El muro de Trump ya est¨¢ funcionando
La agresividad del presidente contra los inmigrantes ha encerrado a familias en sus casas y ha provocado una ca¨ªda dr¨¢stica de las cifras de inmigraci¨®n irregular
El muro de Donald Trump es una realidad. Existe, funciona. Pero no se ve. Es un muro de palabras, una ret¨®rica furibunda contra los inmigrantes como Estados Unidos no escuchaba desde hac¨ªa d¨¦cadas. El nuevo Gobierno norteamericano lleg¨® con un mensaje claro: no queremos que veng¨¢is. Os detendremos, no ten¨¦is ninguna oportunidad. Y los que est¨¢is dentro, queremos que os vay¨¢is. Os haremos la vida imposible hasta que os vay¨¢is. Si alguien se ha tomado a Donald Trump en serio han sido los inmigrantes. Para su administraci¨®n, es un ¨¦xito. Para los pa¨ªses de origen y las ciudades donde viven, es una preocupaci¨®n. Para las familias en riesgo de ser separadas, es una tragedia.
El pasado 11 de marzo, durante una conferencia sobre seguridad en la frontera en San Antonio, Texas, el director de compras de la polic¨ªa de fronteras, Mark Borkowski, puso una diapositiva reveladora. Borkowski estaba relatando c¨®mo en las ¨²ltimas d¨¦cadas se hab¨ªa invertido en tecnolog¨ªa, vallado y despliegue de polic¨ªas en California, Arizona y Texas, y en general las llegadas de inmigrantes irregulares han variado hacia arriba o hacia abajo. Hasta noviembre de 2016. ¡°Me pregunto qu¨¦ paso en noviembre¡¡±, dec¨ªa Borkowski, mientras entre el p¨²blico, formado por profesionales de la seguridad, se o¨ªan risitas.
En noviembre fueron detenidas 66.363 personas intentando cruzar la frontera ilegalmente. En diciembre fueron 58.431. Pero adem¨¢s hubo una reducci¨®n de diciembre a enero, y en febrero, y en marzo. ¡°En toda la historia de las estad¨ªsticas de la Patrulla Fronteriza, desde los a?os 50, es la primera vez que hemos visto pasar esto¡±. Nunca hab¨ªa bajado el n¨²mero de detenciones entre enero y marzo. ¡°Me pregunt¨® qu¨¦ fue lo que pas¨® en enero¡¡±, volvi¨® a bromear Borkowski.
El n¨²mero de detenciones no es el ¨²nico indicador para saber si est¨¢ viniendo menos gente de forma ilegal a Estados Unidos. Pero si hay que fijarse en uno, es el m¨¢s significativo. Adem¨¢s, explic¨® Borkowski, hay otros detalles que los profesionales pueden observar. Por ejemplo, si en un lugar suele haber huellas de caminantes y de pronto deja de haberlas.
Para los profesionales de la seguridad, es evidente que la victoria de Donald Trump, por s¨ª misma, ha hecho la frontera m¨¢s segura. El muro de desprecio est¨¢ funcionando. Las ¨®rdenes ejecutivas del 25 de enero mandaban iniciar la construcci¨®n de un muro, contratar miles de agentes para detener inmigrantes, buscar la colaboraci¨®n de las polic¨ªas locales e impedir cualquier entrada irregular. De todo esto, solo se ha cumplido lo ¨²ltimo.
Ronald Vitiello, jefe de la polic¨ªa de fronteras, dijo en la misma conferencia que la pol¨ªtica de detener y soltar en funci¨®n de la peligrosidad del individuo ¡°incentivaba a venir¡±. La nueva orden es que nadie saldr¨¢ de la detenci¨®n hasta que sea juzgado y deportado. El fiscal general, Jeff Sessions, anunci¨® junto a la valle de Nogales una movilizaci¨®n sin precedentes de fiscales y jueces para agilizar el proceso. Los n¨²meros indican que ha sido suficiente para que Donald Trump se apunte como un ¨¦xito de sus primeros 100 d¨ªas la reducci¨®n hist¨®rica en inmigraci¨®n.
El otro frente de esas ¨®rdenes ejecutivas es deportar a los aproximadamente 11 millones de sin papeles que viven en Estados Unidos, una cifra inmanejable despu¨¦s de 30 a?os con el camino a la regularizaci¨®n bloqueado. Las cifras indican que Trump y Sessions no han deportado a m¨¢s gente que en el a?o m¨¢s duro de Barack Obama. Pero han deportado a m¨¢s gente normal, que no ten¨ªa problemas con la ley y que hasta ahora pensaban que con evitar a la polic¨ªa pod¨ªan vivir tranquilos.
La polic¨ªa de fronteras no tiene capacidad para deportaciones masivas (de ah¨ª la pol¨¦mica con las ciudades santuario, que se niegan a ayudar en esta tarea). Pero han bastado unos cuantos casos aislados para trasladar la sensaci¨®n de que nadie est¨¢ a salvo: una madre de tres hijos ciudadanos en Arizona, otra madre en Ohio, tres dreamers que en principio estaban legalmente protegidos, un hombre que acababa de dejar a su hija en el colegio... Lo impensable es real, el temor es real, hasta el punto de que la polic¨ªa de Los ?ngeles asegura que se est¨¢n denunciando menos cr¨ªmenes porque hay toda una poblaci¨®n que empieza a tener miedo de dar sus datos a cualquier autoridad.
Recientemente, un alto funcionario mexicano confesaba que su temor es que todo el aparato propagand¨ªstico de Trump y Sessions, pr¨¢cticamente imposible de poner en marcha en la pr¨¢ctica, tuviera en realidad un objetivo: la auto deportaci¨®n de las personas. Que la gente llegue a la conclusi¨®n de que no le merece la pena vivir as¨ª, igual que aparentemente miles han llegado a la conclusi¨®n de que no merece la pena arriesgarse a viajar a Estados Unidos. El muro de miedo ya est¨¢ funcionando.
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