Los mejores memes de Eurovisi¨®n 2023: la mofa croata, la conexi¨®n sueca con el bakalao y el baj¨®n espa?ol
La segunda victoria de Suecia con Loreen, el puesto 17 de Blanca Paloma en la clasificaci¨®n y la est¨¦tica retadoramente ¡®kitsch¡¯ de pa¨ªses como Croacia afilan el humor de los internautas
Hace un a?o, Estados Unidos puso en marcha su propia versi¨®n de Eurovisi¨®n. Fue un fracaso. Para recrear el festival, no basta con imitar su sentido del espect¨¢culo kitsch, estridente y apabullante. No basta con construir un show musical medio ir¨®nico medio no. Eurovisi¨®n es el resultado de 67 a?os de emisiones, una fiesta pagana en Europa que genera entusiasmo hacia todo lo que la cultura tradicional consider¨® indecente durante siglos: la homosexualidad, las mujeres autoritarias...
Hace un a?o, Estados Unidos puso en marcha su propia versi¨®n de Eurovisi¨®n. Fue un fracaso. Para recrear el festival, no basta con imitar su sentido del espect¨¢culo kitsch, estridente y apabullante. No basta con construir un show musical medio ir¨®nico medio no. Eurovisi¨®n es el resultado de 67 a?os de emisiones, una fiesta pagana en Europa que genera entusiasmo hacia todo lo que la cultura tradicional consider¨® indecente durante siglos: la homosexualidad, las mujeres autoritarias, el griter¨ªo. El p¨²blico lo consume con fervor porque, a diferencia de la audiencia estadounidense, se crio con ¨¦l, sus canciones, su geopol¨ªtica sentimental y su extraordinaria capacidad para defender su relevancia a lo largo de las d¨¦cadas. Desde hace unos a?os, a esto ¨²ltimo ha contribuido el comentarismo en redes sociales. Eurovisi¨®n no es solo la mayor producci¨®n televisiva del planeta, es tambi¨¦n una fuente inagotable de memes. Aqu¨ª van los mejores de esta noche.
Con Tatoo, la sueca Loreen se convirti¨® en la primera mujer que gana el festival dos veces. Su puesta en escena, con la cantante atrapada entre dos placas, inspir¨® todo tipo de comparaciones, desde una sandwichera hasta el canap¨¦ de la cama o los pisos del centro de Madrid.
En Espa?a, la victoria de Loreen despert¨® suspicacias por el parecido de la base de Tatoo con Flying Free, el cl¨¢sico bakalao de Pont Aeri. Si bien es cierto que la clave del ¨¦xito de las canciones eurovisivas radica en que recuerden a mil otras canciones sin llegar a exponerse a una demanda por plagio, en este caso hay estrofas que comparten tambi¨¦n acordes con The Winner Takes It All de ABBA.
Cha Cha Cha, del finland¨¦s K??rij?, gan¨® el segundo puesto y el cari?o de toda esta gente. La propuesta era quiz¨¢ la m¨¢s arriesgada de la noche, una de esas candidatas que igual queda segunda o pen¨²ltima, pero el p¨²blico abraz¨® la energ¨ªa del cantante, llena de contradicciones: era a la vez queer y hooligan, sexy y espeluznante, parodia y homenaje a Eurovisi¨®n, un dibujo animado y un demente de pel¨ªcula de terror, un ni?o con manguitos o el principal perjudicado de un ciempi¨¦s humano, alguien que podr¨ªa pedirte un abrazo y alguien que podr¨ªa secuestrarte en su s¨®tano. Y si la audiencia se vino arriba con Cha Cha Cha fue porque, quien m¨¢s, quien menos, todos albergamos esas contradicciones en nuestro interior.
