Jean Prouv¨¦, el arquitecto que so?¨® con ser el Henry Ford de la vivienda
En los a?os cuarenta, el franc¨¦s proyect¨® casas unifamiliares concebidas para su construcci¨®n en serie siguiendo un proceso de montaje r¨¢pido y elemental. Un planteamiento muy similar al de la producci¨®n en cadena que la industria automovil¨ªstica empleaba desde hac¨ªa a?os
Jean Prouv¨¦ (Par¨ªs, 1901 ¨C Nancy, 1984) encarna el optimismo y fascinaci¨®n por el desarrollo cient¨ªfico caracter¨ªsticos de mediados del siglo XX que llev¨® a muchos creadores a confiar en el progreso tecnol¨®gico como soluci¨®n a los problemas del mundo moderno. En una Francia devastada por dos guerras mundiales, Prouv¨¦ cre¨ªa que construir de manera r¨¢pida y eficiente toda la nueva arquitectura que necesitaba su pa¨ªs exig¨ªa una transformaci¨®n profunda de la industria de la construcci¨®n.
Desde un lugar a medio camino entre...
Jean Prouv¨¦ (Par¨ªs, 1901 ¨C Nancy, 1984) encarna el optimismo y fascinaci¨®n por el desarrollo cient¨ªfico caracter¨ªsticos de mediados del siglo XX que llev¨® a muchos creadores a confiar en el progreso tecnol¨®gico como soluci¨®n a los problemas del mundo moderno. En una Francia devastada por dos guerras mundiales, Prouv¨¦ cre¨ªa que construir de manera r¨¢pida y eficiente toda la nueva arquitectura que necesitaba su pa¨ªs exig¨ªa una transformaci¨®n profunda de la industria de la construcci¨®n.
Desde un lugar a medio camino entre arquitecto, ingeniero, herrero y dise?ador de mobiliario, Prouv¨¦ trabaj¨® para el Ministerio de la Reconstrucci¨®n y Urbanismo, creado en octubre de 1944 por el Gobierno Provisional del general de Gaulle. All¨ª desarroll¨® varios prototipos experimentales de vivienda prefabricada para su producci¨®n industrial. ¡°Los prototipos de Prouv¨¦ muestran el trabajo de un creador con unos conocimientos t¨¦cnicos magistrales que, a trav¨¦s de materiales como el acero y el aluminio, sirven para crear formas bellas y atemporales¡±, asegura Olivier Cinqualbre, comisario jefe de la colecci¨®n de arquitectura del Centre Pompidou y de El universo de Jean Prouv¨¦. Arquitectura / Industria / Mobiliario (CaixaForum Madrid, hasta el 13 de junio de 2021).
Prouv¨¦ proyectaba viviendas unifamiliares modestas, concebidas para su construcci¨®n en serie y compuestas por unas pocas piezas met¨¢licas estandarizadas producidas en f¨¢brica. Una viga por aqu¨ª, y un panel de pared con ventana integrada por all¨¢. Como si se tratara de un mecano o un juguete de LEGO, estas piezas se llevaban al solar elegido y se ensamblaban in situ, siguiendo un proceso de montaje que deb¨ªa resultar r¨¢pido y elemental. ¡°Mis casas son muy sencillas porque creo que la industrializaci¨®n solo es posible con un reducido n¨²mero de componentes¡±, dijo. ¡°Cuando en una casa hay 5.000 tuercas y tornillos, hay que apretar las 5.000 tuercas y tornillos¡±.
El planteamiento era muy similar al de la producci¨®n en cadena que la industria automovil¨ªstica empleaba desde hac¨ªa a?os. Ya en la d¨¦cada de 1920, Henry Ford hab¨ªa perfeccionado un sistema de especializaci¨®n del trabajo que le permit¨ªa fabricar un Ford Model T cada 24 segundos. Ford inund¨® el mercado, los precios cayeron, y democratiz¨® el acceso del ciudadano medio estadounidense al coche en propiedad. ¡°Jean Prouv¨¦ so?¨® con ser el Henry Ford de la vivienda¡±, escribieron Norman Foster y Luis Fern¨¢ndez-Galiano en un texto publicado con motivo de la exposici¨®n Belleza fabricada que tuvo lugar en la galer¨ªa Ivorypress de Madrid en 2011.
