Fuertes choques entre la polic¨ªa y los huelguistas en el primer gran paro contra Macri
Las dos principales centrales obreras y organizaciones sociales llaman a paralizar el pa¨ªs en contra de la pol¨ªtica econ¨®mica
La conflictividad social en Argentina genera cada vez m¨¢s tensi¨®n en las calles, ahora con la convocatoria de la Confederaci¨®n General del Trabajo (CGT) a una huelga nacional, la primera que los sindicatos peronistas declaran al presidente Mauricio Macri. Buenos Aires, la capital, amaneci¨® casi?vac¨ªa y con sus ingresos m¨¢s importantes amenazados por cortes de los movimientos sociales m¨¢s combativos, que no acataron la decisi¨®n sindical de hacer un paro sin movilizaciones, piquetes ni manifestaciones. Pero poco a poco empezaron a entrar coches de personas que hicieron caso al Gobierno y fueron a trabajar por sus medios, ya que el transporte p¨²blico estaba completamente paralizado. La huelga se convirti¨® r¨¢pidamente en un pulso entre el Ejecutivo y la oposici¨®n y demostr¨® la propia divisi¨®n dentro del mundo sindical, donde algunos quer¨ªan mucha m¨¢s dureza y otros dudaron hasta el final antes de convocar este paro. El intento de algunos piquetes de cortar los accesos principales a la capital acab¨® con violentos enfrentamientos con la polic¨ªa, que ten¨ªa la orden de impedir el bloqueo de las autopistas.
Sin autobuses, taxis, metro ni aviones; sin escuelas ni universidades (en medio de otra doble jornada de paro docente); con los hospitales funcionando solo para las guardias m¨¦dicas; sin bancos, ni recolecci¨®n de basura, el ¨¦xito estaba garantizado. Sin embargo, algunos comercios abrieron sus puertas y aquellos que decidieron trabajar encontraron en las aplicaciones m¨®viles como Easy Taxi, un salvoconducto para desplazarse en la ciudad.
La medida que ha sido calificada como "contundente" por la c¨²pula de la CGT, lleg¨® en una fecha especial, en pleno desarrollo del Foro Econ¨®mico Mundial (WEF, por sus siglas en ingl¨¦s), que ha tra¨ªdo a Buenos Aires a 1.200 representantes de empresas, ministros extranjeros, altos funcionarios y organismos internacionales. El Foro oblig¨® a desplegar un gran operativo de seguridad. A pesar de que la convocatoria de los gremios no incluye movilizaci¨®n, varias organizaciones sociales desplegaron piquetes tanto en los accesos como en el centro de la ciudad y realizaron una protesta a 400 metros del Hotel Hilton, lugar donde se realiza el WEF, hecho que motiv¨® otra f¨¦rrea defensa de las fuerzas de seguridad. En Panamericana y ruta 197 (acceso a la ciudad desde el norte) se despleg¨® un enorme operativo que a media ma?ana desaloj¨® por la fuerza el corte que hasta ese momento hab¨ªa dejado un carril liberado al tr¨¢nsito. Cuatro activistas fueron detenidos y otros seis resultaron heridos. En Corrientes y Callao, pleno centro de la capital, tambi¨¦n se registraron choques.
El corte programado para las 6.00 en el Puente Pueyrred¨®n (principal acceso a la ciudad desde el sur del conurbano, y todo un s¨ªmbolo de las protestas sociales) fue efectivo, pero no lo realizaron las organizaciones sociales de izquierda, sino la propia polic¨ªa, que lleg¨® con la orden de evitar que los manifestantes tomen la calle. Cerca de mil personas con banderas del Partido Obrero, el MST y el PTS, entre otros, fueron contenidos por dos filas de efectivos de la polic¨ªa Federal, Bonaerense y Prefectura.
