La Copa America de Vela: un espect¨¢culo para Barcelona, una pesadilla para sus vecinos
El trofeo de vela, m¨¢s antiguo, m¨¢s relevante y posiblemente m¨¢s fascinante del mundo llega a la capital catalana con mucha fanfarria, pero tambi¨¦n ha provocado el recelo de muchos vecinos
Dentro de un autob¨²s de la l¨ªnea V19, en alg¨²n lugar entre Gr¨¤cia y La Barceloneta, varios turistas italianos se giran hacia dos hombres que acaban de subir. Van vestidos con ropa t¨¦cnica, como si fueran a salir a navegar, y los turistas se les acercan porque han reconocido los emblemas del equipo de regatas para el que trabajan, al que se le acumulan los patrocinadores: Luna Rossa Prada Pirelli Team. Pero no habr¨¢ selfis ni aut¨®grafos. No son regatistas, sino t¨¦cnicos ¨Cun ingeniero y un dise?ador de velas¨C, y sus compatriotas les desean suerte, pero se despiden de ellos un poco decepcionados. Ning¨²n barcelon¨¦s ha reparado en la escena.
Si se combina la audiencia televisiva, el impacto econ¨®mico y su historia, la Copa del Am¨¦rica de vela es la tercera competici¨®n deportiva en importancia tras los Juegos Ol¨ªmpicos y el Mundial de F¨²tbol. Es cierto que en Estados Unidos, Nueva Zelanda o Suiza es capaz de congregar multitudes y levantar pasiones. Pero todo parece indicar que Barcelona, al menos por lo que respecta a sus ciudadanos, la est¨¢ recibiendo sin demasiado entusiasmo, quiz¨¢ con pereza y un punto de conflicto. El Ayuntamiento est¨¢ llevando a cabo una campa?a de difusi¨®n y promoci¨®n muy intensa, que va a m¨¢s seg¨²n se acerca el jueves 22 de agosto (fecha del primer bocinazo de salida), pero decenas de asociaciones y colectivos se han organizado en la Plataforma No a la Copa del Am¨¦rica porque, seg¨²n explican, los preparativos para la celebraci¨®n ya han intensificado muchos de los problemas (inmobiliarios, laborales, de escasez de recursos p¨²blicos¡) que llevan a?os complicando sus vidas.
¡°Majestad, aqu¨ª no hay segundo¡±, es el lema que hoy adorna el merchandising oficial. Se dice que en 1851, la Reina Victoria, promotora del primer desaf¨ªo, pregunt¨® por los siguientes barcos cuando vio pasar desde el yate real a la goleta America en primer lugar. La ventaja del ¨²nico competidor estadounidense era tanta que alguien, incapaz de avistar ninguno de los 14 veleros brit¨¢nicos, contest¨®, para disgusto de la reina: ¡°Your Majesty, there is no second¡±. De acuerdo con los registros (que permiten reconstruir una regata bastante igualada), lo m¨¢s probable es que aquella frase nunca fuera pronunciada y, sin embargo, ha pasado a la historia como resumen de una filosof¨ªa sobre el deporte que se propag¨® por Europa a mediados del siglo XIX. Esa que defend¨ªa que la sana competencia entre naciones, escenificada en eventos como este, constituir¨ªa el camino m¨¢s seguro hacia el progreso tecnol¨®gico.
En 2024, los seis barcos que competir¨¢n por el trofeo internacional m¨¢s antiguo todav¨ªa en disputa siguen siendo los veleros m¨¢s veloces y sofisticados del mundo. Se trata de embarcaciones cuyo casco, gracias a foils o hidroalas, se eleva sobre las olas a partir de cierta velocidad, de manera que no flotan, sino que vuelan sobre el agua. Tambi¨¦n resulta sorprendente la presencia de seis ciclistas profesionales en cada tripulaci¨®n de ocho miembros (es decir, tan solo hay dos navegantes a bordo), encargados de proporcionar la energ¨ªa requerida por los sistemas hidr¨¢ulicos de cada nave con el movimiento de sus piernas. As¨ª que, junto a Barcelona, se enfrentar¨¢n seis veleros cargados de ciclistas, volando a m¨¢s de 100 km/h y luchando para llevarse la Copa a Nueva Zelanda, Estados Unidos, Inglaterra, Francia, Italia o Suiza mediante un dif¨ªcil sistema de eliminatorias.
