Jacinda Ardern, la primera ministra neozelandesa que da pronto y da duro (tambi¨¦n contra el coronavirus)
Su determinaci¨®n la llev¨® a cerrar el pa¨ªs cuando solo registraba un centenar de casos, como le recomendaron sus contactos en Europa
Dale duro y dale pronto¡± es el lema que fe escogi¨® para su plan de ataque contra el coronavirus. Con un liderazgo que combina medidas implacables con la compasi¨®n y el magnetismo personal, la primera ministra de Nueva Zelanda ha vuelto a seducir a sus conciudadanos. En s¨®lo tres semanas de confinamiento ha conseguido ¡°aplanar la curva¡± (el pa¨ªs suma unos 1.400 casos y 9 fallecidos) y ahora aspira a eliminar el virus del pa¨ªs. No es la primera vez que Ardern, con s¨®lo 39 a?os, despunta internacionalmente por sus dotes de liderazgo durante una crisis.
Ella misma atribuye su ¨¦xito al fuego...
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Dale duro y dale pronto¡± es el lema que fe escogi¨® para su plan de ataque contra el coronavirus. Con un liderazgo que combina medidas implacables con la compasi¨®n y el magnetismo personal, la primera ministra de Nueva Zelanda ha vuelto a seducir a sus conciudadanos. En s¨®lo tres semanas de confinamiento ha conseguido ¡°aplanar la curva¡± (el pa¨ªs suma unos 1.400 casos y 9 fallecidos) y ahora aspira a eliminar el virus del pa¨ªs. No es la primera vez que Ardern, con s¨®lo 39 a?os, despunta internacionalmente por sus dotes de liderazgo durante una crisis.
Ella misma atribuye su ¨¦xito al fuego interno que le gu¨ªa: su intensa vocaci¨®n de servicio p¨²blico, que hered¨® de un padre polic¨ªa y una madre empleada en una cafeter¨ªa escolar. Ardern ingres¨® en el Partido Laborista con 18 a?os y estudi¨® Ciencias Pol¨ªticas y Comunicaci¨®n en la Universidad. Desde entonces ha dedicado su carrera a sus ideales socialdem¨®cratas, feministas y republicanos (Nueva Zelanda es parte de la monarqu¨ªa brit¨¢nica). Antes de convertirse en diputada trabaj¨® en una cocina comunitaria en Nueva York y fue presidenta de la Uni¨®n Internacional de Juventudes Socialistas.
Su ascenso al poder fue tan mete¨®rico que hasta a ella la cogi¨® por sorpresa. En agosto de 2017 el l¨ªder de su partido dimiti¨® y la formaci¨®n la escogi¨® a ella para reemplazarlo, a s¨®lo siete semanas de las elecciones generales. En ese tiempo r¨¦cord Ardern logr¨® dar la vuelta a las encuestas con su determinaci¨®n y su carisma, en un fen¨®meno que se bautiz¨® como Jacindaman¨ªa y que brind¨® al partido unos resultados electorales mucho mejores de los que nadie esperaba. Tras formar un Gobierno de coalici¨®n, Ardern se convert¨ªa en primera ministra de Nueva Zelanda, la tercera mujer que llega a este cargo en la historia del pa¨ªs.
El triunfo de Ardern atrajo la atenci¨®n de la prensa internacional, un hecho casi inaudito para Nueva Zelanda, un peque?o pa¨ªs situado en el suroeste del oc¨¦ano Pac¨ªfico con menos de cinco millones de habitantes. En poco tiempo la l¨ªder laborista volv¨ªa a irrumpir en los titulares al convertirse en la segunda mujer gobernante de la historia en dar a luz durante el cargo. Su ejemplo quiz¨¢ sirva de inspiraci¨®n para millones de mujeres, pero Ardern dej¨® claro que ten¨ªa muchas m¨¢s ambiciones: ¡°No quiero que s¨®lo se me recuerde como esa mujer que tuvo un hijo¡±, dijo en una entrevista con The New York Times.
Unos meses despu¨¦s Ardern tuvo la oportunidad de desmentir a sus detractores, que la acusaban de ser ¡°una pol¨ªtica sin sustancia¡±. El 15 de marzo de 2019 el australiano Brenton Tarrant atac¨® dos mezquitas en Christchurch, en la isla sur del pa¨ªs, y mat¨® a 51 personas. Los neozelandeses mostraron un gesto de horror colectivo: se trataba del primer ataque terrorista en esta tierra remota y pac¨ªfica con bajos niveles de violencia. Jacinda Ardern se erigi¨® en la l¨ªder que el pa¨ªs necesitaba para superar el trauma colectivo. La primera ministra anunci¨® la reforma inmediata de la ley armament¨ªstica del pa¨ªs y conden¨® a las redes sociales por haber permitido que Tarrant divulgara el atentado en directo. Al mismo tiempo mostr¨® su lado m¨¢s humano y compasivo cuando, cubierta con un hiyab, abraz¨® a los familiares de las v¨ªctimas en un acto p¨²blico. Su rostro compungido envuelto en el pa?uelo isl¨¢mico dio la vuelta al mundo y difundi¨® alto y claro el mensaje que Nueva Zelanda quer¨ªa enviar a los terroristas: ante un acto de odio, el pa¨ªs respond¨ªa con paz y unidad.
Ha anunciado un recorte del 20% de los sueldos de ejecutivos p¨²blicos, ministros y del suyo propio
La revista norteamericana Fortune destac¨® su ¡°humildad y empat¨ªa¡± y recomend¨® a los ¡°futuros l¨ªderes que miren hacia Ardern para recibir una clase magistral sobre c¨®mo guiar un pa¨ªs durante una crisis¡±. La primera ministra est¨¢ aplicando estas mismas cualidades a la emergencia del coronavirus, poni¨¦ndose desde el primer minuto al servicio de la comunidad. Ardern comparece casi todos los d¨ªas ante la prensa para revelar los ¨²ltimos datos sobre la epidemia. Al mismo tiempo, interviene peri¨®dicamente en sus perfiles en las redes sociales: la primera noche del confinamiento conect¨® con sus seguidores, desde su casa y vestida con un ch¨¢ndal, minutos despu¨¦s de poner a su hija a dormir. Su objetivo es transmitir a los neozelandeses que entiende el sacrificio que est¨¢n haciendo. Esta semana ha anunciado un recorte del 20% de los sueldos de los ejecutivos p¨²blicos y los ministros, y, por supuesto, de ella misma.
La l¨ªder laborista agradeci¨® a sus contactos en Europa que le hubieran aconsejado cerrar el pa¨ªs cuando s¨®lo registaba un centenar de casos. Su gobierno no s¨®lo sell¨® las fronteras sino que ha decretado que todos los neozelandeses que vuelvan a casa desde el extranjero sean trasladados a una instalaci¨®n gubernamental para pasar los 14 d¨ªas de cuarentena. Gracias a estas actuaciones decisivas, Jacinda Ardern ha superado el primer asalto contra el coronavirus, pero ahora se enfrenta a la misma compleja decisi¨®n que la mayor¨ªa de l¨ªderes internacionales: resolver cu¨¢ndo y c¨®mo levantar el confinamiento ser¨¢ el mayor test de su carrera, pues de esta decisi¨®n puede depender la vida de decenas de miles de neozelandeses.