"El puente lo ganamos igual", dec¨ªan por lo bajo los militantes mientras esperaban la llegada de compa?eros que fortalezcan las columnas. Mientras tanto, el puente de la calle Pav¨®n y el viejo puente Pueyrred¨®n permanecieron liberados al tr¨¢nsito, aunque el flujo de autos fue mucho menor al regular. Diez minutos antes de las siete, la llegada del gremio docente Ademys -uno de los que mantiene una dura lucha con el Gobierno por un reclamo salarial-,? provoc¨® el primer roce con la polic¨ªa cuando intentaron ocupar el puente en un intento de acceder al puente, que fue sofocado por los escudos policiales. Siete docentes fueron afectados por el uso de gas pimienta por parte de la infanter¨ªa.
Vilma Ripoll, dirigente del MST, dijo a EL PA?S que "el gobierno de Mauricio Macri, agrandado por la movilizaci¨®n del 1 de marzo [cuando miles de personas se movilizaron a Plaza de Mayo en su apoyo], cree que puede traer las fuerzas represivas a todos los cortes que deciden los sectores luchadores". "Vinimos a hacer efectivo un paro que convoc¨® la CGT presionada por sus bases. Hicieron una huelga pasiva y dominguera para volver a negociar con el Gobierno la paz social. Es una verg¨¹enza la actitud de la CGT y el gobierno no va a poder ocultar la bronca de la gente por los tarifados, el desempleo y la suspensi¨®n de las paritarias trayendo a la polic¨ªa", argument¨® la exdiputada.
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— El Tucu ? (@matute_cost) April 6, 2017
La Revoluci¨®n de la Alegr¨ªa... pic.twitter.com/sepZqUTiOO
Jorge Sol¨¢, secretario de prensa de la central obrera, fue quien habl¨® en nombre de la c¨²pula sindical. Evit¨® hablar de porcentajes, calific¨® de "contundente" la protesta en todo el pa¨ªs y dijo que el ¨¦xito de la huelga se da "a¨²n sin los piquetes, una medida a la que no convocamos y lo hicieron sectores que responden m¨¢s a perfiles pol¨ªticos que sindicales". "No es un paro con fines electorales", se preocup¨® en aclarar. "Que el gobierno llame a una mesa de negociaci¨®n en serio", reclam¨® Pablo Moyano, del gremio de Camioneros.
En los d¨ªas previos a la huelga, el tema en boca de todos en calles, f¨¢bricas y oficinas fue determinar quien se acoplar¨ªa a la huelga y quien no. La ministra de Seguridad, Patrica Bullrich, advirti¨® que el Gobierno garantizar¨ªa la libre circulaci¨®n de personas. ¡°Para nosotros hay un paro totalmente, en nuestra perspectiva, ileg¨ªtimo y sin sentido. Hay mucha gente que est¨¢ planteando darle batalla a ese paro, una batalla de decir: 'a m¨ª no me van a hacer parar a la fuerza¡¯", dijo.
Las huelgas generales en Argentina, un pa¨ªs que tiene una fuerte actividad sindical, son una herramienta com¨²n de presi¨®n pol¨ªtica. Y sobran ejemplos de ello. Ra¨²l Alfons¨ªn (1983-1989) sufri¨® la primera a nueve meses de asumir y tuvo 13 a lo largo de su mandato; Carlos Menem (1989-1999) vio pararse el pa¨ªs a los tres a?os de colgarse la banda presidencial y luego soport¨® ocho en 10 a?os; Fernando De la R¨²a gobern¨® s¨®lo dos a?os (1999-2001) y tuvo su primera huelga general en contra al tercer mes de mandato, luego sufri¨® otras siete y Cristina Fern¨¢ndez de Kirchner (2007-2015) vio a la CGT en la calle reci¨¦n al quinto a?o de mandato -cuando ya hab¨ªa sido reelecta- y enfrent¨® cinco en total. N¨¦stor Kirchner (2003-2007) fue el ¨²nico presidente post dictadura que no sufri¨® ninguna huelga general durante su presidencia.
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