C¨®mo la ultraderecha consigue definir la agenda pol¨ªtica
Los partidos de extrema derecha consiguen que la opini¨®n p¨²blica d¨¦ importancia a temas como la inmigraci¨®n o el terrorismo incluso en pa¨ªses donde ambos fen¨®menos son menores o inexistentes, escribe el experto en extremismo Cas Mudde
Casi todas las formaciones de ultraderecha aspiran a influir en la opini¨®n p¨²blica, aunque los objetivos que persiguen con ello son muy diversos y los medios por los que tratan de conseguirlos no son menos variados. Si algunos skins neonazis se valen de la m¨²sica para atraer a seguidores y de la violencia para intimidar a sus oponentes, los partidos de derecha radical populista se centran m¨¢s en las elecciones y las pol¨ªticas para alcanzar fines similares. Los grupos de la extrema derecha tienden a tener un ¨¦xito relativamente escaso cuando tratan de ganarse a la gente para la causa de ...
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Casi todas las formaciones de ultraderecha aspiran a influir en la opini¨®n p¨²blica, aunque los objetivos que persiguen con ello son muy diversos y los medios por los que tratan de conseguirlos no son menos variados. Si algunos skins neonazis se valen de la m¨²sica para atraer a seguidores y de la violencia para intimidar a sus oponentes, los partidos de derecha radical populista se centran m¨¢s en las elecciones y las pol¨ªticas para alcanzar fines similares. Los grupos de la extrema derecha tienden a tener un ¨¦xito relativamente escaso cuando tratan de ganarse a la gente para la causa de sus ideas abiertamente racistas y antidemocr¨¢ticas, pero su violencia puede tener un efecto paralizante en la poblaci¨®n, sobre todo en aquellos colectivos que ellos escogen como blanco. En particular, en algunas localidades y ciudades europeas orientales, algunos grupos de extrema derecha se han dedicado a sembrar el terror entre las poblaciones de residentes ¡°for¨¢neos¡± para crear lo que los neonazis germanoorientales llaman national befreite zone (¡°zonas nacionales liberadas¡±), una manera de referirse a las ¨¢reas ¡°limpias¡± de inmigrantes (reales o percibidos como tales) y de otras minor¨ªas ¨¦tnicas (como la gitana).
A medida que los colectivos que son blanco de ese amedrentamiento se van sintiendo menos seguros en el espacio p¨²blico; tambi¨¦n aumenta en ellos la actitud cr¨ªtica con ciertas instituciones pol¨ªticas y estatales clave, desde el Parlamento hasta la polic¨ªa. Hablamos de poblaciones que suelen sentir, ya de entrada, un elevado nivel de desconfianza hacia los organismos del Estado (y, en especial, hacia las fuerzas del orden p¨²blico, debido a un historial previo de discriminaci¨®n y violencia), lo que implica cierta tendencia por su parte a no denunciar los incidentes y a no pedir protecci¨®n. A menudo, esas personas est¨¢n convencidas de que los polic¨ªas simpatizan con los grupos de ultraderecha. Y no lo dicen por decir. En muchos pa¨ªses (como, por ejemplo, Francia y Grecia), el apoyo a los partidos de derecha radical populista es desproporcionadamente alto entre el personal policial, que, sobre todo a escala local, mantiene en no pocos casos fuertes lazos de tipo personal con organizaciones y personas de la ultraderecha.
El aumento del apoyo popular a los partidos de la derecha radical populista tiene un efecto parecido entre las poblaciones a las que trata de coaccionar, pues estas comienzan a percibir que sectores significativos tanto de la sociedad como del Estado en el que viven se muestran hostiles a sus intereses, cuando no a su mera presencia. Esto se manifiesta con m¨¢s fuerza si cabe cuando los partidos de derecha radical populista son desmarginados y normalizados en la sociedad en general, y no digamos cuando participan en Gobiernos (nacionales y locales). Al final, esto puede traducirse f¨¢cilmente en una p¨¦rdida de confianza en el conjunto del sistema pol¨ªtico por parte de las poblaciones perseguidas por la ultraderecha.