El pichonazo no pudo ser, pero Espa?a se mostr¨® orgullosa de su representante. Hay mucha gente que solo se permite a s¨ª misma ondear la bandera rojigualda una noche al a?o y Blanca Paloma arranc¨® en redes un patriotismo de gui?o codazo: utilizar a los amantes de la patria como memes siempre funcionar¨¢ en Twitter. Especialmente si la protagonista es Mar¨ªa Eizaguirre, la directora de comunicaci¨®n de RTVE, la musa de los eurofans y desde ya la mujer con el bolso m¨¢s famoso de Espa?a (ver v¨ªdeo, abajo a la izquierda).
La precisi¨®n de Blanca Paloma fue irreprochable, tanto en la voz como en la puesta en escena, lo cual llev¨® al p¨²blico espa?ol a recordar a Chanel el a?o pasado e ilusionarse con otro top 5 consecutivo (algo que no ocurre desde hace m¨¢s de 30 a?os). El momento m¨¢s memeficado de Eaea fue, inevitablemente, su pasillo lleno de manos (parecido por cierto al que imagin¨® Jean Cocteau para su La bella y la bestia en 1946 y que despu¨¦s emularon desde Roman Polanski en Repulsi¨®n hasta Mecano).
Las reglas de Eurovisi¨®n proh¨ªben los mensajes pol¨ªticos en sus canciones (m¨¢s all¨¢ de pedir por la paz en general, claro), lo cual hizo que muchos tuiteros se sorprendieran con la candidatura croata, un alegato contra la madre patria rusa que incluy¨® misiles y una pandilla de se?ores vestidos como algo entre dictadores militares y los Teletubbies. En un momento dado, se quedaban en calzoncillos. El voto del jurado no les apoy¨®, pero el televoto del p¨²blico dijo s¨ª.
Lo que ocurre en el escenario de Eurovisi¨®n durante los tres minutos que dura cada canci¨®n no tiene por qu¨¦ tener sentido, sino sacudir la atenci¨®n de la audiencia entumecida por lo que suele ser una retah¨ªla de baladas. Pero el moldavo Pasha Parfeni se pas¨® con los est¨ªmulos. Es como si durante los ensayos alguien le hubiera repetido sin parar: ¡°No hay huevos¡±. Parfeni iba vestido como un profesor de yoga que te abraza durante m¨¢s segundos de lo que toca y lo acompa?aron dos tamborileros, dos coristas con mo?os de aguij¨®n y un flautista con una m¨¢scara demoniaca, que qui¨¦n sabe si era el mismo demonio porque todo el show de Soarele Si Luna parec¨ªa una invocaci¨®n. Pocas canciones representaron mejor el pesimismo imperante en Europa: igual es que esta l¨ªnea temporal es el infierno y todav¨ªa no nos hemos dado cuenta.
Chanel qued¨® tercera con SloMo en 2022, pero en 2023 se puede considerar la actuaci¨®n m¨¢s influyente de aquella gala: muchos tuiteros subrayaron la cantidad de dance breaks chaneleros que tra¨ªan varios pa¨ªses. Algunos parec¨ªan sacados del videojuego de baile Just Dance (Polonia), otros no pegaban ni con cola (Armenia) y otros, como Israel, eran semejante fotocopia que llevaron a la audiencia espa?ola a sacar a pasear el infalible meme de Pilar Rubio en la puerta del juzgado.
?Una canci¨®n dance sobre Edgar Allan Poe? Claro. ?Un estribillo que repita ¡°Qui¨¦n demonios es Edgar¡±? Por qu¨¦ no. ?Un puente que consista en un bucle de ¡°Poe Poe Poe¡±? Evidentemente. Las austriacas Teya y Salena, en vez de actuar con la energ¨ªa fogosa de Sonia y Selena, actuaron con la desgana de Conchita Bautista cuando present¨® a Sonia y Selena como ¡°Sonia y Elena¡± por equivocaci¨®n en la preselecci¨®n eurovisiva de 2001. Aun as¨ª, adem¨¢s de dar una lecci¨®n de literatura, a Teya y Salena les dio tiempo a denunciar el poco dinero que ganan los artistas con Spotify.
