Negociaciones Espa?a-CEE, en Madrid
Alquiler ilegal de chabolas en Portugalete
Manifestaci¨®n en defensa del puesto de trabajo, en Bilbao
El traspaso de poderes, preocupaci¨®n de Tarradellas
China aventaja a la URSS en sus relaciones con la CEE
El Patrimonio Nacional renuncia a 700.000 pesetas
La Seguridad Social gasta m¨¢s que el Estado
Arrecian las cr¨ªticas contra la exclusi¨®n de Navarra del distrito vasco
Reuni¨®n de la Internacional Juvenil Socialista
Rueda de prensa del presidente del INI
Estados Unidos e Israel discrepan sobre la Conferencia de Ginebra
El jurado de Coches-Cama se suma al paro
Angel Teruel, operado de nuevo
El centralismo como causante de la degradaci¨®n
Huelga de basureros en Oviedo
El proyecto de ley del divorcio constar¨¢ de 16 art¨ªculos
Nazario Aguado
'Una sensacion general de desencanto'
Fusi¨®n de ETA-militar y los comandos especiales
A debate la incompatibilidad de tres diputados de UCD
Intensa actividad negociadora de Marcelino Oreja en la ONU
Un pacto hist¨®rico
Despedidos en un grupo de sociedades de la familia Camu?as
Diecisiete objetores espa?oles esperan juicio
El Tribunal de las Aguas de Valencia mantendr¨¢ su independencia
Comp¨¢s de espera ante una entrevista de algodoneros con el ministro de Agricultura
Comp¨¢s de espera ante una entrevista de algodoneros con el ministro de Agricultura. Un comp¨¢s de espera se ha abierto en el problema algodonero de la provincia despu¨¦s de que el gobernador civil, Luis Fern¨¢ndez y Fern¨¢ndez-Madrid, prometiese a una delegaci¨®n de la Uni¨®n de Agricultores y Ganaderos, a la que acompa?aba el diputado comunista Fernando Soto, gestionar de forma urgente una entrevista con el ministro de Agricultura, a fin de encontrar una soluci¨®n definitiva.Ante esta promesa, los 10.000 cultivadores de algod¨®n de Sevilla han decidido conceder una tregua, aunque se manifiestan partidarios de sacar sus tractores a la carretera si no se da una respuesta positiva a sus reivindicaciones de mejores precios (setenta pesetas por cada kilo de primera clase) y garant¨ªa de que las industrias desmotadores aceptar¨¢n el algod¨®n recogido.