Las acusaciones de los duques de Sussex deterioran la imagen de la familia real brit¨¢nica en Canad¨¢
El pa¨ªs, una monarqu¨ªa constitucional cuya cabeza es la reina Isabel II, cuestiona los v¨ªnculos con la corona tras las denuncias de racismo difundidas por el pr¨ªncipe Enrique y Meghan Markle
La entrevista de Oprah Winfrey al pr¨ªncipe Enrique y Meghan Markle no solo ha tenido repercusi¨®n en los salones del palacio de Buckingham. La ola expansiva de las denuncias de racismo, manipulaci¨®n y crueldad que los duques de Sussex lanzaron contra la Casa Real lleg¨® hasta Canad¨¢. El pa¨ªs norteamericano, miembro de la Commonwealth, es una monarqu¨ªa constitucional cuya jefatura de Estado recae en la reina Isabel II. Este v¨ªnculo con la corona brit¨¢nica ha sumado cuestionamientos con el tiempo, acrecentados ahora.
Los comentarios en redes sociales clamaban por cortar puentes con una instituci¨®n cuyos valores no tienen cabida en Canad¨¢; otros exigieron que las arcas p¨²blicas no destinen un centavo m¨¢s a los distintos gastos de representaci¨®n de la corona brit¨¢nica. Los principales medios del pa¨ªs dedicaron espacios al asunto. ¡°La entrevista muestra c¨®mo la familia real est¨¢ atrapada en el pasado¡±, escribi¨® Elizabeth Renzetti en The Globe and Mail. Jagmeet Singh, l¨ªder del Nuevo Partido Democr¨¢tico, declar¨® este martes: ¡°Creo que est¨¢ claro y lo he dicho otras veces: no veo beneficios de la monarqu¨ªa en la vida de los canadienses¡±. Yves-Fran?ois Blanchet, dirigente del Bloque Quebequ¨¦s subray¨® especialmente el poco inter¨¦s que genera la corona en la provincia de habla francesa.
La Confederaci¨®n canadiense naci¨® en 1867. Sin embargo, en 1982 Canad¨¢ ¡ªbajo el Gobierno de Pierre Elliott Trudeau¡ª modific¨® su orden constitucional. A pesar de esta soberan¨ªa jur¨ªdica, la reina Isabel II continu¨® como cabeza del Estado. Su representante en el pa¨ªs es el gobernador general, nominaci¨®n a cargo del primer ministro canadiense, pero la reina debe dar su visto bueno. Asimismo, existe un representante de la monarca (un vicegobernador) en cada una de las provincias.
Las simpat¨ªas por la monarqu¨ªa vuelan cada vez m¨¢s bajo en Canad¨¢. De acuerdo con una encuesta de la firma Research Co., el 45% de los canadienses quiere tener a un jefe de Estado emanado de los comicios (13 puntos m¨¢s que en un sondeo similar realizado el a?o pasado). El 24% se?al¨® sentir apego por la corona (la cifra m¨¢s baja en 12 a?os), mientras que hubo un 13% de indecisos.
La entrevista a los duques de Sussex dibuja una raya m¨¢s en la pizarra del desencanto canadiense hacia la monarqu¨ªa. En febrero de 2020, cuando el pr¨ªncipe Enrique y Meghan Markle decidieron instalarse en Vancouver para huir de los paparazzis y las intrigas palaciegas, hubo pocas quejas. Pero un sondeo arroj¨® que el 73% de los consultados estaba en desacuerdo con que se destinaran fondos p¨²blicos para cubrir cualquiera de sus gastos.
En 2020, Canad¨¢ destin¨® poco m¨¢s de 67 millones de d¨®lares canadienses (53 millones de d¨®lares estadounidenses, unos 44 millones de euros) para cubrir gastos relacionados con la corona; entre ellos, viajes, ceremonias oficiales, pensiones y servicios de seguridad. El malestar, en cualquier caso, viene de tiempo atr¨¢s. Julie Payette, gobernadora general de Canad¨¢ (y por tanto representante de la reina Isabel II), tuvo que dejar su cargo en enero de este a?o tras ser acusada de maltrato a sus empleados. Las cr¨ªticas arreciaron cuando se supo que Julie Payette recibir¨¢ una pensi¨®n vitalicia anual de 150.000 d¨®lares canadienses (118.000 d¨®lares).
Este martes, el primer ministro Justin Trudeau, preguntado por los periodistas, rechaz¨® comentar la situaci¨®n de la familia real brit¨¢nica.¡°Mi prioridad es la covid-19 y la vacunaci¨®n¡±, se?al¨®. ¡°Si las personas quieren hablar sobre modificaciones constitucionales y cambiar nuestro sistema de Gobierno, no pasa nada. Pueden tener esas conversaciones. Pero ahora mismo, yo no las estoy teniendo¡±, a?adi¨®.
Algunas voces se?alan que Canad¨¢ deber¨ªa inspirarse en Barbados, un pa¨ªs que tambi¨¦n forma parte de la Commonwealth y que a partir de noviembre de este a?o dejar¨¢ de reconocer a la monarca brit¨¢nica como su jefa de Estado, convirti¨¦ndose en una rep¨²blica. No obstante, diversos expertos han se?alado que, incluso si las fuerzas pol¨ªticas canadienses quisieran abrir este debate, los mecanismos constitucionales har¨ªan la tarea complicada. El motivo es que un cambio de esta magnitud implicar¨ªa contar con la aprobaci¨®n de la C¨¢mara baja y del Senado, adem¨¢s del visto bueno de todas las provincias.
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