Fr¨¢ncfort o Frankfurt
La representaci¨®n oficial espa?ola en la feria de la ciudad alemana no se puso de acuerdo consigo misma
Estudiar los ex¨®nimos del espa?ol equivale a repasar nuestra historia, porque dan fe de la importancia que un pa¨ªs o una ciudad extranjera tuvieron en otros tiempos para nuestros antepasados. Estas denominaciones castellanas de top¨®nimos ajenos pueden deberse a una traducci¨®n (la Selva Negra alemana por Schwarzwald), a una adaptaci¨®n (Mil¨¢n en vez de Milano), a una presencia anterior respecto al nuevo nombre (Albania antes de Shqip?ria) o a una copia fon¨¦tica sin respeto al sentido primigenio (el nombre del caladero del Gran Sol viene de Grand Sole: en franc¨¦s, ¡°el gran lenguado¡±; y Brujas pro...
Estudiar los ex¨®nimos del espa?ol equivale a repasar nuestra historia, porque dan fe de la importancia que un pa¨ªs o una ciudad extranjera tuvieron en otros tiempos para nuestros antepasados. Estas denominaciones castellanas de top¨®nimos ajenos pueden deberse a una traducci¨®n (la Selva Negra alemana por Schwarzwald), a una adaptaci¨®n (Mil¨¢n en vez de Milano), a una presencia anterior respecto al nuevo nombre (Albania antes de Shqip?ria) o a una copia fon¨¦tica sin respeto al sentido primigenio (el nombre del caladero del Gran Sol viene de Grand Sole: en franc¨¦s, ¡°el gran lenguado¡±; y Brujas procede del neerland¨¦s ¡°Bruggen¡±: ¡°puentes¡±). En algunos casos influye adem¨¢s una lengua intermedia que sirve precisamente de puente (que no de bruja).
Hace dos semanas anduvieron por los medios espa?oles el ex¨®nimo Fr¨¢ncfort y el end¨®nimo Frankfurt. (O sea, la manera de nombrar desde fuera y desde dentro un mismo sitio; si bien en este caso el end¨®nimo se pronunciaba m¨¢s bien desde fuera). La imponente feria literaria de aquella localidad alemana ha servido para dejar claro una vez m¨¢s que a la hora de no ponernos de acuerdo carecemos de rival. La comunicaci¨®n oficial de distintos organismos de Espa?a, como pa¨ªs invitado de honor en la feria, altern¨® en castellano las dos opciones, a pesar de que tanto nuestras academias como el Diccionario geogr¨¢fico universal del mexicano Guido G¨®mez de Silva recomiendan la forma Fr¨¢ncfort. La representaci¨®n espa?ola no se puso de acuerdo, pues, ni consigo misma.
La ciudad naci¨® hace unos 20 siglos, al establecerse all¨ª el campamento romano encargado de vigilar un util¨ªsimo vado (furt en alem¨¢n) en el r¨ªo Meno. Por ese paso poco profundo que permit¨ªa cruzar las aguas llegaban los francos con sus mercanc¨ªas, as¨ª que no tard¨® en llamarse Vadum Francorum (¡°el vado de los francos¡±: los pueblos libres que se establecieron en la Galia y se expandir¨ªan por Europa). Con el tiempo y unos cuantos acontecimientos m¨¢s, el lugar se denominar¨ªa Frankenfurt, de donde deriv¨® la graf¨ªa actual.
M¨¢s tarde, en el siglo XI, la villa fue sede de una feria de gran ¨¦xito entre los mercaderes europeos, quienes distribuyeron su nombre por todo el continente. Esto propici¨® que fuera conocida en franc¨¦s como Francfort y en italiano como Francoforte, con esas traducciones mocosuena que coment¨¢bamos hace unas l¨ªneas; y en espa?ol, como Francfort (todav¨ªa sin tilde), por la influencia gala.
Carlos I de Espa?a y V de Alemania fue elegido emperador precisamente en esa ciudad en 1519, postulado por el arzobispo de Maguncia (Mainz), y en las cr¨®nicas del historiador Prudencio de Sandoval en 1634 (Historia de la vida y hechos del emperador Carlos V) se lee ¡°Francfort¡± (y ¡°Maguncia¡±). Y en Fr¨¢ncfort, lugar natal del gran poeta y dramaturgo Johann Wolfgang von Goethe, en 1749, fue firmado por Francia y Alemania el tratado que puso fin a la guerra francoprusiana en 1871, mediante el cual Alemania se qued¨® Alsacia. Ya en los a?os cuarenta del siglo XX, esa ciudad dio nombre a la corriente filos¨®fica de la Escuela de Fr¨¢ncfort (Theodor Adorno, Mark Horkheimer, Herbert Marcuse, Walter Benjamin, J¨¹rgen Habermas...).
Diego N¨²?ez de Alba escribi¨® ¡°Francfort¡± en 1552 (Di¨¢logos de la vida del soldado), y lo mismo har¨ªan, siglos despu¨¦s, Blasco Ib¨¢?ez, Gald¨®s, Larra o Rub¨¦n Dar¨ªo. Estos y muchos datos m¨¢s han otorgado al ex¨®nimo Fr¨¢ncfort una fuerte tradici¨®n en espa?ol, y por ello las academias recomiendan esa graf¨ªa (con el gentilicio francfort¨¦s) frente al end¨®nimo Frankfurt.
Otros top¨®nimos alemanes tambi¨¦n han sido adaptados al espa?ol: M¨¹nchen (M¨²nich), K?ln (Colonia), Regensburg (Ratisbona), Bayern (Baviera), Speyer (Espira), Sachsen (Sajonia), Trier (Tr¨¦veris), T¨¹bingen (Tubinga), Aachen (Aquisgr¨¢n), Hamburg (Hamburgo), Freiburg (Friburgo), G?ttingen (Gotinga), Koblenz (Coblenza), N¨¹rnberg (N¨²remberg). En cambio, no alcanzaron esa gloria localidades como Bayreuth, D¨¹sseldorf, Potsdam o Karlsruhe, que carecen de ex¨®nimo para nosotros. Y algunas acabaron perdiendo el que ten¨ªan, como Stuttgart (Estucardia), Bremen (Brema), Leipzig (Lipsia) o N¨¹rnberg (Nuremberga).
Hay quien prefiere hoy en d¨ªa ¡°Fr¨¢ncfort¡± y quien, por el contrario, dice ¡°Frankfurt¡±. Este ¨²ltimo nombre recoge la actual tendencia homogeneizadora de los aeropuertos. El otro evoca un superior conocimiento del castellano y de la historia.
Una buena parte de la comunicaci¨®n oficial espa?ola en castellano sobre la feria eligi¨® decir ¡°Frankfurt¡±. Habr¨¢ sido casualidad.
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