¡°Los gays hemos sido los innovadores a la hora de encontrar el amor¡±: Grindr, la ¡®app¡¯ que cambi¨® las relaciones para siempre
En 2009 naci¨® la primera aplicaci¨®n con geolocalizaci¨®n para buscar relaciones, la misma que dar¨ªa paso a Tinder y a todas las que llegaron despu¨¦s. 15 a?os despu¨¦s, ni el sexo, ni sus usuarios ni el mundo son el mismo
En una escena de Fire Island el c¨®mico Joel Kim Booster reprocha a sus amigos que est¨¦n mirando Grindr en vez de disfrutar del ambiente en la isla, hist¨®rico enclave gay. Pese a estar rodeados de docenas de hombres, prefieren la comodidad de la app. ¡°Si tuvieras tel¨¦fono, tambi¨¦n estar¨ªas grindeando,¡± le replica uno. El silencio de Booster parece darle la raz¨®n.
Grindr fue creada en...
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En una escena de Fire Island el c¨®mico Joel Kim Booster reprocha a sus amigos que est¨¦n mirando Grindr en vez de disfrutar del ambiente en la isla, hist¨®rico enclave gay. Pese a estar rodeados de docenas de hombres, prefieren la comodidad de la app. ¡°Si tuvieras tel¨¦fono, tambi¨¦n estar¨ªas grindeando,¡± le replica uno. El silencio de Booster parece darle la raz¨®n.
Grindr fue creada en 2009 por el empresario israel¨ª Joel Simkhai quien, movido por su propia curiosidad, se lanz¨® a crear una app que permitiera a hombres no heterosexuales conectar con sus vecinos cercanos. Gracias a la introducci¨®n del GPS en iPhone en 2008, Grindr fue capaz de mostrar gente a escasos metros de distancia, convirti¨¦ndose en lo que Shaka McGlotten, profesor de Purchase College y autor del libro Virtual Intimacies (Intimidades Virtuales) define en una llamada telef¨®nica como ¡°la primera aplicaci¨®n geosocial para smartphones, antes de Tinder y del resto¡±. En agosto de ese a?o, Grindr ya contaba con 200.000 usuarios, un n¨²mero que pronto se dispar¨® tras el lanzamiento de la app para BlackBerry en 2010 y para Android en 2011.
Pero Grindr no invent¨® los encuentros entre hombres, ni siquiera aquellos producidos de manera virtual. Carles, un artista mallorqu¨ªn de 36 a?os, empez¨® a usar Grindr hace una d¨¦cada, en cuanto tuvo un smartphone, pero antes ya hab¨ªa utilizado otras plataformas como Romeo, conocida entones como PlanetRomeo, o Manhunt. Aparte de encuentros casuales con otros hombres, estas webs hasta le sacaron de aprietos en varias ocasiones. ¡°Estuve brevemente en Estados Unidos en un viaje y me sorprendi¨® mucho que no hab¨ªa ninguna web gratis¡±, explica Carles por tel¨¦fono. ¡°Al usar Manhunt, lo ten¨ªa por si me quedaba tirado en una carretera: aparte de para ligar, me ayud¨® a encontrar cobijo alguna noche.¡±
Al igual que Carles, muchas personas queer ya frecuentaban las plataformas de encuentros antes de Grindr, aunque fuera desde el escritorio de sus casas, pegados a la pantalla de un ordenador. Seg¨²n un estudio de los soci¨®logos Michael J. Rosenfeld y Reuben J. Thomas, un 30% de las parejas estadounidenses del mismo sexo ya se conocieron a trav¨¦s de Internet en el 2000, un porcentaje superior a aquellas que se conocieron a trav¨¦s de amigos o en un bar. Ocho a?os despu¨¦s, este n¨²mero ascender¨ªa al 60%.
¡°Los hombres gays fueron los primeros en adoptar masivamente los encuentros online como la principal forma de encontrar pareja¡±, cuenta Reuben J. Thomas en una llamada. ¡°Los hombres gays han sido durante mucho tiempo innovadores a la hora de encontrar el amor y otras cosas¡±. Grindr tan solo fue un eslab¨®n m¨¢s en la cadena de socializaci¨®n queer. Al estar privados de formas tradicionales como el trabajo, la familia o los amigos, adoptaron sus propias instituciones y pr¨¢cticas, ajenas a la sociedad heterosexual y sus normas de cortejo. Saunas, anuncios en peri¨®dicos y bares en barrios como Chueca permitieron tejer una comunidad sexual y pol¨ªtica, y Grindr brind¨® una nueva herramienta de encuentros a una generaci¨®n que pronto no sabr¨ªa despegarse del m¨®vil.
