Si este autob¨²s frena, explotar¨¢: ¡®Speed¡¯, la pel¨ªcula que cambi¨® el cine de acci¨®n hace 30 a?os
Con la sencilla y eficaz premisa de un autob¨²s que no puede bajar su velocidad, el taquillazo convirti¨® a Keanu Reeves en uno de los actores m¨¢s influyentes del g¨¦nero y tambi¨¦n propuls¨® a Sandra Bullock
Antes de la era de las franquicias infinitas, una pel¨ªcula original pod¨ªa abrirse paso en la taquilla simplemente a partir de un reclamo argumental. Lo que en el mundo del guion en Hollywood llaman high concept: una propuesta que puede venderse, tanto a ejecutivos como a espectadores, en una frase. En el caso de Speed: M¨¢xima potencia, estrenada en EE UU el 10 de junio de 1994 y en Espa?a el 5 de agosto, la idea de ¡°un autob¨²s que explota si baja de 80 kil¨®metros por hora¡± (o como la rebautizaron en Los Simpson, cuando Homer se refiri¨® a ella como El autob¨²s que no pod¨ªa ir m¨¢s despacio) fue suficiente para, en el verano de El rey le¨®n y Forrest Gump, convertirla en uno de los grandes ¨¦xitos del cine de acci¨®n de los noventa. Al frente, un actor entonces poco asociado al g¨¦nero, Keanu Reeves, que se convertir¨ªa en una de sus figuras m¨¢s influyentes, acompa?ado de una estrella en ciernes, Sandra Bullock, y una autoridad mundial en villanos pasados de rosca, Dennis Hopper.
Estructurada en tres largas secuencias de acci¨®n ¨Caparte del grueso en el veh¨ªculo, sus m¨¢s de 20 minutos iniciales tienen lugar en un ascensor tambi¨¦n con bomba y hay otro cl¨ªmax de 15 minutos en un tren explosivo, porque el estudio, Fox tem¨ªa que el escenario del autob¨²s se quedara corto¨C, Speed planteaba un espect¨¢culo en perpetuo movimiento. M¨¢s all¨¢ del juego del gato y el rat¨®n entre el polic¨ªa y el terrorista que pone bombas interactivas en venganza por la pensi¨®n que le qued¨® como, oportunamente, experto en bombas, en el desarrollo de Speed no paran de surgir imprevistos cada vez m¨¢s disparatados: una bala perdida alcanzando al conductor y obligando a una pasajera inexperta a tomar el volante, un trozo de carretera sin construir que el bus debe saltar acelerando o un carrito de beb¨¦ atropellado que resulta contener latas.
Debut en la direcci¨®n del neerland¨¦s Jan de Bont, Speed encontr¨® en el peculiar carisma de Keanu Reeves una de sus bazas. Con Le llaman Bodhi (1991) como escaso precedente en la acci¨®n, Reeves era un rostro alternativo de la generaci¨®n X, que hab¨ªa destacado en dramas de autor como Mi Idaho privado (1991) o en comedias juveniles de nicho como Las alucinantes aventuras de Bill y Ted (1989). Tambi¨¦n tocaba el bajo en su propio grupo grunge, Dogstar, a¨²n en activo. La incursi¨®n en el gran presupuesto con Dr¨¢cula de Bram Stoker (1992) no le fue bien: su papel como Jonathan Harker fue lo m¨¢s criticado de la pel¨ªcula de Coppola.
Fichado por De Bont debido a su aspecto ¡°vulnerable¡±, el actor lleg¨® a Speed inseguro de sus dotes como h¨¦roe de blockbuster y a ello se sum¨® una tragedia personal: la muerte de su amigo ¨ªntimo River Phoenix en octubre de 1993, en plena producci¨®n. ¡°Le afect¨® emocionalmente y se volvi¨® muy callado¡±, contaba el cineasta en un art¨ªculo de 1994 en Entertainment Weekly titulado Keanu Reeves, ?la pr¨®xima estrella de acci¨®n?, donde la periodista Melina Gerosa vaticinaba, por las cortantes respuestas del actor en la entrevista, que ¡°si Reeves se convierte en estrella de acci¨®n, ser¨¢ la m¨¢s t¨ªmida de la historia¡±. Sandra Bullock, en el mismo reportaje, reconoc¨ªa su curiosidad por aquel misterioso tipo torturado: ¡°Creo que hay mucho dolor en ¨¦l. Le veo irse solo y hay un atisbo de tristeza en sus ojos, pero se lo guarda para s¨ª, y eso hace que quieras saber a¨²n m¨¢s¡±.
