Uno comprende
A algunas potencias de la Uni¨®n Europea (por llamarlas de alguna forma) se les hace demasiado larga la guerra en Ucrania
Creo que Carl von Clausewitz nunca dijo literalmente eso de que ¡°la guerra es la continuaci¨®n de la diplomacia por otros medios¡±. El militar prusiano no sintetizaba tanto. Pero ven¨ªa a decir algo as¨ª. En el furor salvaje de una guerra, seg¨²n ¨¦l, lo ¨²nico racional son los objetivos. Y cualquier objetivo, en ¨²ltimo extremo, es pol¨ªtico. La idea de Von Clausewitz funciona tambi¨¦n al rev¨¦s: la pol¨ªtica es la continuaci¨®n de la guerra por otros medios. En eso parecen insistir las potencias (por llamarl...
Creo que Carl von Clausewitz nunca dijo literalmente eso de que ¡°la guerra es la continuaci¨®n de la diplomacia por otros medios¡±. El militar prusiano no sintetizaba tanto. Pero ven¨ªa a decir algo as¨ª. En el furor salvaje de una guerra, seg¨²n ¨¦l, lo ¨²nico racional son los objetivos. Y cualquier objetivo, en ¨²ltimo extremo, es pol¨ªtico. La idea de Von Clausewitz funciona tambi¨¦n al rev¨¦s: la pol¨ªtica es la continuaci¨®n de la guerra por otros medios. En eso parecen insistir las potencias (por llamarlas de alguna forma) de la Uni¨®n Europea.
Uno comprende que los gobiernos de Francia, Alemania, Italia y otros pa¨ªses, quiz¨¢ con la excepci¨®n de quienes padecen la condici¨®n de vecinos de Rusia, deseen que la guerra de Ucrania vaya acab¨¢ndose. Se trata de un conflicto econ¨®micamente muy da?ino. El gas, el trigo, la inflaci¨®n, etc¨¦tera. Al fin y al cabo, presionar para que se negocie una paz es una forma de salvar vidas, ?no? Al fin y al cabo, la pol¨ªtica y la guerra funcionan de forma muy parecida: gana el m¨¢s fuerte.
Uno comprende que, desde la perspectiva de este lado, la regi¨®n oriental de Crimea y por supuesto Crimea se vean ya como rusas. Esa es una guerra muy anterior a la invasi¨®n de este a?o. Empez¨® en 2014. ?No se podr¨ªa hacer a Vlad¨ªmir Putin una concesi¨®n territorial que, en realidad, ya se ha hecho a s¨ª mismo? ?No se podr¨ªa apaciguar as¨ª al tirano del Kremlin? Luego nos encargar¨ªamos de inundar lo que quedara de Ucrania con ayudas, mimos e inflamadas promesas de adhesi¨®n r¨¢pida a la Uni¨®n Europea.
Uno comprende en qu¨¦ consiste la realpolitik, un invento tan prusiano como el propio Von Clausewitz. Resulta evidente que damos ya por finiquitada la sacralizaci¨®n de las fronteras europeas establecidas tras la Segunda Guerra Mundial y que asumimos la nueva realidad. La historia se mueve, qu¨¦ se le va a hacer. Y siempre le toca perder a alguien. A alguien d¨¦bil. Estas cosas no tienen nada que ver con la justicia. Ah¨ª est¨¢ el caso de los saharauis, a quien Espa?a tiene la costumbre de traicionar sin dar siquiera explicaciones. La realpolitik, amigos. Nada de principios ¨¦ticos ni de gestos grandilocuentes, sino, al contrario, posibilismo y paciencia para evitar males mayores.
Uno comprende que el tiempo cura. Que muchos de aquellos espa?oles derrotados de 1939 a los que Francia encerr¨® en el campo de concentraci¨®n de Argel¨¨s acabaron amando Francia, y que con los a?os Par¨ªs se convirti¨® en un s¨ªmbolo de libertad para los perseguidos por el franquismo. Tal vez los ucranios agradezcan alg¨²n d¨ªa el hecho de que, en lugar de acompa?arlos ¡°hasta la victoria¡± como promet¨ªamos, los acompa?¨¢ramos hasta un arreglo ni victorioso ni definitivo.
Uno comprende que nuestros dirigentes prefieran creer que, una vez apaciguado, Putin se convertir¨¢ en un buen colega y dejar¨¢ de pensar en reconstruir el antiguo imperio ruso-sovi¨¦tico. Uno comprende que resulta m¨¢s c¨®modo negar la evidencia.
Uno comprende que la integridad de Ucrania y la ley internacional no valen tanto como nuestro bienestar. Uno comprende que todo esto huele mal y puede llegar a ser nauseabundo.
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