Por colgar una pancarta
Tambi¨¦n habr¨ªa incurrido en infracci¨®n el partido que hubiera escrito lo contrario de lo que puso Torra
Sabemos que la t¨¦cnica m¨¢s avanzada de manipulaci¨®n, y la que m¨¢s se aplica actualmente en el lenguaje p¨²blico y period¨ªstico, consiste en decir una parte de la verdad y silenciar otra. Algunos consideran que de esa forma no se miente, pues se comunican s¨®lo datos ciertos, pero la filosof¨ªa y la pragm¨¢tica han demostrado lo contrario. Cuando provocamos que alguien obtenga mediante inferencias l¨®gicas un sentido recto de nuestras palabras, somos responsables tanto del mensaje que se emite como del que se omite. Es decir, somos responsables del enga?o que se produce cuando el sentido que necesar...
Reg¨ªstrate gratis para seguir leyendo
Si tienes cuenta en EL PA?S, puedes utilizarla para identificarte
Sabemos que la t¨¦cnica m¨¢s avanzada de manipulaci¨®n, y la que m¨¢s se aplica actualmente en el lenguaje p¨²blico y period¨ªstico, consiste en decir una parte de la verdad y silenciar otra. Algunos consideran que de esa forma no se miente, pues se comunican s¨®lo datos ciertos, pero la filosof¨ªa y la pragm¨¢tica han demostrado lo contrario. Cuando provocamos que alguien obtenga mediante inferencias l¨®gicas un sentido recto de nuestras palabras, somos responsables tanto del mensaje que se emite como del que se omite. Es decir, somos responsables del enga?o que se produce cuando el sentido que necesariamente extrae el receptor difiere de la realidad que conoce el hablante.
Ese truco se viene manifestando en la afirmaci¨®n de que Quim Torra, inhabilitado presidente de la Generalitat de Catalu?a, ¡°fue condenado por colgar una pancarta¡±. Y s¨ª, en eso consisti¨® el hecho puramente observado, en colocar una pancarta. Pero tal afirmaci¨®n se parece mucho a explicar que un conductor que se salt¨® un sem¨¢foro fue multado por circular a una velocidad moderada.
Quim Torra ten¨ªa derecho a colgar una pancarta a favor de los presos independentistas condenados por malversaci¨®n, sedici¨®n y otras minucias; cometidas como parte de una movilizaci¨®n pol¨ªtica favorable a la independencia en la que se despreci¨® a m¨¢s de la mitad de la poblaci¨®n catalana, se derog¨® el Estatuto de Autonom¨ªa y se contravino la Constituci¨®n. A colocar esa pancarta ten¨ªa derecho.
Pero tal pancarta no se colg¨® cualquier d¨ªa en cualquier sitio, sino en plena campa?a electoral de 2019 y en la fachada del edificio de la Generalitat. Es decir, en un inmueble propiedad de todos los catalanes, tanto de los independentistas como de quienes no apoyan el secesionismo (y que son mayor¨ªa, seg¨²n se ve elecci¨®n tras elecci¨®n y encuesta tras encuesta).
La Junta Electoral, ¨®rgano encargado de preservar la legalidad y tambi¨¦n la neutralidad de los espacios p¨²blicos durante las campa?as, orden¨® retirar la pancarta y los s¨ªmbolos; y Torra desobedeci¨®. No s¨®lo eso, sino que adem¨¢s defendi¨® p¨²blicamente su acto de latrocinio.
La Junta actuaba conforme a la Ley Electoral, pensada para los comicios generales y municipales y que adem¨¢s rige como supletoria en las convocatorias auton¨®micas de Catalu?a. Eso se debe a que su Parlamento ha sido incapaz en estos decenios de alcanzar un acuerdo sobre su propia norma reguladora, competencia de la que dispone.
Por tanto, lo que hizo Torra no fue colgar una pancarta, sino apropiarse de un bien p¨²blico para uso partidista, contravenir una ley doblemente v¨¢lida en su territorio y deso¨ªr una orden que estaba obligado a obedecer. El mensaje de la pancarta es lo de menos. Habr¨ªa incurrido en la misma infracci¨®n si el texto hubiese dicho lo contrario de lo que proclam¨®, igual que el alcalde que situara en la fachada del Ayuntamiento una publicidad de su tienda de ultramarinos. En este caso no podr¨ªamos sostener tampoco que alguien ha sido condenado por poner un anuncio, sino por usurpar lo que pertenece a todos.
Por tanto, las declaraciones y las informaciones en las cuales se afirma que Torra fue condenado ¡°por colgar una pancarta¡± caen, queriendo o sin querer, en una manipulaci¨®n del lenguaje que se parece mucho a la mentira.