Para Miguel, ingeniero madrile?o homosexual de 41 a?os, Grindr fue una ¡°aplicaci¨®n muy innovadora¡± que, en cierto modo permiti¨® algo restringido hasta entonces a los heterosexuales: relacionarse con infinitas personas iguales que ellos. ¡°Te daba la oportunidad de conocer gente que en condiciones normales no conocer¨ªas¡±, explica por tel¨¦fono. ¡°Se ve¨ªa como algo muy prometedor que abr¨ªa muchas posibilidades¡±. El sexo, o la continua promesa de tenerlo, pronto defini¨® las din¨¢micas de la app, afirma Miguel. Las fotos ¨ªntimas se extendieron entre los chats, y para muchas personas como R., un analista en banca bisexual de 29 a?os que prefiere mantenerse an¨®nimo, Grindr fue la primera puerta de entrada a las relaciones sexuales. ¡°Yo perdi mi virginidad con la penetraci¨®n a traves de Grindr¡±, dice en una llamada por tel¨¦fono. En un primer momento, esos encuentros le permitieron explorar su sexualidad de forma libre ¡ªaunque fuera de forma clandestina¡ª pero una d¨¦cada m¨¢s tarde R. no puede evitar cuestionarse las din¨¢micas de poder que operaban durante quedadas furtivas a altas horas de la noche en casas o parques cuando ¨¦l ten¨ªa 19 a?os. ¡°Quedaba con chicos que podr¨ªan tener veintimuchos, y por la experiencia que ten¨ªa yo de no haber quedado con otros hombres para tener sexo, con perspectiva digo que igual se estaban aprovechando un poco¡±, afirma R.
Su actual pareja, con quien tiene una relaci¨®n abierta desde hace seis a?os, surgi¨® de Grindr, y R. todav¨ªa utiliza la app para socializar con otros hombres. ¡°La gente que ha crecido con esto tiene que reaprender que se puede disfrutar del encaprichamiento a tiempos m¨¢s pausados¡±, comenta R. Si algo se mantiene en todos estos a?os es el comportamiento de muchos usuarios que, amparados en el semianonimato de Internet, exhiben su peor cara sin miedo a represalias. ¡°Las actitudes hostiles han estado siempre ah¨ª: Masculinidad t¨®xica, racismo y clasismo,¡± se lamenta R.
Brandon, un trabajador homosexual de la industria tecnol¨®gica de 26 a?os, sufri¨® estas actitudes en primera persona. La primera vez que se descarg¨® la aplicaci¨®n fue en 2017, tras mudarse a Madrid desde China, donde est¨¢ prohibida. Pronto se convirti¨® en objeto de la exotizaci¨®n de una sociedad que no le ve¨ªa como un individuo, sino como parte de una categor¨ªa sexual a la que rechazar o consumir. ¡°Yo suelo ser sujeto de alguien que tiene fetiches o que sexualiza a una raza ¡°, afirma en una entrevista telef¨®nica. ¡°Me llegan mensajes tipo ¡®nunca hab¨ªa follado con un chino¡¯ o mensajes como ¡®no me gustan los chinos¡¯¡±. Cualquier persona cuyo cuerpo o identidad no se ajuste a la norma homoer¨®tica espa?ola corre el riesgo de enfrentarse al rechazo de una comunidad hostil, donde dar un simple tap [una especie de saludo, a modo de un gui?o, que no conlleva iniciar una conversaci¨®n pero normalmente lo busca] legitima el insulto. ¡°Tienes que estar muy preparado porque te machacan la autoestima todos los d¨ªas¡±, comenta Emilio, periodista y activista ¡°maric¨®n¡± de 61 a?os. Aunque haya conocido a chicos interesados en hombres m¨¢s maduros, su capital sexual en Grindr est¨¢ condicionado por su edad y su f¨ªsico no normativo, donde escuchar ¡°no quiero viejas¡± o ¡°padre y abuelo ya tengo¡± abunda tanto como las fotos sin camiseta. ¡°No es un entorno agradable¡±.
