El sentido del ¡°lucro¡±

El alarmante desconocimiento de la lengua que progresa legislatura tras legislatura entre la clase pol¨ªtica sigue proporcionando disgustos a sus propios perpetradores.

Ya hemos reclamado en otras ocasiones la necesidad de que los dirigentes y gobernantes que se dedican a hablar en p¨²blico y a redactar normas cuenten con asesores ling¨¹¨ªsticos que se anticipen a ciertos problemas, en vez de confiar tanto en sus generalmente endebles conocimientos. Adem¨¢s de eso, convendr¨ªa que, una vez contratados tales consejeros, les hicieran caso.

El ¨²ltimo malentendido ha llegado con la palabra...

El alarmante desconocimiento de la lengua que progresa legislatura tras legislatura entre la clase pol¨ªtica sigue proporcionando disgustos a sus propios perpetradores.

Ya hemos reclamado en otras ocasiones la necesidad de que los dirigentes y gobernantes que se dedican a hablar en p¨²blico y a redactar normas cuenten con asesores ling¨¹¨ªsticos que se anticipen a ciertos problemas, en vez de confiar tanto en sus generalmente endebles conocimientos. Adem¨¢s de eso, convendr¨ªa que, una vez contratados tales consejeros, les hicieran caso.

El ¨²ltimo malentendido ha llegado con la palabra ¡°lucro¡±. PSOE, Podemos y ERC apoyaron en diciembre una reforma encaminada a que se distinga en las penas por malversaci¨®n entre quienes buscaron su lucro personal y quienes simplemente dedicaron el dinero a otros fines no aprobados pero de beneficio para la sociedad. Eso pretend¨ªa favorecer a varios de los condenados en el proc¨¦s independentista catal¨¢n que retiraron dinero de unas partidas previstas en su Ley de Presupuestos para dedicarlo al refer¨¦ndum ilegal. Como no se lo llevaron a sus cuentas, se entend¨ªa que no se hab¨ªan lucrado con la operaci¨®n.

Y en eso lleg¨® el juez Pablo Llarena. El instructor del caso en el Supremo interpreta que s¨ª se dio en aquellos hechos un ¨¢nimo de lucro, pues este t¨¦rmino (y en ello concuerdan la jurisprudencia espa?ola y el Diccionario) no se ci?e al beneficio econ¨®mico.

La Academia incorpor¨® ¡°lucro¡± en su primer l¨¦xico (1734) con la siguiente definici¨®n: ¡°Ganancia, provecho o ¨²til que se saca de alguna cosa¡±. Casi id¨¦ntica a la que se ofrece 289 a?os despu¨¦s: ¡°Ganancia o provecho que se saca de algo¡±.

Esto incluye cualquier ventaja que el malversador obtenga, no s¨®lo monetaria. Los independentistas condenados tomaron el dinero de unas partidas que, por su propia presencia en los Presupuestos, se consideraban de inter¨¦s para toda la sociedad catalana, y lo destinaron a un asunto particular de su opci¨®n pol¨ªtica: organizar un refer¨¦ndum al margen de la ley. Algo as¨ª como si hubieran desviado caudales p¨²blicos para gastos de campa?a. Es decir, cambiaron el dinero de sitio en su provecho, lo manejaron como si fuera suyo. No se lo llevaron a su bolsillo, pero s¨ª evitaron pagar de su bolsillo unos gastos que carec¨ªan de cauce en el ¨¢mbito institucional.

El t¨¦rmino ¡°lucro¡± procede del lat¨ªn lucrum (ganancia), relacionado a su vez con el verbo lucror (ganar, economizar, obtener, adquirir). Y ambos derivan de la ra¨ªz del indoeuropeo *lau- (ganancia, provecho), seg¨²n se?ala el Diccionario etimol¨®gico indoeuropeo de la lengua espa?ola, de Roberts y Pastor. Del mismo modo, la expresi¨®n in lucris ponere aliquid (literalmente, ¡°poner algo en las ganancias¡±) se traduce como ¡°considerar ventajoso¡± (Diccionario Vox lat¨ªn-espa?ol). Y el lago Lucrino (cerca de N¨¢poles) se llama as¨ª desde el Imperio Romano por la abundante pesca que proporcionaban sus aguas.

Por tanto, ¡°lucrarse¡± y ¡°lucro¡± no siempre implican llevarse dinero al peculio, sino tambi¨¦n sacar provecho. Y los implicados pretend¨ªan aprovecharse de su malversaci¨®n, con lo cual se lucraron al cometerla. Siguen dentro de la literalidad del art¨ªculo 432, lo que tal vez se habr¨ªa evitado con ideas y expresiones como el incremento del patrimonio, de la hacienda o de los caudales de alguien; su enriquecimiento econ¨®mico.

El gobierno de la pol¨ªtica se logra con una mayor¨ªa de los votos; y el gobierno de las palabras, con lecturas, o¨ªdo, respeto y conocimiento. Porque tienen vida propia y a veces se vengan de quienes las desprecian.

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