Uno de sus prototipos m¨¢s celebrados fue la Maison Tropicale (1949), concebida para su implantaci¨®n en las colonias francesas en N¨ªger y el Congo. Se trataba de una edificaci¨®n flexible y multifuncional, que se proteg¨ªa del duro sol africano con una serie de brise-soleil orientables y una apertura longitudinal en la cubierta que favorec¨ªa la circulaci¨®n de aire. Este sistema de ventilaci¨®n natural estaba inspirado en las construcciones tradicionales locales y ayudaba a mantener el interior a una temperatura razonable sin necesidad de utilizar aire acondicionado. La casa estaba hecha con paneles est¨¢ndar de chapa plegada de aluminio, un material especialmente bien adaptado al clima tropical (es insensible a la corrosi¨®n y refleja el 95% de los rayos infrarrojos), lo que permit¨ªa empaquetar toda la casa en un embalaje plano y muy ligero, ideal para su transporte en avi¨®n desde Francia hasta los territorios de ultramar.
La Maison Coque (1951), por su parte, funcionaba como una c¨¢scara estructural a base de elementos modulables cuya forma redondeada recuerda a la carrocer¨ªa de un 2CV. ¡°Una casa es como un autom¨®vil¡±, repet¨ªa Prouv¨¦ una y otra vez. No es de extra?ar que intentara (sin ¨¦xito) venderla como alojamientos para los trabajadores de su admirada Citro?n, que en aquel momento produc¨ªa 100.000 veh¨ªculos al a?o. La Maison Saharienne (1958), por su parte, se dise?¨® para los trabajadores del petr¨®leo radicados en el S¨¢hara, y reinterpretaba las jaimas tradicionales del desierto con una gran cubierta de aluminio que defin¨ªa con ligereza un espacio habitable en sombra permanente.
La Maison des Jours Meilleurs (1956) es, sin duda, uno de sus proyectos m¨¢s emocionantes. Se trata de un alojamiento de emergencia dise?ado para los sintecho parisinos, cuyo origen se encuentra en el esfuerzo coordinado por el Abate Pierre, un sacerdote franc¨¦s conocido por su compromiso en la lucha contra la exclusi¨®n y la pobreza, despu¨¦s de la oleada de muertes por congelaci¨®n que tuvo lugar en la capital francesa despu¨¦s de un invierno particularmente g¨¦lido. Este episodio, narrado por el arquitecto y profesor Alberto Ruiz Colmenar en Aquel invierno de 1954, muestra el compromiso social y posicionamiento moral de Prouv¨¦, que respondi¨® al encargo con un ¡°extra?o artefacto de esquinas redondeadas y techo plano de aluminio..., un prototipo barato y duradero, que se pod¨ªa montar en pocas horas¡± para que ¡°una familia pudiera construir con sus propias manos un hogar para toda una vida¡±.
Pero Prouv¨¦ no solo dise?aba para lugares ex¨®ticos, obreros o los m¨¢s desfavorecidos. Cre¨ªa en la industrializaci¨®n y predicaba con el ejemplo: su propia casa en Nancy, Francia, era un edificio ejecutado con piezas prefabricadas sobrantes de proyectos no culminados. Este ejercicio de reciclaje le sirvi¨® para demostrar a las autoridades locales que se pod¨ªa vivir con toda comodidad en una casa industrial y contempor¨¢nea. Pero, ?estaba la sociedad preparada para este cambio de paradigma?
La situaci¨®n en Estados Unidos invitaba al optimismo. El final de la Segunda Guerra Mundial hab¨ªa convertido el espacio dom¨¦stico en una obsesi¨®n nacional, en una especie de recompensa para los veteranos, a la vez que en otro frente en el que intentar ganar la Guerra Fr¨ªa al enemigo sovi¨¦tico. El gobierno cedi¨® el control a las grandes constructoras e inmobiliarias del pa¨ªs, que adoptaron las t¨¦cnicas de prefabricaci¨®n y producci¨®n en serie aprendidas de los procesos industriales para construir el nuevo paisaje urbano estadounidense de posguerra.
Seguramente el caso m¨¢s exitoso fuera el de William Levitt, presidente y creador de Levitt & Sons. Entre 1947 y 1970, la empresa construy¨® siete ciudades de nueva planta integradas por viviendas completamente prefabricadas en Nueva York, Pennsylvania, Nueva Jersey, Puerto Rico y Maryland, a las que llamaron Levittown, en honor a su ¡®padre fundador¡¯. Los grandes promotores americanos como Levitt utilizaron los m¨¦todos de prefabricaci¨®n y montaje en seco para producir viviendas lo m¨¢s baratas y en el menor tiempo posible.