En esta ocasi¨®n, los kiwis, es decir, el equipo neozeland¨¦s, actuales poseedores de la Copa, han sido desafiados por INEOS Britannia, un equipo reciente pero capitaneado por Sir Ben Aisley, posiblemente el mejor regatista ol¨ªmpico de la historia. Una vez formalizado el desaf¨ªo, los protocolos se siguen a rajatabla: el equipo defensor elige embarcaci¨®n (los actuales AC75 ya se utilizaron en la pasada edici¨®n y se usar¨¢n en la siguiente; se trata de evitar situaciones como la de 2010, cuando solo dos equipos pudieron asumir el elevad¨ªsimo coste de desarrollo de las embarcaciones multicasco). Tambi¨¦n la sede: descartada Auckland tras una edici¨®n un poco deslucida, los neozelandeses consideraron Barcelona como la mejor opci¨®n. Entonces los clubes n¨¢uticos de todo el mundo deciden si sumarse al reto o no. Quienes siempre lo hacen son los miembros del Club de Yates de Nueva York, antiguo equipo BMW Oracle que en 2024 competir¨¢, en la que ser¨¢ la 37 edici¨®n del torneo, bajo el nombre de American Magic Team. El club neoyorquino, siempre favorito, es el ¨²nico que ha participado en todas las ediciones y posee un r¨¦cord que abarca m¨¢s de un siglo: encaden¨® 24 victorias consecutivas entre 1851 y 1983.
Para competir por la Copa, que se celebra cada cuatro a?os desde 2007, los cinco equipos que no est¨¢n defendiendo el trofeo deber¨¢n disputar m¨¢s de 20 match races por parejas. En Barcelona, los barcos se enfrentar¨¢n entre s¨ª en sucesivos duelos, as¨ª que no veremos a la flota completa compitiendo simult¨¢neamente. Es la llamada Louis Vuitton Cup, en la que habr¨¢ una primera fase de duelos que permitir¨¢ eliminar a un equipo, dos semifinales y la final. De ella saldr¨¢ el equipo que se enfrentar¨¢ a los neozelandeses en octubre por, entonces s¨ª, la verdadera Copa del Am¨¦rica. Cada una de esas fases constar¨¢ de varias salidas, con su correspondiente vuelta al recorrido de unos 20 minutos, y, en caso de estar igualadas, se alargar¨¢n como un partido de tenis.
Por si todas las complejidades de la Copa del Am¨¦rica fueran pocas, a ellas hay que sumarles las dificultades habituales a las que se enfrenta el espectador de cualquier regata. En primer lugar, en vela todo depende de una fuerza invisible, el viento, cuya direcci¨®n e intensidad puede variar en cuesti¨®n de minutos (o segundos, si llega una racha). Adem¨¢s, salvo en algunos puntos muy espec¨ªficos (como las cuatro balizas donde las tripulaciones maniobrar¨¢n), a ras de agua o desde tierra es muy complicado hacerse una idea de lo que est¨¢ sucediendo entre los barcos y la mejor manera de seguir su evoluci¨®n es a trav¨¦s de una vista cenital, como la que ofrecen las retransmisiones televisadas. Si hemos optado por la pantalla, gozaremos de visi¨®n de conjunto (proporcionada por im¨¢genes de helic¨®ptero y dron o por simulaciones 3D), aunque seguiremos requiriendo r¨®tulos o un locutor para saber cu¨¢l es el viento en cada momento. Y, con todo, el televidente inexperto tampoco estar¨¢ a salvo de dudas porque el reglamento de regatas de la Federaci¨®n Internacional (que tambi¨¦n se aplica, con ligeras modificaciones, durante la Copa del Am¨¦rica) est¨¢ lleno de normas cuya comprensi¨®n requiere cierto tiempo de estudio. Conceptos como los de barlovento y sotavento, amurado (a babor o a estribor) o compromiso pueden resultar ininteligibles.
