Marihuana, jets privados y miles de despidos: este es Adam Neumann, el tibur¨®n de los negocios al que podr¨ªa dar vida Jared Leto
La vida del fundador de WeWork, que quiso montar una red de oficinas compartidas en Marte y acab¨® siendo forzado a dejar su puesto despu¨¦s de llevar a su empresa a lo m¨¢s alto, inspirar¨¢ una serie de televisi¨®n protagonizada por Jared Leto
Deadline, p¨¢gina web dedicada a informar sobre el mundo de Hollywood, anunci¨® recientemente que Apple TV+ est¨¢ trabajando en una versi¨®n televisiva de WeCrashed: The Rise and Fall of WeWork, el podcast de diez cap¨ªtulos dirigido por David Brown que narra el ascenso y ca¨ªda de WeWork y el entramado de empresas We. La informaci¨®n, que fue reproducida por, entre otros medios ...
Deadline, p¨¢gina web dedicada a informar sobre el mundo de Hollywood, anunci¨® recientemente que Apple TV+ est¨¢ trabajando en una versi¨®n televisiva de WeCrashed: The Rise and Fall of WeWork, el podcast de diez cap¨ªtulos dirigido por David Brown que narra el ascenso y ca¨ªda de WeWork y el entramado de empresas We. La informaci¨®n, que fue reproducida por, entre otros medios IMdB y el Daily Mail apuntaba que, si bien el reparto a¨²n no est¨¢ cerrado, Apple TV+ se encuentra negociando con Jared Leto para que el ganador del Oscar por Dallas Buyers Club interprete a Adam Neumann y su azarosa vida como entrepreneur.
Despu¨¦s de llevar a la empresa a lo m¨¢s alto, el CEO y fundador de WeWork fue forzado a dejar su puesto en 2019, pocos d¨ªas antes de que la empresa saliera a bolsa. La raz¨®n para dicho cese encubierto fue que el valor real de la compa?¨ªa estaba muy por debajo del valor estimado. Esta situaci¨®n inesperada provoc¨® miles de despidos, pero no impidi¨® que, a pesar de todo, Neumann se embolsase mil millones de d¨®lares (alrededor de 800 millones de euros) por la venta de sus participaciones, a los que se sumaron otros 185 millones de d¨®lares (unos 150 millones de euros) por seguir como asesor de la compa?¨ªa. Cosas de la nueva econom¨ªa.
La historia de Adam Neumann no es nueva. Antes de ¨¦l, el sector financiero ya sorprendi¨® al mundo con cat¨¢strofes como la burbuja de las puntocom, las haza?as del Lobo de Wall Street Jordan Belfort, las locuras de John McAfee o las hipotecas subprime. Todos estos blufs empresariales fueron construidos con los mismos materiales que utiliz¨® Neumann para levantar WeWork: la charlataner¨ªa, una personalidad arrolladora, narcisismo desbordante, poca ¨¦tica empresarial y, todo sea dicho, unas v¨ªctimas con predisposici¨®n a dejarse embaucar.
As¨ª sucedi¨® con Masayoshi Son, due?o de SoftBank, al que le bast¨® una visita guiada con Neumann por las oficinas de WeWork para invertir en la empresa nada menos que cuatro mil millones de d¨®lares. Este impulsivo comportamiento no era infrecuente en Masayoshi, que ya hab¨ªa desembolsado veinte millones de d¨®lares en una incipiente Alibaba solo porque hab¨ªa percibido un brillo especial en los ojos de Jack Ma, fundador del gigante chino de las ventas por correo.
Si Masayoshi vio un brillo semejante en el caso Neumann, lo cierto es que debi¨® de ser complicado diferenciar si se trataba de una se?al sobrenatural, una ambici¨®n desmedida o efecto del consumo habitual de marihuana, droga que el joven fumaba en cualquier ocasi¨®n, incluso en su despacho de WeWork. En todo caso, Masayoshi no le dio importancia al asunto y, lejos de aconsejarle cautela a la hora de gestionar los cuatro mil millones de d¨®lares de SoftBank, le pidi¨® todo lo contrario: que so?ase y diera rienda suelta a su imaginaci¨®n. No hubo que dec¨ªrselo dos veces.
So?ar despierto
Neumann, que pas¨® su infancia entre Estados Unidos y un kibutz israel¨ª, siempre dese¨® poner en marcha lo que ¨¦l defini¨® como un kibutz capitalista. En otras palabras, una estructura productiva donde la colectividad trabajase conjuntamente, pero no para un bien compartido sino para su propio beneficio individual. Con esa idea en mente, Neumann dio sus primeros pasos en el mundo de la empresa con proyectos tan peculiares como unos zapatos de tac¨®n con el tac¨®n plegable, lo que permit¨ªa convertirlos en zapatos planos, o los Krawlers, pantalones con rodilleras para beb¨¦s en edad de gatear, que se anunciaban con el lema: ¡°El hecho de que no te lo digan no significa que no les duela¡±.
