos sobres rojos sellados a los 1.700 empleados de la sede de San Jos¨¦, los fue llamando a cada uno por su nombre y les pidi¨® que no lo abrieran. ¡°Hasta que yo no me haya ido. Es mucho dinero¡±. Los zoomers, as¨ª llaman a los que trabajan en la plataforma, encontraron en sus sobres un billete de dos d¨®lares, s¨ªmbolo de prosperidad y buena suerte. Seg¨²n cuentan, se trata de un hombre tremendamente austero que no ha adquirido man¨ªas de nuevo rico y sigue tomando el Calltrain, el tren de cercan¨ªas que conecta los pueblos del ¨¢rea de la bah¨ªa de San Francisco. Tambi¨¦n conduce un Tesla porque ¡°est¨¢ bien dise?ado, es muy r¨¢pido y, adem¨¢s, son clientes¡±, reconoci¨® el propio Yuan al Financial Times.
La crisis del coronavirus lo ha colocado al fin donde siempre quiso estar, en el sitio del l¨ªder que salva los muebles mientras el todo se derrumba. Su herramienta permite que el mundo mantenga cierta apariencia de normalidad en medio del caos. En los d¨ªas m¨¢s negros de China, Yuan elimin¨® el l¨ªmite de duraci¨®n de las videoconferencias para las escuelas de las provincias m¨¢s afectadas por la Covid-19. Y lo mismo acaba de hacer para varios colegios de Italia, Jap¨®n y Estados Unidos. Solo hay que ped¨ªrselo por Twitter (@ericsyuan), pues tiene fama de contestar siempre.