M¨¦xico teme por el futuro de sus remesas tras el triunfo de Trump
Zinap¨¦cuaro, Michoac¨¢n, podr¨ªa vivir un colapso econ¨®mico si el republicano cierra el grifo de los d¨®lares enviados desde EE UU
Es una ma?ana con mucho movimiento en el mercado de Zinap¨¦cuaro, al norte de Michoac¨¢n. Bajo los soportales del mercado una docena de marchantes expone la venta del d¨ªa. Algunos trocean nopal y acomodan verduras frescas sobre las mesas improvisadas. Otros apilan carne seca o exhiben pescados que a¨²n boquean sus ¨²ltimos instantes de vida. En este pueblo tambi¨¦n hay manos invisibles que mueven la econom¨ªa local. Son los migrantes que se han ido a Estados Unidos y que el a?o pasado enviaron 2.500 millones de d¨®lares al Estado, el que m¨¢s recibe en M¨¦xico. Localidades como esta viven con incertidumbre ante los planes de Donald Trump. Su futuro est¨¢ en vilo ante los anuncios de deportaciones masivas o el deseo del republicano de construir el muro en la frontera con las remesas.
¡°Aqu¨ª hemos vivido de los d¨®lares desde hace mucho tiempo¡±, cuenta Abraham Villafuerte, un pajarero de 39 a?os. Viste con vaqueros y un gran sombrero de palma de ala ancha. Como la mayor¨ªa de los 47.500 habitantes de Zinap¨¦cuaro, Abraham ha estado varias veces como ilegal en Estados Unidos. Trabaj¨® en los campos de Maryland y Carolina del norte. Tras las elecciones de la semana pasada, guarda cierto optimismo. ¡°Este cabr¨®n no se manda solo, no creo que pueda hacer todo lo que prometi¨®. Yo estoy de acuerdo con que se deporten a quienes hayan hecho mal, y creo que as¨ª va a ser¡±, dice levantando la voz para superar al canto de los jilgueros y cenzontles que brincan inquietos en las jaulas a su espalda.
A unos kil¨®metros del centro de Zinap¨¦cuaro se encuentra la colonia Francisco Villa, donde la influencia de los migrantes es notoria. Frente a un popular restaurante de carretera se levanta una imponente casa que podr¨ªa estar en un barrio rico de cualquier ciudad. Tiene dos plantas, columnas de cantera, un quiosco de teja y dos camionetas en la cochera. Todos saben que el due?o es un exitoso ¡°yardero¡±, un jardinero de Los ?ngeles.
La colonia tiene el aspecto de un pueblo fantasma. ¡°En diciembre nos llenan el rancho y hay mucho bullicio¡±, explica Daniel Escobedo, de 24 a?os. Este milenial rural comenz¨® estudiando el seminario. Lo dej¨® y lo cambi¨® por la carrera de Econom¨ªa, pero tampoco la concluy¨®. Ahora supervisa la construcci¨®n de una casa que un migrante construye desde el exilio. Su sueldo es de 230 d¨®lares al mes. El triunfo de Trump le ha tra¨ªdo, sobre todo, preguntas. ¡°Estar¨¢ muy dif¨ªcil la situaci¨®n. ?Qu¨¦ pasar¨¢ con los inmigrantes, los van a echar? Y si los mandan para ac¨¢, ?qui¨¦n enviar¨¢ dinero para que trabajemos todos?¡±
Los expertos, sin embargo, creen que no ser¨¢ sencillo que Trump saque adelante sus planes y hacerse con las remesas de los mexicanos para levantar el muro en la frontera. "Es complicado que las pueda gravar o impedir, pero puede haber intentos por fiscalizar los recursos. Ser¨ªa muy inhumano porque van a los m¨¢s pobres", explica Jerjes Aguirre, catedr¨¢tico de la Universidad Michoacana. El profesor del Instituto de Investigaciones Econ¨®micas y Empresariales cree que el deseo del republicano de hacerse con estas transferencias monetarias entre particulares podr¨ªa litigarse en la Corte Suprema. "Es legalmente muy complicado lo que quiere hacer", afirma.?
El desarrollo de la colonia Francisco Villa est¨¢ estrechamente ligado a las personas expulsadas a Estados Unidos. Los clubes que migrantes de Zinap¨¦cuaro formaron en Chicago pagan la tercera parte de las obras que se construyen aqu¨ª. El a?o pasado enviaron m¨¢s de 25.000 d¨®lares para ser invertidos en infraestructura. La cifra representa casi 1.000 d¨®lares por cada uno de los 2.600 habitantes de Francisco Villa. Por eso existe mucha preocupaci¨®n de que Trump confisque las remesas para construir el muro de la frontera. ¡°Nos vamos a ir para atr¨¢s¡±, afirma Jimmy Le¨®n, que estuvo 17 a?os en EE UU y hoy atiende un restaurante. ¡°Este era un pueblito todo feo, con las calles llenas de lodo¡±, dice antes de presumir c¨®mo las remesas han transformado el rostro de su pueblo asfaltando las calles, remozado la escuela y la cl¨ªnica y embellecido la plaza del pueblo. Hoy los d¨®lares se invierten en m¨¢rmol para la iglesia.
Las pol¨ªticas de Trump no solo podr¨ªan ahorcar econ¨®micamente a este y otros pueblos de Michoac¨¢n, un Estado que tiene m¨¢s de cuatro millones de personas en Estados Unidos. Tambi¨¦n generar¨ªa un choque cultural. ¡°Los que est¨¢n all¨¢ traen una mentalidad m¨¢s abierta para la que el rancho no est¨¢ preparada¡±, dice Daniel Escobedo.
Ese intercambio lo encarna Ren¨¦ Garc¨ªa. Tiene 40 a?os y es originario de Otumba, un municipio del Estado de M¨¦xico. Su espa?ol suena torpe porque sus a?os en Santa Cruz, California, lo han deformado. Ren¨¦ fue deportado tras pasar cuatro a?os en prisi¨®n por una ri?a entre pandillas. El Gobierno estadounidense le prohibi¨® entrar al pa¨ªs por diez a?os, por lo que no ha visto a sus hijas. Con un a?o de castigo a cuestas tiene pocas ganas de volver a Estados Unidos. En los pr¨®ximos d¨ªas abrir¨¢ el primer sal¨®n de tatuajes de Zinap¨¦cuaro. A la distancia, ve con escepticismo al fen¨®meno Trump. ¡°En cuatro a?os no va a poder hacer todo lo que quiere¡±. Minutos despu¨¦s, sin embargo, deja salir una frase que revela el nerviosismo de todos los habitantes de la localidad: ¡°Hay temor, pero tambi¨¦n hay fe en Dios¡±.
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