La crisis de la mediana edad
La proximidad a los 50 es en la que muchos nos enamoramos de alguien m¨¢s joven
Desde la portada de Diez Minutos, con Enrique Ponce y su novia veintea?era disfrutando un ba?o de mar en Moj¨¢car, con un agua tan verde y viva, asumo que los hombres tenemos una edad complicada. La mediana edad, la proximidad a los 50, en la que muchos nos enamoramos de alguien m¨¢s joven. E, igual que pas¨® entre Sans¨®n y Dalila, empieza entre estimulantes ba?os, maravillosos besos, inmensa emoci¨®n y termina, ay, con los templos templos por los suelos. ...
Desde la portada de Diez Minutos, con Enrique Ponce y su novia veintea?era disfrutando un ba?o de mar en Moj¨¢car, con un agua tan verde y viva, asumo que los hombres tenemos una edad complicada. La mediana edad, la proximidad a los 50, en la que muchos nos enamoramos de alguien m¨¢s joven. E, igual que pas¨® entre Sans¨®n y Dalila, empieza entre estimulantes ba?os, maravillosos besos, inmensa emoci¨®n y termina, ay, con los templos templos por los suelos. Y la fuerza perdida.
Tengo muy presente a Sans¨®n y Dalila porque he vuelto a ver la pel¨ªcula protagonizada por V¨ªctor Mature y Hedy Lamarr, la actriz de extraordinaria belleza vuelve a la actualidad, rejuvenece porque fue la inventora del wifi y del GPS. Se puede ver toda su peripecia en Bombshell, un exhaustivo documental sobre su vida en Filmin. La curiosidad me llev¨® despu¨¦s a revisar el filme b¨ªblico lleno de telas brillosas y templos de cart¨®n piedra. Victor Mature es el ¨²nico Sans¨®n cre¨ªble de la historia cinematogr¨¢fica, descubr¨ª que compartimos el mismo tipo de cuerpo, forzudo, con t¨®rax protuberante pero pierna delgada a la que no siempre favorece la falda corta juvenil.
Record¨¦ mi momento Enrique Ponce, ese instante en que, cumplidos los 47 empec¨¦ a necesitar sentirme atractivo con m¨¢s urgencia de la habitual, capaz de volver a enamorarme, de desmarcarme un poquito del guion, la aventura. Siempre hay Dalilos pero lleg¨® ese, camuflado en una pancarta que pon¨ªa ¡°soy bueno¡±, que con un par de trucos, miradas y alguna que otra p¨®cima, me cort¨® el cabello y consigui¨® que perdiera mi fuerza. Ana Soria es una belleza de 22 a?os pertenece a una familia muy s¨®lida de Almer¨ªa, se parece m¨¢s a la hermana de Dalila, igual de rubia y aparentemente buena (en la pel¨ªcula la interpreta Angela Lansbury) va ser esa muchacha inesperada, casi milagrosa que todo lo trastoca y hace p¨²blico.
En un programa de televisi¨®n Carlos Ferrando (un reputado cronista social) me advirti¨® que estas im¨¢genes podr¨ªan ser dif¨ªciles para Paloma. Le respond¨ª: ?Y por qu¨¦ no se va ella a grabar un disco con Luis Miguel? Ferrando se ri¨® y me dijo: ¡°Luis Miguel lleva una vida muy distinta a la que est¨¢ acostumbrada Paloma¡±. No s¨¦ que quiso decir pero si ese Ponce acelerado est¨¢ ba?¨¢ndose en el agua de la juventud, Paloma Cuevas podr¨ªa reaccionar entequil¨¢ndose un poquito con el ir y venir del cantante mexicano que su todav¨ªa marido tanto admira.
El mundo parece estar pasando una crisis de la mediana edad. No solo la plaga, todo lo que ocurre tiene esa sensaci¨®n de evento b¨ªblico como de apote¨®sico final de Sans¨®n y Dalila. Y si lo vemos bien, muchos de los casos que nos ocupan vinculan a hombres de edad madura con hermosas mujeres mucho m¨¢s j¨®venes. Como Juan Carlos con Corinna. O Donald Trump con su tercera esposa, la primera dama Melania. Cada pareja parece enfrentada. Larsen con el em¨¦rito describe a un Jefe de Estado fascinado por el dinero con una m¨¢quina para contarlo en su palacio. Una de las im¨¢genes m¨¢s b¨ªblicas que podamos imaginar.
En la Casa Blanca quiz¨¢s no tengan m¨¢quina contadora porque les sobra el dinero pero s¨ª que falta di¨¢logo entre la pareja presidencial. Trump ha creado divisi¨®n en su pa¨ªs, denostando la mascarilla. Si la usas, eres antiTrump. Y si no la llevas, colaboraras en su reelecci¨®n. ?Y qui¨¦n se ha fotografiado con una mascarilla? Su esposa, Melania, la primera dama. Eso es un golpe maestro, es como estar en ambos lados. O como un corte de pelo a Sans¨®n con las tijeras de una nueva Dalila.