Presidente reprobado
Tal vez ser¨ªa conveniente redimir al se?or S¨¢nchez de la carga de RTVE para que comience sus lecturas de historia
Se acerca una fecha de enorme significaci¨®n para la historia de M¨¦xico y Espa?a: el quinto centenario de la ca¨ªda de Tenochtitl¨¢n, que ocurri¨® el 13 de agosto de 1521. Ni los espa?oles ni los mexicanos podemos evadir la responsabilidad hist¨®rica de recordar ese hecho con esp¨ªritu de objetividad, justicia, equilibrio y madurez.
No es improbable que Hollywood, Broadway o alguna de las grandes empresas de televisi¨®n americanas emprendan por su cuenta una producci¨®n sobre la Conquista de M¨¦xico (o como le quieran denominar). Quiz¨¢ adopten un f¨¢cil criterio melodram¨¢tico, centrado en la vida de Hern¨¢n Cort¨¦s y la Malinche, o tal vez inventen personajes de ficci¨®n. No lo s¨¦.
Lo que s¨ª s¨¦ es que mexicanos y espa?oles en todos los ¨¢mbitos de la cultura (academia, museos, mundo editorial, diarios y revistas, empresas privadas y p¨²blicas de radio y televisi¨®n, productoras independientes) tenemos la obligaci¨®n de no dejar solo en manos ajenas la recuperaci¨®n de aquel episodio trascendental en la historia humana.
En ese marco, muchos mexicanos hemos le¨ªdo con sorpresa, decepci¨®n e indignaci¨®n las declaraciones vertidas por Jos¨¦ Antonio S¨¢nchez (presidente de RTVE) en el marco de la conferencia (m¨¢s bien, la homil¨ªa) que imparti¨® en Casa de Am¨¦rica titulada ¡°El compromiso de RTVE con Am¨¦rica¡±.
No repetir¨¦ sus especiosos y barrocos argumentos. Solo dir¨¦ que sus muestras de humildad (¡°esta modest¨ªsima intervenci¨®n¡±), su conmovedora honestidad (¡°mi falta de conocimiento sobre el asunto¡±) y sus razones, tan comprensibles (¡°el exceso de trabajo¡±), no disipan el agravio de citar fuera de contexto, con ¨ªnfulas imperiales, unas palabras de la historiadora australiana Inga Clendinnen, fallecida en septiembre 2016:
"Lamentar la desaparici¨®n del Imperio azteca es m¨¢s o menos como sentir pesar por la derrota de los nazis en la Segunda Guerra Mundial, la cultura azteca era un totalitarismo sangriento fundado en los sacrificios humanos, los aztecas pasaban buena parte del a?o cazando gente de las tribus vecinas para sacrificarlos en festivales que duraban tres meses y en los que se mataban entre 20.000 y 30.000 personas cada a?o".
Es obvio que la ¡°falta de conocimiento sobre el asunto¡± del se?or S¨¢nchez incluye la obra toda de Clendinnen que ¨Cm¨¢s all¨¢ de esa cita incidental¨C dedic¨® su vida al estudio profundo de los mexicas rescatando (en la medida de lo posible) la complejidad, la riqueza, la ¡°otredad¡± de ese mundo.
Varios historiadores han refutado a S¨¢nchez en la prensa espa?ola y mexicana. Pero la mejor refutaci¨®n est¨¢ en la obra de generaciones de historiadores y antrop¨®logos espa?oles, novohispanos y mexicanos en todos los siglos. Son decenas y dejaron bibliotecas enteras. Menciono solo a un pu?ado: Bernardino de Sahag¨²n (XVI), Carlos de Sig¨¹enza y G¨®ngora (XVII), Francisco Xavier Clavijero (XVIII), Jos¨¦ Fernando Ram¨ªrez y Manuel Orozco y Berra (XIX), Miguel Le¨®n-Portilla y Alfredo L¨®pez Austin (XX). ?C¨®mo se atrevi¨® el se?or S¨¢nchez a hablar sobre ese hecho crucial en la vida de nuestros pa¨ªses sin sospechar siquiera la existencia de esta genealog¨ªa?
No se trata de un orgullo herido o un burdo nacionalismo patriotero. Tampoco se trata de negar la obra de Espa?a en Am¨¦rica. Se trata de recordar que existe tambi¨¦n la huella de Am¨¦rica en Espa?a. Y se trata, sobre todo, de elevar una protesta y una voz de alerta. La historiograf¨ªa ha avanzado mucho intelectual y moralmente desde los tiempos en que Espa?a reclam¨® para s¨ª una misi¨®n providencial en la historia. Ser¨ªa una verg¨¹enza que esos criterios orientaran las obras que RTVE emprenda para recrear el dram¨¢tico encuentro de pueblos y culturas, que ocurri¨® en M¨¦xico hace quinientos a?os.
Me aflige que el se?or S¨¢nchez tenga ¡°exceso de trabajo¡±. Tal vez ser¨ªa conveniente redimirlo de la carga de RTVE para que comience, a la no muy tierna edad de 64 a?os, sus lecturas de historia.
Enrique Krauze es historiador y escritor
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