Britney Spears, la artista que me salv¨® de ser normal
Juan Sanguino, autor del libro ¡®Britney. One More Time¡¯, reflexiona lo que la artista supuso para una generaci¨®n que todav¨ªa creci¨® con miedo a ser diferente
Dec¨ªa Pere Gimferrer que el cine de Hollywood estaba pensado, en buena medida, para la supervivencia del ama de casa norteamericana y que por extensi¨®n acab¨® siendo un ¡°veh¨ªculo para la supervivencia¡± para el p¨²blico de la posguerra espa?ola. Durante el u?ltimo an?o se ha hablado mucho de co?mo el pu?blico ha salvado a Britney Spears, la princesa del pop encerrada en su torre de Las Vegas. Pero...
Dec¨ªa Pere Gimferrer que el cine de Hollywood estaba pensado, en buena medida, para la supervivencia del ama de casa norteamericana y que por extensi¨®n acab¨® siendo un ¡°veh¨ªculo para la supervivencia¡± para el p¨²blico de la posguerra espa?ola. Durante el u?ltimo an?o se ha hablado mucho de co?mo el pu?blico ha salvado a Britney Spears, la princesa del pop encerrada en su torre de Las Vegas. Pero antes ella nos habi?a salvado a nosotros. Una y otra vez.
Desde su primera aparici¨®n con ...Baby One More Time, Britney Spears se present¨® ante el mundo como una sublimaci¨®n de lo femenino. Hermosa, delicada, dulce, inocente, cari?osa, coqueta. Todo lo que una chica pod¨ªa ser. Era todo lo que una chica deb¨ªa ser. Y era todo lo que yo deb¨ªa reprimir.
A m¨ª nunca me contaron cuentos. Los mi?os salieron de la tele. Durante mi ado- lescencia, los vi?deos de Britney Spears me ofrecieron una ilusio?n vicaria: esta estrella, siempre tan generosa con la felicidad de los dema?s, me dejaba vivir a trave?s de ella. Y como ella, yo de nin?o habi?a querido ir a cla- ses de baile. En los noventa se llevaba entre las nin?as una cosa llamada gym jazz: nunca llegue? a saber lo que era porque me apun- taron a ka?rate. Asi? que algunas tardes me encerraba a bailar canciones de Britney en mi habitacio?n. Me daba tanto miedo que me pillaran que rezaba por que mis padres cre- yesen que me estaba masturbando, algo, sin duda, mucho menos vergonzoso.
La construcci¨®n de mi mundo privado ocurr¨ªa as¨ª, en privado, y cuantos m¨¢s a?os pasaba decor¨¢ndolo m¨¢s mecanizaba esa dualidad secreta: mi identidad, mi personalidad y mi vida p¨²blicas eran una cosa; mi intimidad, otra distinta. Y ambas nunca se mezclaban. Para cuando llegu¨¦ a la universidad, un edificio en el que todo lo que me gustaba era considerado intelectualmente indigno y risible, yo era capaz de proclamar con total naturalidad cu¨¢nto me gustaban los Strokes y lo poco que me interesaban las comedias roma?nticas. Ni siquiera me compre? In The Zone, el cuarto disco de Britney, porque no queri?a sentir la vergu?enza que habi?a sentido al comprar los tres anteriores.
Terenci Moix dedico? el primer volumen de sus memorias, El cine de los sa?bados, a ¡°todos aquellos que teni?an 20 an?os el di?a que murio? Marilyn¡±. Toda mi generacio?n recuerda el di?a que casi murio? Britney y lo que estaba haciendo: rei?rse de ella. De ella y de Cara Cunningham (entonces Chris Crocker), una fan que habi?a subido un vi?deo a YouTube suplicando entre sofocos que la deja?semos en paz. Leave Britney Alone se viralizo? (antes de que esa palabra existiera), y la fan acabo? saliendo por la tele, grabando una cancio?n llamada Mind The Gutter y protagonizando una peli porno. Ver el vi?deo de Leave Britney Alone me provocaba una vergu?enza en absoluto ajena, sino muy i?ntima: yo podi?a haber sido esa fan, llevaba a ese marico?n dentro, pero habi?a conseguido amordazarlo. La mi?a era una historia de e?xito. La suya, un fracaso. Yo era gay, ella era un marico?n. Si mis amigos poni?an el vi?deo entre copas yo me rei?a ma?s alto que nadie.
Ahora todo el mundo quiere ser raro: dec¨ªa Palomo Spain el mes pasado en ICON que hasta los skaters llevan collares de perlas. Y la alta cultura ha adoptado el discurso de Cara Cunningham. Ahora pienso en mi adolescencia, cuando la gente queri?a ser normal, pasar desapercibida y no destacar y me parece una civilizacio?n distinta. En muchos sentidos lo era. El final feliz del cuento de Britney es que no acabase como el de Marilyn. Britney ha sobrevivido. Cara ha sobrevivido. Y yo tambie?n.
Juan Sanguino es periodista y escritor. Acaba de publicar su tercer libro, Britney: One More Time (Bruguera)
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