La relaci¨®n entre la opini¨®n p¨²blica de la poblaci¨®n en general y los partidos de derecha radical populista es m¨¢s compleja de lo que se tiende a suponer. La opini¨®n p¨²blica es tanto una causa como una consecuencia del ¨¦xito electoral de esas formaciones, si bien las pruebas de lo primero son mucho m¨¢s contundentes que las pruebas de lo segundo. La mayor¨ªa de los partidos englobados en la derecha radical populista consiguen su primer gran avance electoral abri¨¦ndose paso desde los m¨¢rgenes pol¨ªticos y pese a haber estado casi ausentes de los grandes medios de comunicaci¨®n hasta entonces. Como su ideolog¨ªa m¨¢s que oponerse de ra¨ªz a los valores del propio sistema convencional est¨¢ muy estrechamente emparentada con estos, esos partidos no tienen que cambiar la opini¨®n de la poblaci¨®n en general. Lo que necesitan es que el debate p¨²blico se traslade hacia sus temas preferidos y use su manera de enfocarlos, lo que muchas veces sucede sin que la propia derecha radical populista tenga ni siquiera que ejercer un papel destacado en ese proceso.
Aun as¨ª, hay todav¨ªa muy pocas pruebas emp¨ªricas de que todo eso influya de forma significativa en la opini¨®n p¨²blica. Aunque las encuestas muestran un incremento del sentimiento antisistema y del escepticismo en buena parte de Europa, el sentimiento antiinmigrante era ya elevado ¡ªincluso en pa¨ªses que ten¨ªan poca inmigraci¨®n con anterioridad a 2015¡ª , y parece estar disminuyendo ligeramente en Europa occidental a medida que las nuevas generaciones de adultos j¨®venes se van encontrando cada vez m¨¢s c¨®modas con la diversidad. Parecido descenso en la oposici¨®n a la inmigraci¨®n se viene observando en Estados Unidos desde (al menos) 1995 ¡ªal tiempo que crece el apoyo a la inmigraci¨®n¡ª, y la presidencia de Trump no ha frenado en absoluto esa tendencia. Dentro de la UE se aprecian incluso ciertas se?ales de una reacci¨®n democr¨¢tica liberal contraria al ¨¦xito de la ultraderecha. Por ejemplo, el apoyo a la UE ha aumentado (o repuntado) tras el Brexit y es especialmente alto ahora en Hungr¨ªa y Polonia, pese (o tal vez debido) a los Gobiernos de derecha radical populista y profundamente euroesc¨¦pticos que est¨¢n all¨ª en el poder.
El mayor efecto de los partidos ultraderechistas no es sobre la posici¨®n que se adopta sobre determinados temas, sino sobre la prominencia que se les otorga a esos temas; es decir, sobre la importancia que las personas atribuyen a cada tema (y puede que tambi¨¦n sobre la intensidad de sus posiciones). Se trata de una consecuencia directa del ¨¦nfasis que los medios ponen en los temas, lo cual, como ya se ha dicho, est¨¢ relacionado con aquello de lo que los pol¨ªticos ¡ªtanto los de la derecha radical como los de los partidos convencionales¡ª eligen hablar.
En general, sin embargo, el efecto de la ultraderecha en la opini¨®n p¨²blica es mayormente indirecto, v¨ªa establecimiento de la agenda, y depende en buena medida de en qu¨¦ ¨¢mbitos del propio sistema pol¨ªtico establecido, como el medi¨¢tico o el pol¨ªtico, por ejemplo, se adopten acr¨ªticamente los temas y los enfoques dictados por los ultraderechistas. De ah¨ª que, por ejemplo, en las encuestas que se realizan en el conjunto de la UE para el Eurobar¨®metro se observe desde hace a?os una elevada prominencia de temas como la inmigraci¨®n o el terrorismo incluso en pa¨ªses donde ambos fen¨®menos son menores o inexistentes.
Cas Mudde (Geldrop, Pa¨ªses Bajos, 1967) es polit¨®logo y experto en extremismos. Es profesor titular en la Escuela de Asuntos P¨²blicos e Internacionales de la Universidad de Georgia (Estados Unidos). Este adelanto editorial es un extracto del libro ¡®La ultraderecha hoy¡¯, de la editorial Paid¨®s, que se publica el pr¨®ximo mi¨¦rcoles 17 de febrero.