Lo m¨¢s rentable era comprar grandes extensiones de terreno en los alrededores de las grandes ciudades y llenarlas de casitas de aspecto convencional que se repet¨ªan hasta la saciedad. ¡°Todas iguales¡± y ¡°hechas de ticky-tacky¡±, denunciaba en 1962 Malvina Reynolds en Little Boxes, un himno folk contra el conformismo de la clase media que la cantautora compuso despu¨¦s de visitar una de estas promociones en las afueras de San Francisco.
A pesar de lo anodino de aquellos nuevos suburbios, lo cierto es que el bajo costo de su fabricaci¨®n, en combinaci¨®n con los subsidios hipotecarios que hab¨ªa impulsado el gobierno, tuvo como consecuencia que comprar una casa de dos habitaciones en la Levittown de Nueva York resultara mucho m¨¢s barato que alquilar un apartamento en la ciudad. Tal como hab¨ªa sucedido con el Ford T, el discurso oficial pregonaba a los cuatro vientos que el capitalismo, la libre empresa y la poderosa industria estadounidenses permit¨ªan a todos sus ciudadanos cumplir el sue?o americano de convertirse en propietarios. Levitt era un h¨¦roe nacional.
A su manera, Prouv¨¦ quiso emular a aquellos visionarios norteamericanos. Con el fin de complementar su tarea de dise?ador con la de fabricante y empresario, en 1947 estableci¨® su propia f¨¢brica en Max¨¦ville. En los mejores momentos, dio empleo a m¨¢s de doscientos trabajadores. Prouv¨¦ se refer¨ªa a ellos como ¡°camaradas¡±. En julio de 1949 firm¨® un acuerdo con L¡¯Aluminium Fran?ais (AF), el consorcio de producci¨®n de aluminio del gobierno galo, con la esperanza de recibir grandes encargos que nunca llegaron. El mayor n¨²mero de casas dise?adas y fabricadas en los Ateliers Jean Prouv¨¦ se reuni¨® en Meudon, cerca de Par¨ªs, en 1950: un total de 14 unidades de su Maison Standard M¨¦tropole para residentes transitorios de rentas bajas. En 1953 perdi¨® el control de su f¨¢brica, y con ella, se esfumaba su sue?o de producir viviendas en masa como si fueran coches. Prouv¨¦ nunca ser¨ªa Ford, del mismo modo que Francia no era Estados Unidos.
¡°Jean Prouv¨¦ expresa de manera singularmente armoniosa el tipo de constructor que la ley a¨²n no acepta, pero que la ¨¦poca en que vivimos reclama¡±, dir¨ªa Le Corbusier, uno de los grandes arquitectos del siglo XX para los que trabaj¨® como consultor. Prouv¨¦ fue un adelantado a su tiempo, y tuvo que recorrer el camino de la incomprensi¨®n que tantas veces se reserva a los m¨¢s innovadores. Sin embargo, el destino le reservaba un ¨²ltimo golpe de buena suerte. En 1968, en el ocaso de su carrera como consultor independiente, Prouv¨¦ consigui¨® hacer realidad su sue?o de construir edificios prefabricados en serie. No fueron viviendas, sino gasolineras y estaciones de servicio. Junto con L¨¦on Petroff, desarroll¨® un sistema estructural modular de celos¨ªas espaciales que permit¨ªa que sus edificios se multiplicaran por docenas junto a la nueva red de autopistas con la que el gobierno franc¨¦s estaba vertebrando su territorio. Al fin, vivienda y autom¨®vil se daban la mano.
En pleno siglo XXI, cuando la escasez de vivienda sigue siendo un grave problema a nivel mundial (seg¨²n un estudio reciente realizado por ONU H¨¢bitat, m¨¢s de 1.800 millones de personas viven en barrios marginales y asentamientos informales, viviendas inadecuadas o sin hogar), tuvo lugar otra de esas carambolas inexplicables. En 2007, Christie¡¯s vendi¨® una de las Maisons Tropicales de Prouv¨¦ originalmente erigida en el Congo en 1951 por 4,97 millones de d¨®lares. Una casa peque?a, hecha de materiales industriales y concebida para su construcci¨®n en serie en ?frica, se transform¨® en una pomposa pieza de coleccionista del exclusivo mercado del arte contempor¨¢neo. El martillo del subastador pudo con el del herrero.