Pol¨ªticas alternativas, no datos alternativos
A partir de las cifras son posibles diferentes propuestas; sin ese suelo com¨²n no es viable debatir sobre el estado de la naci¨®n
El debate sobre el estado de la naci¨®n, que se celebrar¨¢, por fin, este martes, d¨ªa 12, deber¨ªa proporcionar a los ciudadanos no solo claridad sobre las preguntas que m¨¢s les inquietan respecto a su futuro inmediato (inflaci¨®n, ...
El debate sobre el estado de la naci¨®n, que se celebrar¨¢, por fin, este martes, d¨ªa 12, deber¨ªa proporcionar a los ciudadanos no solo claridad sobre las preguntas que m¨¢s les inquietan respecto a su futuro inmediato (inflaci¨®n, paro, sanidad), sino tambi¨¦n pistas sobre los temas que quiz¨¢ no les llaman a¨²n tanto la atenci¨®n, pero que, con mucha probabilidad, van a tener una considerable repercusi¨®n en sus vidas (crisis energ¨¦tica, seguridad). El Parlamento tiene una ocasi¨®n extraordinaria para recuperar su protagonismo en el debate pol¨ªtico, pero para ello ser¨ªa necesario un punto de partida com¨²n: los datos que se utilicen en el debate, tanto por parte del presidente del Gobierno como por parte de los portavoces de los distintos grupos, pueden ser valorados, analizados y criticados desde puntos de vista muy diversos, pero no pueden ser sesgados ni manipulados hasta el extremo de que no exista una realidad sobre la que pronunciarse.
Ser¨ªa lamentable que en el debate la principal fuerza de la oposici¨®n, el Partido Popular, se centrara en hechos y datos alternativos, como sucedi¨® en alguna ocasi¨®n anterior: este pa¨ªs tiene suficientes instituciones solventes como para garantizar que las cifras que reflejan esa realidad son ciertas y contrastadas. A partir de ellas son posibles diferentes percepciones y diferentes propuestas. Pero solo a partir del suelo que forman esos datos es posible una discusi¨®n que sirva de algo a los ciudadanos. De nada sirven los datos alternativos, sino las pol¨ªticas alternativas.
Ha sido una peligrosa anomal¨ªa que durante ocho a?os el Parlamento no haya sido escenario de un debate de pol¨ªtica general semejante. Como explic¨® Adolfo Su¨¢rez en 1980 cuando envi¨® al Congreso lo que ser¨ªa el primer antecedente de estas sesiones, normalizadas luego por Felipe Gonz¨¢lez, ¡°se trata de que sirva con car¨¢cter general a fijar y contraponer las posiciones del Gobierno y de los grupos parlamentarios sobre los principales problemas del pa¨ªs y para ejercer rigurosamente la cr¨ªtica de las respectivas posturas, actitudes y decisiones¡±.
En la pr¨¢ctica, el debate sobre el estado de la naci¨®n demostr¨® servir tambi¨¦n, no solo en sus primeras etapas, sino a lo largo de varias d¨¦cadas, para ayudar a algunos dirigentes pol¨ªticos, en el Gobierno o en la oposici¨®n, a consolidar su imagen como l¨ªderes y a atrapar un cierto imaginario pol¨ªtico; es decir, a atraer a los ciudadanos a una propuesta pol¨ªtica m¨¢s ¡°general¡±, que de alguna forma sientan que les incluye e implica.
Es cierto que Pedro S¨¢nchez acude sistem¨¢ticamente al Congreso de los Diputados, a las sesiones de control y a debates sectoriales o europeos, pero el debate de la naci¨®n tiene unas caracter¨ªsticas especiales, y el del martes ofrece una buena ocasi¨®n para que el presidente del Gobierno intente aproximarse, personalmente y como representante del Partido Socialista, a una parte de los ciudadanos que, seg¨²n la mayor¨ªa de las encuestas, comparten muchas de sus decisiones y acciones, pero que no perciben que exista un proyecto global y s¨®lido en el que se sientan involucrados.
Ser¨¢ interesante comprobar si la ausencia en la tribuna parlamentaria del presidente del Partido Popular, Alberto N¨²?ez ?Feij¨®o, que no es diputado (aunque podr¨¢ asistir en la bancada popular como senador), anima a S¨¢nchez a ampliar el foco de su discurso y no dirigirse tanto a su adversario electoral directo como a ese ciudadano progresista desmovilizado que necesita atraer tan urgentemente. Tal y como est¨¢ configurado actualmente el PSOE, el presidente es el ¨²nico que puede realizar ese trabajo de ¨ªndole estrictamente pol¨ªtica, porque no hay aparentemente miembro del gabinete ni dirigente del partido que tenga esa capacidad.
El debate ser¨¢ tambi¨¦n especialmente interesante en cuanto a la relaci¨®n que establezca S¨¢nchez con el portavoz de Podemos, grupo con el que quiere acabar la legislatura, pero cuyos dirigentes no parecen haber resuelto a¨²n claramente su posici¨®n con respecto a la propuesta de Yolanda D¨ªaz. Del tono del portavoz de Podemos en su primera intervenci¨®n y de la respuesta que le d¨¦ el presidente se podr¨¢n extraer, quiz¨¢, claves sobre el estado de la cuesti¨®n.
La ausencia de N¨²?ez Feij¨®o deslucir¨¢ necesariamente parte del debate, pero, aunque el presidente del PP no pueda hacer uso de la palabra en la tribuna, el discurso que leer¨¢ su portavoz, Cuca Gamarra, reflejar¨¢ necesariamente su postura y, sobre todo, como ped¨ªa Adolfo Su¨¢rez, sus ¡°actitudes¡±.
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