?Ad¨®nde ir¨¢ la educaci¨®n?

La tremenda prueba de resistencia y resiliencia para el sistema tra¨ªda por la pandemia va a alterar nuestra visi¨®n de las prioridades. Ahora es probable que el trinomio repetici¨®n-fracaso-abandono pierda visibilidad, ya que ministerio y comunidades aut¨®nomas han alentado la promoci¨®n de curso y la recesi¨®n elimina el tir¨®n del empleo juvenil y, por ello, del abandono. Pero si, a medio plazo, viene la resaca por el descenso del nivel, habr¨¢ m¨¢s fracaso (menos graduaci¨®n) y, con las secuelas de la desescolarizaci¨®n, m¨¢s ...

La tremenda prueba de resistencia y resiliencia para el sistema tra¨ªda por la pandemia va a alterar nuestra visi¨®n de las prioridades. Ahora es probable que el trinomio repetici¨®n-fracaso-abandono pierda visibilidad, ya que ministerio y comunidades aut¨®nomas han alentado la promoci¨®n de curso y la recesi¨®n elimina el tir¨®n del empleo juvenil y, por ello, del abandono. Pero si, a medio plazo, viene la resaca por el descenso del nivel, habr¨¢ m¨¢s fracaso (menos graduaci¨®n) y, con las secuelas de la desescolarizaci¨®n, m¨¢s abandono prematuro.

Otras dos cuestiones han descollado. Una, la tutela y cuidado de los menores, socializados y encomendados a la escuela aunque relegados y denostados, pero ahora prioritarios. Otra, la desigual composici¨®n social de los centros y la distribuci¨®n desequilibrada del alumnado m¨¢s vulnerable (no solo seg¨²n el t¨®pico estatal frente a concertada), que ha supuesto desaf¨ªos dispares. Pero problemas que no parec¨ªan tan urgentes nos han estallado en la cara con la pandemia y condicionar¨¢n nuestro futuro m¨¢s que nunca.

Primero, la digitalizaci¨®n. Dispositivos y conectividad en centros, subvenci¨®n a alumnos y familias en desventaja, y, sobre todo, capacitaci¨®n del profesorado, derecho para el que siempre hubo medios y deber poco atendido. Desde la estampida de marzo hemos visto la diferencia entre los centros y profesores avanzados (o simplemente listos para la transici¨®n) y los que no lo estaban. La falta de competencia y fluidez digitales hoy equivale al analfabetismo ayer: desdichados para cualquiera e inaceptables en la docencia.

Segundo, la dictadura del aula-huevera, la falta de entornos de aprendizaje abiertos, flexibles e innovadores. Incluso la incapacidad de no pocos profesores y autoridades para imaginarlos, tan patente en el raca-raca sobre las ratios y la tard¨ªa e insuficiente iniciativa para redise?ar y aprovechar esos y otros espacios. En suma, poca capacidad innovadora.

Tercero, la mala gobernanza del sistema: un ministerio lento, 16 comunidades (except¨²o la Valenciana) confundidas, Ayuntamientos sin competencias ni un lugar propio (tan importante ahora para ampliar espacios y modalidades) y centros no siempre conscientes de su autonom¨ªa ni responsables en ella.

Cuarto, una profesi¨®n trufada de valiosas individualidades pero con poco m¨²sculo colectivo, inicialmente en retirada y siempre temerosa y vacilante, cuya voz ha sido capturada por los sindicatos en un discurso monocorde: m¨¢s recursos, para m¨¢s profesores, para m¨¢s afiliados¡­ para seguir con m¨¢s de lo mismo. M¨¢s recursos s¨ª, pero de nada valdr¨¢n sin m¨¢s y mejores ideas.

Quinto, la desmesurada politizaci¨®n: partidismo en y desde las instituciones, nacionalismos m¨¢s preocupados por el fuero que por el huevo, inoportuno (en plena crisis) e injustificado (vista la respuesta unos y otros) desentierro del conflicto p¨²blico-privado, amenazas de huelga, descalificaciones y fanatismo en foros y redes¡­

Los temerosos pedir¨¢n, ¡°en tiempos de tribulaci¨®n, no hacer mudanzas¡±. Los acomodados ver¨¢n s¨®lo ataques y alertar¨¢n contra la doctrina del shock. Los comprometidos e innovadores viven la crisis como lo que es, pero sabr¨¢n ver en ella una oportunidad.

Mariano Fern¨¢ndez Enguita es catedr¨¢tico en la Universidad Complutense de Madrid, director del Instituto Nacional de Administraci¨®n P¨²blica (INAP) y autor de ¡®M¨¢s escuela y menos aula¡¯.