Para Gabriel J. Mart¨ªn, psic¨®logo queer y autor del libro Grindrburgo (y otros barrios) estas din¨¢micas se generan por ¡°contagio social¡±, d¨®nde la exposici¨®n a perfiles con mensajes negativos incentiva que la gente imite dichos comportamientos. ¡°Hay un efecto psicol¨®gico que hace que nos dejemos permear, contaminar o influir por el entorno en el que nos estamos desenvolviendo¡±, explica Mart¨ªn en una entrevista telef¨®nica. Adem¨¢s, Grindr es una mera extensi¨®n de lo que ocurre de manera offline en cualquier bar gay de una ciudad espa?ola. O en X, antes Twitter. ¡°Dentro de la comunidad marica seguimos siendo tan racistas o tan xen¨®fobos como fuera, porque hemos crecido en una cultura que nos ha ense?ado esas formas de ver a los dem¨¢s y valorarlos¡±.
Aunque estas din¨¢micas enturbien la experiencia de muchos usuarios, Grindr tambi¨¦n ha sido una herramienta imprescindible de socializaci¨®n para la comunidad queer y ha permitido crear lazos entre personas que, por su contexto social o geogr¨¢fico, habr¨ªan estado m¨¢s aisladas, sin poder acceder a gente similar a golpe de pulgar. ¡°El chico de la Kansas rural que se conecta a Grindr forma parte de un colectivo, y ese sentimiento de ¡®no estoy solo¡¯ puede ser muy estimulante e incluso puede salvar vidas¡±, afirma en una llamada Thomas Roach, profesor de Historia, Literatura y Artes en Bryant University y autor del libro Screen Love: Queer Intimacies in the Grindr Era (Amor de pantalla: Intimidades queer en la era Grindr). ¡°Cuando te conectas a Grindr, no est¨¢s individualizado, formas parte de una din¨¢mica de grupo¡±.
Dani, redactor de televisi¨®n gay de 23 a?os, se descarg¨® Grindr por primera vez con 18 a?os, cuando se mud¨® de Vigo a Santiago de Compostela a estudiar la carrera. Le ayud¨® a explorar su sexualidad a la vez que tej¨ªa nuevas amistades. ¡°Al principio no ten¨ªa ¨²nicamente intenci¨®n de sexo, sino ver un poco lo que surg¨ªa y por abrir v¨ªas para conocer gente. No hab¨ªa un fin ¨²nico¡±, explica por tel¨¦fono. En el futuro quiere seguir aprovechando las oportunidades de socializaci¨®n que le brinda Grindr. ¡°A mi lo que me gustar¨ªa es utilizarlo como puente a ya no solo follar o quedar con un inter¨¦s rom¨¢ntico, sino que me gustar¨ªa ampliar c¨ªrculos maricas en Santiago¡±.
Adem¨¢s, Grindr ha supuesto una verdadera revoluci¨®n social para aquellas personas que nunca encontraron su lugar es espacios gays tradicionales como bares o discotecas. ¡°Hay t¨ªos que est¨¢n casados con mujeres o que tienen mucha ansiedad social y que no ir¨ªan a un bar,¡± afirma Carles. Para aquellas personas cuyo ritmo de vida no les permite explorar estos espacios f¨ªsicos, Grindr tambi¨¦n les permite navegar un cat¨¢logo aparentemente interminable de posibilidades. ¡°De la forma tradicional no he tenido experiencias, bien porque es m¨¢s dif¨ªcil a mi edad, que o estoy trabajando o en el gimnasio o haciendo cosas que no me dan pie a conocer personas en un bar, y bien porque priorizo conocer por estos medios, que son m¨¢s sencillos¡±, comenta Ra¨²l, un trabajador de una empresa de log¨ªstica bisexual de 31 a?os, en un mensaje de WhatsApp.
Grindr ha sido, probablemente, la app hegem¨®nica para los hombres queer en esta ¨²ltima d¨¦cada, pero su reinado permanece incierto. Tras la virtualizaci¨®n forzada por la pandemia, mucha gente ha experimentado el fen¨®meno conocido como app burnout, un cansancio generalizado con unas aplicaciones que parecen no ser lo que nos prometieron. Seg¨²n una encuesta de la compa?¨ªa de datos estadounidense Singles Reports, el 78.37% de las personas han experimentado agotamiento mientras utilizaban aplicaciones de ligar, incluido un 81.89% de personas de entre 25 y 34 a?os.
¡°Parte de la raz¨®n es una frustraci¨®n con que estas aplicaciones no cumplan su promesa¡±, afirma en una llamada Chris Conner, profesor asistente de Sociolog¨ªa en la Universidad de Misuri. ¡°La otra raz¨®n es que la gente no tiene tiempo, recursos, dinero o energ¨ªa para invertir en ning¨²n tipo de relaciones. Estamos cansados y sentimos que las apps son un s¨ªntoma de un problema m¨¢s amplio de nuestro tiempo¡±.
