Thal¨ªa: ¡°Si quieres que te acepten, que te den ¡®likes¡¯ y que te quieran, ya la jodiste¡±

Los papeles han cambiado. Hoy es ella, la artista con may¨²sculas, la reina del pop e icono de la cultura latina durante las ¨²ltimas cuatro d¨¦cadas, la que abraza el rol de fan¨¢tica incondicional y ardiente grupi: ¡°Cada vez que me manda un mensaje o platicamos, yo grito. Es como si saliera de los p¨®sters de mi habitaci¨®n de adolescente. Me emociono porque fue mi primer crush. O sea, es David Summers, carajo¡±. Ni la frialdad intr¨ªnseca de una videollamada rebaja un ¨¢pice el entusiasmo y la dulzura gran¨ªtica que ...

Los papeles han cambiado. Hoy es ella, la artista con may¨²sculas, la reina del pop e icono de la cultura latina durante las ¨²ltimas cuatro d¨¦cadas, la que abraza el rol de fan¨¢tica incondicional y ardiente grupi: ¡°Cada vez que me manda un mensaje o platicamos, yo grito. Es como si saliera de los p¨®sters de mi habitaci¨®n de adolescente. Me emociono porque fue mi primer crush. O sea, es David Summers, carajo¡±. Ni la frialdad intr¨ªnseca de una videollamada rebaja un ¨¢pice el entusiasmo y la dulzura gran¨ªtica que despliega la artista mexicana Thal¨ªa (Ciudad de M¨¦xico, 51 a?os) al desgranar su amor plat¨®nico por el l¨ªder de Hombres G, el grupo protagonista de su adolescencia musical y ahora detonante de su nuevo proyecto profesional. ThaIia¡¯s Mixtape: El Soundtrack de Mi Vida es un homenaje en forma de ¨¢lbum y docuserie a la escena del rock y el pop en espa?ol en los que bandas como Soda Stereo, Mecano o la mencionada formaci¨®n madrile?a comparten con ella las joyas de sus respectivas discograf¨ªas. ¡°En el verano de 2019, mientras viajaba en mi carro, escuch¨¦ Devu¨¦lveme a mi chica y arranc¨® este sue?o en mi cabeza: yo quer¨ªa ver a David Summers destrozando ese Ford Fiesta blanco y prendiendo en llamas ese jersey amarillo¡±, recuerda ahora.

Un sue?o cumplido m¨¢s en la extensa lista de hitos de la int¨¦rprete de ¨¦xitos como Arrasando, impulsado en esta ocasi¨®n por el deseo de que las nuevas generaciones en general, y sus dos hijos en particular, conozcan de su mano las mechas m¨¢s centelleantes de su fuego art¨ªstico. Sentada en un peque?o set decorado con el esp¨ªritu ochentero que impregna el disco ¡ªque se publica este 28 de abril¡ª, alega que ¡°ellos tienen que saber de d¨®nde viene la m¨²sica, su transcurso y evoluci¨®n¡±.

Pero que nadie espere encontrarse en unos a?os con un nuevo caso de cachorros del nepotismo en la industria musical. Sabrina (de 15 a?os) y Matthew (de 11), fruto de su matrimonio de 22 a?os con el productor discogr¨¢fico Tommy Mottola, parecen estar lejos de querer seguir los pasos profesionales de sus progenitores. ¡°Est¨¢n en la onda creativa, pero el mundo del entretenimiento no les interesa en absoluto: hacen dise?o de computaci¨®n, animaci¨®n, crean c¨®mics¡­ No quieren estar jam¨¢s en el ojo de la c¨¢mara¡±, explica Thal¨ªa.

La cantante, que con solo un a?o de vida ya anunciaba refrescos en televisi¨®n, conoce bien los rigores de la exposici¨®n temprana. Ep¨ªtome de ni?a prodigio, vivi¨® sus primeros a?os de vida entre audiciones y concursos de talentos y form¨® parte despu¨¦s de grupos adolescentes como Din-Din y Timbiriche. Defiende que no cambiar¨ªa nada de lo vivido, pero admite, con esa caracter¨ªstica mezcla suya de calidez y firmeza, que desear¨ªa haber empezado m¨¢s tarde su carrera art¨ªstica. ¡°Me hubiera ahorrado eso de estar en los plat¨®s de televisi¨®n a los seis a?os modelando y haciendo coreograf¨ªas para entretener a los chiquitos en las fiestas infantiles. Los ni?os deben ser ni?os y nosotros debemos darles apoyo y amor¡±, precisa. Despu¨¦s llegar¨ªan telenovelas de ¨¦xito global como Rosalinda y una carrera como solista, siempre camale¨®nica, que la llevar¨ªa a liderar la explosi¨®n latina en territorio anglosaj¨®n con ¨¦xitos como Piel morena o Amor a la mexicana. Un camino que recorren hoy admiradores confesos como Maluma o Karol G, quien la calific¨® como ¡°su primer icono¡±. Ella agradece los halagos, pero se muestra expeditiva respecto a su relaci¨®n con la gloria de anta?o: ¡°El pasado es pasado, no puedo tratar de repetir lo que ya se hizo. Y mi mente no para. A veces me cuesta estar en el presente porque siempre estoy invent¨¢ndome proyectos¡±

El paso del tiempo no solo no ha convertido a Thal¨ªa en un juguete roto o en una diva amortizada tras despachar 25 millones de discos en todo el mundo. La int¨¦rprete sigue cosechando ¨¦xitos globales como No me acuerdo y brilla en su faceta de influencer viral en TikTok o Instagram, donde supera los 20 millones de seguidores. Due?a de una gen¨¦tica tan privilegiada como cultivada, su estatus como icono de estilo se ha mantenido imperturbable a tenor del frenes¨ª con el que los medios de comunicaci¨®n iberoamericanos teclean noticias sobre cada uno de sus cambios de look. A los 51 a?os, ella se niega a que ¡°el tab¨² de la edad¡± suponga un estorbo o una rienda a su determinaci¨®n de seguir arrasando con la vida. ¡°?Cu¨¢ntos a?os tiene?¡¯, ¡®?cu¨¢ntos seguidores y likes?¡¯, ¡®?cu¨¢ntos premios y r¨¦cords?¡¯ No tiene sentido ver al ser humano en n¨²meros¡±, reprocha con un rictus algo m¨¢s sobrio. ¡°Es importante poner en la mesa temas como el edadismo, pero desde una perspectiva de amor y respeto al otro. Al final, es importante entender que todos vamos a la tumba. Todos vamos a ir para all¨¢¡±.

?Qu¨¦ ha hecho bien entonces para que la discriminaci¨®n por edad que acostumbra a castigar a las estrellas femeninas en la industria musical no haya hecho mella en ella? Thal¨ªa enumera ingredientes como la disciplina, la terquedad ¡ª¡±yo digo s¨ª hasta que me digan que s¨ª¡±¡ª y la pasi¨®n, pero subraya la honestidad como la cualidad m¨¢s importante. ¡°Si quieres que te acepten, que te den likes y que te quieran, ya la jodiste, ya echaste a perder la cosa. Tienes que ser t¨². Habr¨¢ gente a la que no le guste lo que hagas, pero otros se identificar¨¢n contigo y querr¨¢n seguir tu mensaje. La autenticidad es lo que me mantiene aqu¨ª¡±. Un mantra que vuelve a repetir justo antes de dar por finalizada nuestra charla: ¡°S¨¦ t¨²¡±.