¡°Nuestro primer objetivo es hacer part¨ªcipe de todo esto a la ciudadan¨ªa¡±Ignasi Armengol, director de la Fundaci¨®n Barcelona Capital N¨¢utica
¡°Entendemos que la comprensi¨®n de la Copa del Am¨¦rica ya es suficientemente dif¨ªcil como para hacerla de pago, as¨ª que se podr¨¢ disfrutar desde el frontal mar¨ªtimo de la ciudad y en distintas zonas se generar¨¢ un ambiente n¨¢utico y festivo, con pantallas gigantes. La emisi¨®n televisiva tambi¨¦n ser¨¢ gratuita¡±, comenta Ignasi Armengol, director general de la Fundaci¨®n Barcelona Capital N¨¢utica, que aglutina y coordina a todas las administraciones implicadas (Ayuntamiento, Diputaci¨®n, Generalitat, Puerto y Ministerio de Cultura y Deporte, entre otras). Si bien tanto la organizaci¨®n de la regata como sus patrocinadores tienen, entre aficionados e invitados, a buena parte del p¨²blico asegurado, el reto a nivel comunicativo consiste en implicar a quienes, hasta hace poco, apenas hab¨ªan o¨ªdo hablar de ella. ¡°Desde que sabemos que somos adjudicatarios nuestro primer objetivo es hacer part¨ªcipe de todo esto a la ciudadan¨ªa¡±, confirma Armengol. Algo que tambi¨¦n ha subrayado el CEO de la regata, Grant Dalton: ¡°Es importante integrar a los vecinos de la Barceloneta en el proyecto¡±, dijo en junio en una entrevista con EL PA?S. La voluntad de la n¨¢utica de abrirse y modernizarse queda patente tambi¨¦n en el nacimiento de la Puig Women¡¯s America¡¯s Cup, la reci¨¦n creada versi¨®n femenina, que se celebrar¨¢ en Barcelona del 5 al 13 de octubre bajo el auspicio del grupo catal¨¢n, patrocinador global de la competici¨®n.
El componente visual de la Copa del Am¨¦rica es su m¨¢ximo activo. Los barcos est¨¢n volando en Barcelona desde principios de junio (entrenan y recogen datos t¨¦cnicos muy valiosos para realizar peque?as modificaciones hidrodin¨¢micas) y las im¨¢genes en las que aparecen sobre las olas con la ciudad de fondo, casi como extra?as criaturas marinas, son espectaculares. Armengol cree que es muy importante que el desarrollo de la competici¨®n est¨¦ a la vista de todo el mundo y se produzca cerca de las playas: ¡°Defendemos que la competici¨®n sea abierta. Sin entradas y sin gradas: tanto la regata como la previa y lo posterior, se vivir¨¢n en un village y en dos fanzones abiertos¡±. Cuando todo acabe y la Copa sea entregada, cierto legado debe permanecer en la ciudad en forma de actuaciones urban¨ªsticas o proyectos de promoci¨®n de la vela a largo plazo. ¡°Queremos que haya barcos disponibles para que la vela se convierta en una actividad extraescolar accesible para todos¡±. La vela es una gran desconocida en un pa¨ªs donde el 40% de la poblaci¨®n vive en municipios costeros, pero Armengol conf¨ªa en que estas iniciativas sirvan para desmontar prejuicios. Hay que tener en cuenta que el desembolso para un velero de iniciaci¨®n es de un m¨ªnimo de 5.000 euros, que generalmente desembolsan los padres del regatista. Y para los adultos el problema es, en realidad, d¨®nde tenerlo. Los atraques son escasos y caros. La correcci¨®n de estos problemas depende de la administraci¨®n, y la popularizaci¨®n de las competiciones puede abrir camino.
El 23 de mayo, Louis Vuitton, principal patrocinador de la Copa del Am¨¦rica, organiz¨® en el Parc G¨¹ell un desfile para presentar su ¨²ltima colecci¨®n. Fue un ¨¦xito, pero todas las cr¨®nicas incluyeron referencias a las protestas vecinales, que se han venido recrudeciendo. ¡°Nuestro objetivo es manchar la postal tur¨ªstica id¨ªlica que algunos necesitan para seguir vendiendo la ciudad¡±, indica Daniel Pardo, miembro de la Plataforma No a la Copa del Am¨¦rica, que aglutina a m¨¢s de 120 entidades. ¡°Lo que nos parece mal no es la vela, aunque esta es su versi¨®n m¨¢s elitista, sino que todo esto nos ha ca¨ªdo del cielo. Se anunci¨® a cosa hecha, con cl¨¢usulas confidenciales y sin debate ciudadano previo¡±, recuerda el activista.
Cuando se celebre la final habr¨¢ que hacer balance y comprobar si previsiones como la de la Universidad Pompeu Fabra, que defiende que la inversi¨®n p¨²blica de unos 50 millones de euros lograr¨¢ un retorno de 1200, se han cumplido. Por ahora, todo son deseos: los de la organizaci¨®n y las administraciones, centradas en dar espect¨¢culo, implicar a una ciudadan¨ªa reticente y hacer accesibles el mar y la n¨¢utica, y los de miembros de entidades como la Plataforma y tantos otros vecinos, que piden poder vivir tranquilos en sus barrios.
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