Mientras, al italiano Marco Mengoni le bastaron tres minutos (y, las cosas como son, una foto sin camiseta en Instagram) para que Europa entera descubriera dos cosas: que quer¨ªa casarse con ¨¦l y que los sobacos son los nuevos pectorales. Recordar que esta apuesta, tan queer y audaz, viene de un pa¨ªs gobernado por la ultraderecha en el que el matrimonio igualitario es ilegal es tambi¨¦n recordar el poder que puede tener Eurovisi¨®n.
Un festival de Eurovisi¨®n no se consuma hasta que Twitter no saca parecidos de pr¨¢cticamente cualquier cosa que aparezca en el escenario. Anoche hubo de todo tipo. Comparaciones con comida, met¨¢foras y aforismos filos¨®ficos que demuestran que el lenguaje en internet est¨¢ en constante mutaci¨®n y va m¨¢s r¨¢pido que el cerebro humano.
En los tensos minutos antes de comenzar la votaci¨®n, se vio durante seis segundos a alguien disfrazado de Peppa Pig al lado del escenario. No hizo falta m¨¢s. Twitter la elev¨® a s¨ªmbolo sobre el que proyectar sus neuras y ansiedades.
El p¨²blico de Liverpool coreaba Cha Cha Cha, pero el sue?o finland¨¦s dur¨® poco porque Loreen arras¨® en todos los votos posibles. Si la gala llega a alargarse un poco m¨¢s, Loreen habr¨ªa ganado el Nobel de la Paz. Pero para sue?o truncado, la pesadilla del no-pichonazo. Eaea fue la canci¨®n menos votada por el p¨²blico, lo cual sugiere que no es que los europeos no entendieran la propuesta folcl¨®rica de Blanca Paloma, es que no soportaron ninguno de sus 180 segundos. Conclusi¨®n: Espa?a volver¨¢ a tardar 40 a?os en enviar una canci¨®n flamenca (la anterior hab¨ªa sido Qui¨¦n maneja mi barca en 1983 y ya sabemos c¨®mo acabo eso, con cero puntos y el comentarista de TVE bromeando: ¡°No lloren¡±). La presentadora Julia Varela exclam¨®: ¡°?Est¨¢n siendo muy bajos los puntos del p¨²blico!¡±. No es cierto. Fueron bajos los puntos del p¨²blico a Espa?a. Cinco. A Espa?a solo le qued¨® volver a su viejo complejo de inferioridad guas¨®n, ese que cre¨ªa haber dejado atr¨¢s despu¨¦s del chanelazo, y por eso 47 millones de espa?oles corearon al un¨ªsono la ¨²nica respuesta posible a semejante bochorno:
El festival de Eurovisi¨®n de 2023 dej¨®, adem¨¢s de miles de memes y unas ganas de cerrar las fronteras espa?olas a los guiris, la constataci¨®n de que el travestismo ha conquistado el mundo y de que Eurovisi¨®n es un fastuoso escaparate en el que, a?o tras a?o, la especie humana ve cobrar vida a sus fantas¨ªas infantiles, sus terrores nocturnos y sus perversiones sexuales. Pero tambi¨¦n un veh¨ªculo costumbrista para expresar en qu¨¦ consiste la vida en el siglo XXI y c¨®mo la gente la contempla.
Eurovisi¨®n es espect¨¢culo inexplicable e incomprensible, pero rabiosamente disfrutable. Al final de la noche, nadie represent¨® mejor el hartazgo de la audiencia que la francesa La Zarra, que al recibir una puntuaci¨®n paup¨¦rrima del televoto (pero no tanto como Blanca Paloma) le ense?¨® el dedo coraz¨®n a la c¨¢mara. Pero lo hizo con mucha gracia. Y eso, esta noche, es lo ¨²nico que importa.
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