Los mensajeros de Meghan Markle y el pr¨ªncipe Enrique
Los duques de Sussex utilizan a amigos y aliados para responder a las cr¨ªticas desatadas por su entrevista con Oprah Winfrey
?Y si la crisis desatada en la monarqu¨ªa brit¨¢nica por Meghan Markle y el pr¨ªncipe Enrique hubiera sido un problema de comunicaci¨®n? Es una pregunta trampa, obviamente. Porque a estas alturas apenas quedan personas que no hayan tomado partido en el conflicto provocado por una entrevista que no dej¨® nada a la improvisaci¨®n. ...
?Y si la crisis desatada en la monarqu¨ªa brit¨¢nica por Meghan Markle y el pr¨ªncipe Enrique hubiera sido un problema de comunicaci¨®n? Es una pregunta trampa, obviamente. Porque a estas alturas apenas quedan personas que no hayan tomado partido en el conflicto provocado por una entrevista que no dej¨® nada a la improvisaci¨®n. La conversaci¨®n, entre piedra y enredaderas, con la presentadora Oprah Winfrey fue el ejercicio de comunicaci¨®n m¨¢s ensayado y medido en tiempos recientes. El rastro de inc¨®gnitas, incoherencias o acusaciones no respaldadas que dejaron los duques de Sussex, sin embargo, ha despertado la voracidad de los tabloides brit¨¢nicos, que no est¨¢n dispuestos a soltar la presa. Meghan y Enrique han renunciado a alimentar ese canal de odio y beneficio mutuo que conecta a la familia real con la prensa amarilla desde hace d¨¦cadas. El ¡°contrato invisible¡± al que hac¨ªa referencia el duque de Sussex. ¡°Si est¨¢s dispuesto a compartir un vino o una cena, y ofrecer un acceso completo a todos estos reporteros, obtendr¨¢s mucha mejor prensa¡±, denunciaba Enrique.
No se trata de ninguna logia secreta o de un pacto inconfesable, sino de una realidad mucho m¨¢s simple, y a la vez m¨¢s compleja de manejar. Los periodistas que cubren los asuntos de la casa real brit¨¢nica utilizan una forma de rotaci¨®n imitada por otras monarqu¨ªas europeas. En cada acto oficial se permite el acceso a un reportero, un fot¨®grafo y un camar¨®grafo que compartir¨¢n luego su material ¨Dim¨¢genes, informaci¨®n y chascarrillos¨D con el resto de medios adscritos al sistema. El problema viene despu¨¦s, porque los discursos o las fotograf¨ªas son fijos, pero las interpretaciones de los gestos y el contexto, maleables. Y para contrarrestar esa amenaza los aliados son necesarios. Bien en forma de amigos que desde el anonimato presentan la versi¨®n de las partes, bien bajo la autoridad de presuntos ¡°expertos en la realeza¡± de los que los tabloides no se cansan de echar mano. O mediante periodistas c¨®mplices a los que se brinda amplia entrada en la intimidad a cambio de una versi¨®n favorable.
El ¨²ltimo intento de ensayar esta ¨²ltima variedad tuvo como resultado el libro Finding Freedom (Encontrando la Libertad), de Omid Scobie y Carolyn Durand, ¡°un intento de crear un retrato ¨ªntimo y riguroso de una pareja real verdaderamente moderna [Meghan y Enrique] que, aunque sus decisiones hayan supuesto cr¨ªticas o elogios, ha sabido permanecer siempre fiel a sus creencias¡±, seg¨²n los autores. Esta especie de manifiesto autorizado apareci¨® en medio de la pandemia, y no logr¨® calmar el ¨¢nimo de los que segu¨ªan presentando a la pareja como un par de adolescentes malcriados que hab¨ªan huido de sus obligaciones, ni obtener la atenci¨®n de aquellos medios que hubieran sido m¨¢s proclives a la comprensi¨®n y apoyo a los duques de Sussex en una batalla que se presentaba entonces banal, empeque?ecida por la tragedia que viv¨ªa el pa¨ªs.
Son contadas las ocasiones en las que un miembro de la familia real brit¨¢nica se coloca ante las c¨¢maras para contar ¡°su verdad¡±. Y la mayor¨ªa han sido explosivas. Ninguna ha servido para zanjar el debate, porque est¨¢ en su propia naturaleza que nunca termine. El espect¨¢culo debe continuar. As¨ª que los Sussex, tras la entrevista con Winfrey, han vuelto a la t¨¦cnica tradicional para seguir enviando recados y contestar a los reproches. Ha sido la periodista estadounidense Gayle King, amiga de la pareja, la encargada de revelar que Enrique ha hablado finalmente con su hermano Guillermo y su padre Carlos de Inglaterra: ¡°Seg¨²n me han contado, las conversaciones no resultaron muy productivas. Pero est¨¢n contentos de que el di¨¢logo se haya reanudado¡±, relataba King. Tambi¨¦n ha sido ella la que ha justificado que la entrevista se emitiera justo cuando el pr¨ªncipe Felipe de Edimburgo, de 99 a?os, yac¨ªa convaleciente en el hospital despu¨¦s de ser sometido a una delicada operaci¨®n de coraz¨®n. ¡°Fue programada y grabada antes de que le hospitalizaran¡±, ha justificado. ¡°Si algo, Dios no lo quiera, le hubiera sucedido, la programaci¨®n se habr¨ªa suspendido¡±.
Meghan Markle y el pr¨ªncipe Enrique no han renunciado al juego de mensajes entrecruzados, a trav¨¦s de intermediarios, que lleva d¨¦cadas practicando la familia real brit¨¢nica. Solo han decidido mantenerse en territorio amigo a miles de kil¨®metros de distancia de Londres. Otra v¨ªctima de la sa?a de los tabloides, Camilla Parker Bowles, eligi¨® el camino contrario. Definida en su momento como la ¡°mujer m¨¢s odiada del Reino Unido¡±, en el momento ¨¢lgido de su romance con el pr¨ªncipe de Gales y la ruptura con Lady Di, la duquesa de Cornualles utiliz¨® la paciencia, el sentido del humor y la intuici¨®n de que nada es m¨¢s voluble que la opini¨®n p¨²blica para dar la vuelta a la situaci¨®n. Aprendi¨® el nombre de cada uno de los periodistas que cubr¨ªan sus actos, les colm¨® de gestos c¨®mplices, entendi¨® cu¨¢l era el momento preciso para sonre¨ªr a la c¨¢mara o soltar un comentario preciso. A diferencia de Meghan, la futura reina consorte ¨Dy cada vez es mayor la aceptaci¨®n entre los brit¨¢nicos de ese hecho¨D entendi¨® que nada domestica m¨¢s a los medios que cultivar su vanidad y hacerles un poco de caso.