Pedir perd¨®n sin pedir perd¨®n
Otegi dijo en 1999 que la responsabilidad de que ETA matara reca¨ªa en los partidos democr¨¢ticos. Esta vez se lo ahorr¨®
El libro del profesor brit¨¢nico John L. Austin C¨®mo hacer cosas con palabras (Paid¨®s, 1962) constituy¨® un acontecimiento en la filosof¨ªa del lenguaje. Con Austin aprendimos que decimos palabras, y tambi¨¦n que hacemos con palabras. Por ejemplo, hacemos con palabras al decir ¡°gracias¡±, porque en ese momento estamos agradeciendo algo. Para felicitar hace falta decir ¡°te felicito¡± o una f¨®rmula equivalente, del mismo modo que para suspender el pleno del Congreso se pr...
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El libro del profesor brit¨¢nico John L. Austin C¨®mo hacer cosas con palabras (Paid¨®s, 1962) constituy¨® un acontecimiento en la filosof¨ªa del lenguaje. Con Austin aprendimos que decimos palabras, y tambi¨¦n que hacemos con palabras. Por ejemplo, hacemos con palabras al decir ¡°gracias¡±, porque en ese momento estamos agradeciendo algo. Para felicitar hace falta decir ¡°te felicito¡± o una f¨®rmula equivalente, del mismo modo que para suspender el pleno del Congreso se precisa que la presidenta diga ¡°se suspende la sesi¨®n¡±. Puedo escribir que rechazo un regalo y sin embargo qued¨¢rmelo; pero si dijese ¡°condeno los atentados¡± los estar¨ªa condenando aunque me moviera la hipocres¨ªa.
?Y qu¨¦ hace falta para pedir perd¨®n? Obviamente, declarar que se pide perd¨®n. Pero la comunicaci¨®n humana cuenta con distintos caminos. Tambi¨¦n se puede pedir perd¨®n metaf¨®ricamente (¡°me arrodillo ante ti¡±); incluso gestualmente (si alguien se inclina, baja la cabeza y junta las manos, est¨¢ implorando perd¨®n sin pronunciar esos t¨¦rminos).
?Pidi¨® perd¨®n Arnaldo Otegi el lunes cuando habl¨® de las v¨ªctimas del terrorismo? Veamos sus palabras: ¡°Queremos trasladarles que sentimos su dolor y afirmamos que nunca deber¨ªa haberse producido. A nadie puede satisfacer que aquello sucediera. No se deber¨ªa haber prolongado tanto en el tiempo. (¡) Nada de lo que digamos puede deshacer el da?o causado. Pero es posible aliviarlo desde el respeto y la memoria. Sentimos enormemente su sufrimiento y nos comprometemos a mitigarlo¡±.
En verdad, la expresi¨®n ¡°pedimos perd¨®n¡± no figura. La declaraci¨®n s¨ª refiere un dolor ajeno y evoca alguna responsabilidad propia en ¨¦l (por eso la frase ¡°nos comprometemos a mitigarlo¡±), pero a la vez alude a un periodo dentro del cual la violencia parec¨ªa tolerable (¡°no se deber¨ªa haber prolongado tanto¡±). Al no completarse el mensaje con la palabra ¡°perd¨®n¡±, queda abierta la reserva mental de que los terroristas no fueron los responsables de tanta muerte. Sin embargo, a la hora de interpretar a Otegi por lo que silencia, se puede apreciar tambi¨¦n que esta vez no mencion¨® que tal culpa les corresponde ¡°al Estado espa?ol¡± o a los dem¨¢s partidos, acusaci¨®n habitual en ¨¦pocas anteriores.
El 29 de noviembre de 1999, Otegi comentaba p¨²blicamente el anuncio de que ETA interrump¨ªa su alto el fuego. Tras una defensa de ¡°los represaliados pol¨ªticos vascos¡± (los asesinos encarcelados), dijo: ¡°El Partido Socialista, la Uni¨®n del Pueblo Navarro, el Partido Popular (¡) han actuado con absoluta irresponsabilidad pol¨ªtica, no han planteado otra estrategia que no fuera la estrategia de la guerra y de la provocaci¨®n y se han mantenido inamovibles en una batalla contra la democracia (¡), no valen ahora excusas ni adjudicaci¨®n de responsabilidades a otros (¡). La permanente incapacidad de estos agentes pol¨ªticos (¡) merece nuestro m¨¢s absoluto desprecio (¡), nos asiste la raz¨®n frente a una batalla fascista¡±.
Aquel d¨ªa, por tanto, Otegi explicit¨® que la culpa del terrorismo correspond¨ªa a los partidos democr¨¢ticos. Pero el lunes se lo ahorr¨®. ?Significa eso que asume la responsabilidad del da?o, al no proyectarlo ya sobre otros? Tal vez. Ahora bien, si hubiera expresado textualmente ¡°pedimos perd¨®n¡±, no habr¨ªa dudas, ni para nosotros ni para John Austin. Sin embargo, por alguna raz¨®n decidi¨® no pronunciar esas palabras que habr¨ªan tenido la capacidad de hacer por s¨ª mismas. Y con ello dej¨® libre el terreno para que cada cual lo interpretase a su gusto. Incluidos sus propios fan¨¢ticos.
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