El primer yihadista juzgado por destruir patrimonio hist¨®rico pide perd¨®n
El acusado se declara culpable ante la Corte Penal Internacional. Form¨® presuntamente parte de un tribunal islamista que orden¨® demoler mausoleos y una mezquita en Tombuct¨² (Mal¨ª)
El maliense Achmad al Faqi al Mahdi, se ha convertido en el primer presunto yihadista en admitir su culpa por haber ordenado en 2012 la demolici¨®n de acervo art¨ªstico, en concreto nueve mausoleos sagrados y la mezquita de Sidi Yahya, en Tombuct¨² (Rep¨²blica de Mal¨ª) calificados en 1990 de patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Es tambi¨¦n la primera vez que la Corte Penal Internacional (CPI), instancia que le juzga, ha considerado un crimen de guerra la destrucci¨®n de bienes culturales. Conocida como ¡°la de los 333 santos¡±, desde la antigua ciudad africana se propag¨® el Islam por el continente en los siglos XV y XVI. Apodado Abu Turab, el acusado ha reconocido los hechos en una declaraci¨®n in¨¦dita en la trayectoria de la Corte, donde ha pedido asimismo perd¨®n. ¡°Busco la clemencia de Tombuct¨², de ?frica y de la comunidad internacional por el primer y ¨²ltimo acto ilegal que cometo. Fui influido por gente desviada de Al Qaeda y les pido que me miren como un hijo que perdi¨® su camino¡±, ha dicho.
Sus palabras eran esperadas y se derivan de un acuerdo sellado entre la acusaci¨®n y la defensa. En virtud del mismo, si la fiscal¨ªa solicita entre 9 y 11 a?os de c¨¢rcel para Al Mahdi, sus abogados no apelar¨¢n. El pacto es legal y cumple los requisitos del Estatuto de Roma, texto fundacional de la CPI, pero no obliga a los jueces. De ah¨ª que el presidente de la sala, el filipino Raul Pangalangan, haya preguntado al procesado si aceptaba ¡°voluntariamente su culpabilidad y comprend¨ªa que el tribunal tiene libertad para imponer una pena de hasta 30 a?os de prisi¨®n¡±. De unos 40 a?os, Al Mahdi, que era un funcionario del departamento de Educaci¨®n de Mal¨ª, y se sabe el Cor¨¢n de memoria, ha dicho que s¨ª y que acepta ¡°el juicio de la sala con el coraz¨®n roto¡±. ¡°S¨¦ que me quitar¨¢n la libertad y no ver¨¦ a mis seres queridos, pero espero que ello baste para purgar el mal que me posey¨®¡±.
El ataque contra los monumentos y la mezquita de Tombuct¨² tuvo lugar entre el 13 de junio y el 11 de julio de 2012. En esas fechas, rebeldes de la etnia tuareg, apoyados por Al Qaeda del Magreb Isl¨¢mico (grupo terrorista de origen argelino creado en 1997 y vinculado a los yihadistas desde 2006) asaltaron la ciudad. Portaban armamento libio e impusieron la ley isl¨¢mica (sharia). Adem¨¢s de obligar a las mujeres a llevar velo completo (burka) y de prohibir la educaci¨®n de las ni?as, censuraron todo tipo de m¨²sica. ¡°Yo no estaba convencido, pero actu¨¦ apoyado en la creencia de que las tumbas no deben sobresalir del suelo. Y las derruidas eran altas. Pero mi religi¨®n dice que no se puede causar m¨¢s da?o que la val¨ªa misma del acto¡±, ha dicho. Puesto que ahora afirma que nunca m¨¢s destruir¨¢ lugares sagrados, uno de los tres magistrados de la sala le ha preguntado si hab¨ªa cambiado sus convicciones religiosas. En este punto, Al Mahdi ha hecho gala de sus conocimientos del Islam. ¡°No creo que los mausoleos hicieran m¨¢s da?o que la contradicci¨®n que representan ¡ªpor ser elevados en lugar de planos¡ª, pero los que controlaban Tombuct¨² en 2012 s¨ª lo cre¨ªan. Yo presid¨ªa una comisi¨®n [tribunal isl¨¢mico presuntamente afiliado a la milicia extremista Ansar Dine] y consider¨¦ que deb¨ªa seguir sus ¨®rdenes. La ley isl¨¢mica permite una serie de cosas, y yo no he modificado mis creencias. Es solo que no debo actuar causando da?o¡±, ha explicado.
El rescate de la biblioteca de Tombuct¨²
Gracias al trabajo de Abdel Kader Haidara, fundador de la biblioteca de Tombuct¨², gran parte de los libros de astronom¨ªa, poes¨ªa, historia y leyes del centro ¡ªy de otros cercanos¡ª pudieron salvarse antes de la llegada de los extremistas. La ciudad conservaba un archivo escrito en ¨¢rabe y lenguas africanas de valor incalculable, fechado entre los siglos XII y XX. En la antig¨¹edad, Mal¨ª fue un centro de pensamiento y estudio del Islam, actividades consideradas impuras por los radicales islamistas.
Seg¨²n un reportaje publicado en 2014 por la revista National Geographic, Haidara y su equipo "rescataron 350.000 documentos de 45 bibliotecas de diverso tama?o esparcidas por Tombuct¨² y los escondieron en Bamako, la capital de Mal¨ª, situada a unos 640 kil¨®metros de los yihadistas". En 2013, las tropas francesas entraron en la localidad, y en 2015 se firm¨® un acuerdo de paz que no ha logrado erradicar la amenaza terrorista. La UNESCO ha contribuido a la reconstrucci¨®n de los mausoleos de Tombuct¨² a trav¨¦s de su programa Unite4Heritage, y el apoyo del Banco Mundial, la UE, Suiza y la Agencia Estadounidense para el Desarrollo Internacional.
En una apertura de juicio diferente de las vividas hasta la fecha por la Corte, Al Mahdi ha llamado a su vez a ¡°todos los musulmanes del mundo a que no cometan actos como los m¨ªos, porque no hacen ning¨²n bien a la humanidad¡±. Unas palabras recogidas luego en su alegato por la fiscal jefe, Fatou Bensouda, al recordar el asalto contra la ciudad siria de Palmira a manos del Estado Isl¨¢mico (ISIS). ¡°Hay otros similares que todav¨ªa se producen y atentan contra la identidad y la memoria; son armas de guerra porque intentan eliminar la Historia¡±. La jurista sostiene que el acusado era un miliciano convencido y estuvo presente y orden¨® imponer la sharia en Tombuct¨². Luego ha subrayado que ¡°hay material gr¨¢fico que le muestra participando en los hechos¡±.
Seg¨²n los malienses, la puerta de la mezquita de Sidi Yahya, tumbada por los yihadistas, deb¨ªa permanecer cerrada hasta el fin del mundo. Vecino del lugar, Al Mahdi conoc¨ªa la tradici¨®n y el car¨¢cter sagrado atribuido por los habitantes a los enclaves. El templo guardaba manuscritos ¨²nicos que fueron asimismo quemados. Las v¨ªctimas han dicho que pulverizarlos ¡°equivale a destruir el alma¡±. Al Mahdi huy¨® a N¨ªger en 2013, pero fue extraditado a Holanda, sede de la CPI. El juicio, al que acudir¨¢ una decena de testigos, se prolongar¨¢ al menos durante una semana.
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