Si bien ambos emprendimientos fueron un fracaso, Neumann no desfalleci¨® y, aprovechando la ca¨ªda de los precios de los inmuebles a causa de la crisis de 2008, fund¨® WeWork, una compa?¨ªa que alquilaba inmuebles a largo plazo y los realquilaba a profesionales aut¨®nomos con contratos a corto plazo. Una forma como otra cualquiera de capitalizar la precariedad laboral surgida tras la crisis econ¨®mica, que Neumann presentaba como una oportunidad ¨²nica para crear sinergias, conocer gente interesante, poner en marcha proyectos conjuntos, compartir experiencias y, por qu¨¦ no, establecer relaciones sentimentales entre los dem¨¢s miembros de WeWork. Como dec¨ªa el propio Neumann de s¨ª mismo, ¨¦l no era un mero casero sino el creador de la primera ¡®red social f¨ªsica¡¯ en la que, para engrasar las relaciones, eran habituales las fiestas y el consumo de alcohol en d¨ªas laborales y horas de trabajo.
A pesar de lo poco original de la propuesta, la inversi¨®n de Masayoshi Son y el SoftBank permiti¨® que el empresario pusiera en marcha un plan de expansi¨®n internacional para abrir oficinas de WeWork en otras ciudades de Estados Unidos y, posteriormente, en m¨¢s pa¨ªses. Una estrategia a la que seguir¨ªa la de inculcar la filosof¨ªa We a otros sectores de la vida como la vivienda, para lo que cre¨® WeLive, edificios residenciales con amplias zonas comunes para hacer fiestas, interactuar, comer o cocinar y con peque?as habitaciones para dormir. B¨¢sicamente, lo que viene siendo un colegio mayor.
Aunque cada vez era m¨¢s evidente que Neumann no hab¨ªa inventado nada nuevo, el aparente ¨¦xito de sus ocurrencias le hizo ser a¨²n m¨¢s ambicioso e idear nuevas derivadas para el universo We. Por ejemplo, la entidad bancaria WeBank, la empresa naval WeSail, la cadena de hoteles WeSleep, las aerol¨ªneas WeFly e incluso WeMars, para instalar en el planeta rojo oficinas compartidas. Tal y como le hab¨ªa pedido Masayoshi Son, Neumann so?aba y daba rienda suelta a sus excentricidades, entre las que se encontraban caminar descalzo por las oficinas, instalar una piscina de inmersi¨®n y una sauna de infrarrojos en su despacho, adquirir un autom¨®vil Maybach con su correspondiente ch¨®fer, vestir camisetas de algod¨®n de m¨¢s de doscientos d¨®lares (unos 170 euros) y comprar por sesenta millones de d¨®lares (49 millones de euros) un jet privado en el que viajaba con sus amigos y hac¨ªa hotbox, t¨¦rmino que se refiere a fumar marihuana en un espacio cerrado para aumentar los efectos de la droga por acumulaci¨®n de humo.
Una serie y alg¨²n ¡®spin off¡¯
Hablando de humo, el comportamiento excesivo y caprichoso de Neumann, sumado a determinadas operaciones que podr¨ªan ser consideradas desleales hacia la compa?¨ªa ¡ªcomo la adquisici¨®n de inmuebles que posteriormente alquilaba a WeWork para establecer en ellos la red de oficinas compartidas¡ª, hizo pensar a algunos inversores que el joven empresario no hac¨ªa otra cosa que vender humo. Tanto es as¨ª que, pocos d¨ªas antes de que la empresa saliera a bolsa, los expertos comenzaron a poner en duda que WeWork, cuyo valor estimado era de casi cincuenta mil millones de d¨®lares (alrededor de cuarenta mil millones de euros), valiese realmente esa cantidad. Dada la desconfianza de los mercados y antes de arriesgarse a que la operaci¨®n fuera un fracaso, la compa?¨ªa decidi¨® posponer la salida a bolsa y averiguar cu¨¢l era su situaci¨®n real.
Una de las primeras consecuencias de esa decisi¨®n fue la renuncia como CEO de Neumann, al que algunos inversores llegaron a denunciar en los tribunales. La demanda no prosper¨® y el empresario contin¨²a disfrutando hoy en d¨ªa del dinero obtenido por la venta de sus participaciones. Si bien ya ha perdido su status de bimillardario sigue invirtiendo en startups como la empresa israel¨ª de movilidad compartida GoTo Mobility, y nada impide que, en el futuro, pueda hacer realidad esos sue?os que no pudo cumplir por haber estado dedicado a WeWork. Por ejemplo, ser el primer trimillardario del mundo, convertirse en primer ministro de Israel, ser elegido ¡°presidente del mundo¡± o vivir para siempre. Con aspiraciones como estas, AppleTV+ tiene garantizada una apasionante primera temporada, varios follow up y alg¨²n que otro spin off, pues no hay que olvidar que Rebekah, esposa de Neumann, adem¨¢s de ser una estudiosa de la c¨¢bala, es prima de Gwyneth Paltrow, actriz y empresaria que, a principios de 2020, arras¨® con sus velas con aroma a vagina. A la suya, concretamente.
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