¡°Rompi¨® el molde de lo que pod¨ªa ser una estrella de acci¨®n¡±, dice a ICON el periodista y cr¨ªtico Chris Barsanti. ¡°Antes de Speed, sol¨ªan ser estoicas, musculosas y muy seguras de s¨ª mismas, como Arnold Schwarzenegger, Sylvester Stallone o Clint Eastwood. [Reeves] No es el tipo grande que ha estado entrenando en el gimnasio y tiene una pistola enorme de la que echar mano. Hay una transparencia en su actuaci¨®n, la gente del autob¨²s puede verle resolviendo el problema y eso les da m¨¢s confianza que si hubiera fingido tenerlo resuelto todo el tiempo. Su atractivo se debe, en parte, a que es el desvalido¡±.
Chris Barsanti es el autor de What Would Keanu Do?: Personal Philosophy and Awe-Inspiring Advice from the Patron Saint of Whoa (?Qu¨¦ har¨ªa Keanu? Filosof¨ªa personal y consejos inspiradores del santo patr¨®n del alucine, 2020, in¨¦dito en Espa?a), consagrado a la filosof¨ªa del actor y su reconversi¨®n en adorado icono, gracias a su considerable ristra de pel¨ªculas emblem¨¢ticas y su imagen p¨²blica. Reeves es ahora visto como una de las estrellas m¨¢s humanas de Hollywood, sin miedo a mostrarse triste en p¨²blico al tiempo que exhibe una pasi¨®n contagiosa por sus proyectos de artes marciales, animaci¨®n, videojuegos o literatura. Tambi¨¦n alguien que, en contra de lo que pudiera preverse antes de Speed, acab¨® dictando las tendencias imperantes en el cine de acci¨®n con Matrix (1999) y John Wick (2014), gracias a su respetuosa y entregada dedicaci¨®n a las coreograf¨ªas o su aprendizaje con el especialista Chad Stahelski. En 2013 dirigi¨® su propia pel¨ªcula del g¨¦nero, El poder del Tai Chi.
¡°Cada una de estas pel¨ªculas marc¨® un punto de inflexi¨®n en el cine de acci¨®n. Fueron copiadas, pero nunca igualadas¡±, explica Barsanti. ¡°Es parecido a lo que Bruce Willis, antes conocido por la comedia televisiva Luz de luna [1985], hizo con Jungla de cristal [1988], en la que tambi¨¦n era un tipo normal y corriente. En lugar de abrirse paso a golpes, Reeves es la encarnaci¨®n del zen cinematogr¨¢fico. Se queda quieto, estudia el paisaje y, cuando act¨²a, se mueve con inteligencia y rapidez. Hay una econom¨ªa en sus movimientos, ning¨²n esfuerzo desperdiciado, que en ciertas escenas, como el tiroteo en las escaleras de Par¨ªs de John Wick 4 [2023], es como ver ballet¡±. ?Alguna lecci¨®n filos¨®fica que extraer de Speed? ¡°Puede que no sea mucho m¨¢s que un thriller contrarreloj magn¨ªficamente ejecutado, pero est¨¢ lejos de ser descerebrada. Aunque ¡®dispara al reh¨¦n¡¯ [un dilema recurrente que el protagonista y su compa?ero polic¨ªa enuncian] es una idea terrible en la vida real, en Speed sirve como interesante est¨ªmulo que anima a pensar fuera del paradigma y buscar respuestas en lugares sorprendentes¡±.
Alumno aventajado
Si bien Speed: M¨¢xima potencia fue su primera pel¨ªcula como director, Jan de Bont no apareci¨® de la nada. Ten¨ªa a sus espaldas un impresionante curr¨ªculum como director de fotograf¨ªa de algunas de las pel¨ªculas m¨¢s relevantes de finales del siglo XX, especialmente al servicio del tambi¨¦n neerland¨¦s Paul Verhoeven y el estadounidense John McTiernan. Fue el responsable de las texturas de Delicias turcas (1973), Los se?ores del acero (1985), Jungla de cristal, La caza del Octubre Rojo (1990) o Instinto b¨¢sico (1992). McTiernan, que sent¨ªa que Speed era ¡°Jungla de cristal en un autob¨²s¡±, fue quien recomend¨® a De Bont para el trabajo, despu¨¦s de rechazarlo ¨¦l.
¡°Quer¨ªamos dar una nueva vida a las pel¨ªculas de acci¨®n, porque en aquel momento se hab¨ªan vuelto rancias, planas y repetitivas. Quer¨ªamos cambiar las cosas¡±, contaba en 2020 Jan de Bont al medio Collider, a prop¨®sito del estilo que forj¨® junto a McTiernan desde Jungla de cristal, ¡°con una c¨¢mara m¨¢s libre y solo tres escenarios, fluyendo de uno a otro y con los actores haciendo de verdad muchas de las acrobacias¡±. ¡°Se trataba de buscar el punto de vista del p¨²blico, crear la sensaci¨®n de que la c¨¢mara tiene algo de vida, no est¨¢tica y clavada al suelo. La c¨¢mara adopta la posici¨®n de alguien que quiere saber m¨¢s, que quiere ver m¨¢s, como si investigase¡±, profundizaba.