Cada vez m¨¢s gente utiliza Grindr de forma pasiva, sorteando caras como quien lee las ¨²ltimas pol¨¦micas de X o pierde media hora en videos de recetas de TikTok, sin ning¨²n inter¨¦s de desvirtualizar a la otra persona, opina R. Ese desinter¨¦s general, sin embargo, cambia cuando abre la app en el centro de la capital y recibe la atenci¨®n de turistas deseosos de a?adir una noche con un chico espa?ol a su pack de Madrid en 72 horas. ¡°Hay actitudes muy concretas como ¡®ll¨¦vame a alg¨²n sitio fuera de Chueca¡¯ ¡®vamos a hacer alg¨²n plan diferente y luego vamos a mi Airbnb,¡¯ y tambi¨¦n hay una fetichizaci¨®n en el idioma¡±, dice R. A quienes desean ejercer como gu¨ªas tur¨ªsticos a cambio de una noche en un piso con muebles de inspiraci¨®n escandinava y suelo de tarima gris¨¢cea se los conoces, gracias a las periodistas Bego?a G¨®mez Urzaiz y Noelia Ram¨ªrez y su podcast Amiga date cuenta, como ¡°geishas de la gentrificaci¨®n¡±.
?Y el futuro? Grindr corre el riesgo de perder su atractivo entre una poblaci¨®n joven que, en parte, tiene menos inter¨¦s en el sexo. Seg¨²n un an¨¢lisis de la CDC, tan solo el 30% de los adolescentes del pa¨ªs hab¨ªan ten¨ªa sexo en 2021, un 8% menos que en 2019 y un descenso notable en comparaci¨®n con hace 30 a?os, cuando m¨¢s de la mitad reconoc¨ªa haber tenido sexo. ¡°La gente mayor en Grindr est¨¢ m¨¢s interesada en el sexo directo, sin ning¨²n tipo de sexting o conversaci¨®n previa¡±, dice en una llamada Neyl, un consultor gay de 22 a?os. ¡°Creo que la gente de otras generaciones tiene esta expectativa de que como estamos en Grindr tenemos que follar¡±.
Pero no todos los retos de la app vienen de las din¨¢micas sociales dentro y fuera de la misma. Seg¨²n muchos usuarios, la experiencia en Grindr ha empeorado con los a?os debido a una mayor publicidad y a un algoritmo que prioriza el tiempo que los usuarios pasan en la app sobre la creaci¨®n de relaciones satisfactorias. ¡°Tienes a gente pasando cada vez m¨¢s tiempo en sus dispositivos, y tienes a los dise?adores de estas aplicaciones concebidas para ser adictivas, tomando ciertas decisiones de dise?o que tienen como objetivo mantenerte en la aplicaci¨®n¡±, afirma McGlotten, el profesor de Purchase College. Para Carles, estos cambios empeoran la experiencia del usuario con el ¨²nico fin de mantenerlo pegado a la pantalla, monetizando su atenci¨®n. ¡°Est¨¢ el ponerte cosas en sitios concretos para que aprietes la publicidad¡±, opina Carles. ¡°Te acostumbras a la interfaz y luego de repente te la cambian y te das cuenta que es para que est¨¦s m¨¢s tiempo¡±.
La incorporaci¨®n de la Inteligencia Artificial en Grindr puede empeorar todav¨ªa m¨¢s la experiencia de sus usuarios, opina Conner, el profesor de la Universidad de Misuri. Seg¨²n un reportaje de Platformer, la compa?¨ªa estar¨ªa desarrollando un asistente virtual capaz de tener conversaciones expl¨ªcitas con sus usuarios, ofreci¨¦ndoles interactuar con lo que se conoce como un ¡°novio AI¡±. Seg¨²n Bloomberg, este asistente tambi¨¦n podr¨ªa ayudar a los usuarios con frases para romper el hielo con potenciales ligues. ¡°La tecnolog¨ªa nos aisl¨® y ahora est¨¢ tratando de vendernos la idea de que puede ayudarnos a reconectar y socializar mejor¡±, ironiza Conner.
Pese a los cambios, las frustraciones y el auge de plataformas alternativas como Hinge, Feeld o Sniffies, la mayor¨ªa de usuarios de Grindr no visualizan un futuro sexual sin aplicaciones. ¡°Lo voy a seguir usando¡±, afirma Brandon. ¡°Simplemente intento no ver el lado negativo y ya est¨¢¡±.
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