La carrera del ya octogenario Jan de Bont como cineasta no fue, sin embargo, tan brillante como la que tuvo como director de fotograf¨ªa. Retirado del cine desde hace m¨¢s de 20 a?os, solo firm¨® cinco pel¨ªculas, entre ellas una secuela de su ¨¦xito, Speed 2 (1997), enormemente vilipendiada. En dicha continuaci¨®n no volvi¨® Keanu Reeves y la protagonista pas¨® a ser Sandra Bullock, ya con la fama suficiente para encabezar carteles. Pese al encomiable esfuerzo de la actriz, el guion de la secuela le hac¨ªa un flaco favor: en vez de colocarla como hero¨ªna de la funci¨®n, en Speed 2 volv¨ªa a ejercer de alivio c¨®mico al lado de un polic¨ªa distinto, esta vez Jason Patric, con el que manten¨ªa un nuevo romance. El desbarajuste en el tono (se supone que Bullock es la protagonista, pero no asume realmente el peso de la trama) y un giro argumental demasiado pasado de vueltas (se repite el concepto en un crucero, esta vez con un trabajador resentido con la compa?¨ªa despu¨¦s de que su sangre se envenenara de cobre, interpretado por Willem Dafoe) condenaron la pel¨ªcula y deslucieron sus muy competentes secuencias de acci¨®n y dise?os de escenarios.
La qu¨ªmica entre Bullock y Patric tampoco era comparable a la de la primera pel¨ªcula con Reeves. En una entrevista con Ellen DeGeneres en 2018, la actriz confes¨® haberse llegado a enamorar de su compa?ero: ¡°Era muy dulce y muy guapo, me costaba mantenerme seria. Pero supongo que algo de m¨ª no le gustaba¡±. Keanu Reeves recogi¨® el guante un a?o despu¨¦s frente a la misma entrevistadora, cuando le pregunt¨® si en el rodaje se dio cuenta de que a Sandra Bullock le atra¨ªa: ¡°No, al igual que obviamente ella tampoco se dar¨ªa cuenta de que me atra¨ªa a m¨ª¡±. Cuando Esquire consult¨® despu¨¦s a la actriz para ahondar en el cotilleo, la estrella de Gravity (2013) explic¨® as¨ª su falta de entendimiento afectivo: ¡°Te vuelve loca. Cuando le conoc¨ª, yo no paraba de hablar, para que se sintiera c¨®modo. Y cuanto m¨¢s parloteaba yo, m¨¢s se callaba ¨¦l. Y yo pensaba: ¡®?No entiendo qu¨¦ le pasa! Me mira con ojos de confusi¨®n. Est¨¢ callado. ?He dicho algo que le ha ofendido?¡¯. Y entonces, d¨ªas despu¨¦s, llegaba con una nota o un peque?o paquete, y dec¨ªa: ¡®He pensado en lo que dijiste el otro d¨ªa¡¯. Y te daba su respuesta¡±.
En la ficci¨®n, el romance entre los personajes era tratado con iron¨ªa mediante el mantra, repetido por ambos, de que ¡°las relaciones basadas en experiencias muy intensas no son duraderas¡±. Fue una de las muchas aportaciones no acreditadas de Joss Whedon, el creador de Buffy cazavampiros (1997), a quien el guionista Graham Yost atribuy¨® ¡°el 98,9%¡± de los di¨¢logos. En su reescritura, Whedon tambi¨¦n recogi¨® la petici¨®n de Reeves de acercarse a los SWAT, para que el modelo de h¨¦roe fuera m¨¢s educado y menos fanfarr¨®n, as¨ª como elimin¨® el gran giro de la pel¨ªcula: el compa?ero polic¨ªa, interpretado por Jeff Daniels, iba a estar compinchado con el terrorista. Yost, de todas formas, recicl¨® la idea en su siguiente pel¨ªcula, Broken Arrow: Alarma nuclear (1996).
Treinta a?os despu¨¦s de Speed, Reeves y Bullock, adem¨¢s de declararse tard¨ªamente el uno al otro, han mostrado su disposici¨®n a actuar en otra secuela, que de momento no est¨¢ anunciada. La pel¨ªcula no ha ca¨ªdo en el olvido y ha penetrado en la cultura popular, con referencias frecuentes en todo tipo de producciones: por ejemplo, la espa?ola Todos los nombres de Dios (2023), de Daniel Calparsoro y con Luis Tosar, homenajeaba su argumento y tomaba generosos pr¨¦stamos, especialmente en su resoluci¨®n. Y el trabajo de Jan de Bont sigue claramente de actualidad, con el estreno el 17 de julio de Twisters, una actualizaci¨®n de su pel¨ªcula Twister (1996), cl¨¢sico del cine de cat¨¢strofes de la d¨¦cada. La demostraci¨®n de que la impronta del neerland¨¦s, por ef¨ªmera que fuese su carrera como director, perdura.
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