La interminable ocupaci¨®n israel¨ª de Palestina: 50 a?os sin paz, ni territorio

Entre el despacho de la joven viceministra de Asuntos Exteriores de Israel, Tzipi Hotovely, en Jerusal¨¦n, y el de la hist¨®rica dirigente palestina Hanan Ashrawi, en Ramala, hay menos de 20 kil¨®metros, pero la distancia que separa sus discursos pol¨ªticos es inabarcable. Hotovely refleja la mentalidad de un amplio sector de la sociedad israel¨ª que aspira a controlar todo el territorio en disputa desde el r¨ªo Jord¨¢n hasta el Mediterr¨¢neo. Ashrawi, que ha pasado toda su vida adulta bajo la ocupaci¨®n israel¨ª, esgrime como la mayor¨ªa de los palestinos las resoluciones internacionales que amparan el derecho de su pueblo, aunque no se han cumplido.

Sin conflicto a gran escala ni paz permanente a la vista, 50 a?os despu¨¦s de la guerra que en apenas seis d¨ªas cambi¨® los mapas de Oriente Pr¨®ximo se agranda la lejan¨ªa de ambas visiones enfrentadas sobre el futuro de una misma regi¨®n. En el actual Gobierno israel¨ª, considerado como el m¨¢s derechista en la historia del Estado hebreo, est¨¢ sobrerrepresentada la influencia de los 600.000 colonos jud¨ªos de Jerusal¨¦n Este y Cisjordania, que suponen un 7% de la poblaci¨®n. Bajo las sombras de la divisi¨®n pol¨ªtica y la desafecci¨®n ciudadana, la Autoridad Palestina surgida tras los Acuerdos de Oslo de 1993 no controla desde hace una d¨¦cada la franja de Gaza, en manos del movimiento islamista Ham¨¢s, y su liderazgo en Cisjordania se ve cuestionado por una sociedad que no vislumbra el fin de la ocupaci¨®n.

Ante la aparente concentraci¨®n de tropas enemigas en las fronteras y el bloqueo mar¨ªtimo de los estrechos de Tir¨¢n (la v¨ªa hacia el golfo de ?qaba y al puerto hebreo de Eilat), los cazas israel¨ªes destruyeron en 1967 la aviaci¨®n de combate de Egipto, Siria, Irak y Jordania en un ataque preventivo. Su Ej¨¦rcito ocup¨® sucesivamente la pen¨ªnsula del Sina¨ª, la franja de Gaza, Jerusal¨¦n Este, Cisjordania y la meseta siria del Gol¨¢n. Desde entonces Israel ha devuelto el Sina¨ª, tras sellar un acuerdo de paz con Egipto en 1979, y se ha retirado de Gaza (2005) aunque mantiene sometido al bloqueo el enclave costero.

Las ondas de choque de esa guerra rel¨¢mpago? de los Seis D¨ªas a¨²n reverberan. El Estado hebreo se ha convertido en una potencia militar hegem¨®nica en Oriente Pr¨®ximo y su econom¨ªa se ha desarrollado tecnol¨®gicamente. Con una renta per c¨¢pita de 35.700 d¨®lares anuales, el nivel de vida medio de los israel¨ªes est¨¢ muy por encima del de los palestinos de Cisjordania (3.700) y de los de Gaza (1.700).

¡°La soluci¨®n de los dos Estados est¨¢ acabada", afirma la viceministra de Exteriores de Israel, situada en el ala m¨¢s nacionalista de partido Likud, liderado por el primer ministro, Benjam¨ªn Netanyahu. ¡°Es un plan moribundo. Nos sentimos decepcionados por el fracaso de nuestras ilusiones de las conversaciones de Madrid¡±, admite Ashrawi, que particip¨® en 1991 en la conferencia de paz en la capital espa?ola.

'La ilusi¨®n de los dos Estados'

?La ilusi¨®n ¡ªen tanto que enga?o¡ª, de los dos Estados es el dilema que plantea el investigador irland¨¦s Padraig O¡¯Malley en la obra que lleva ese mismo t¨ªtulo. Despu¨¦s de haber estudiado los procesos de reconciliaci¨®n tras los conflictos de Sud¨¢frica e Irlanda del Norte, considera que en el caso improbable de que ambas partes alcanzaran un acuerdo, la fractura pol¨ªtica y la debilidad econ¨®mica har¨ªan inviable un Estado palestino sin recursos, y que la deriva de la sociedad israel¨ª hacia posiciones cada vez m¨¢s nacionalistas acabar¨ªa por hacer abortar el proceso.

Una reciente encuesta del Centro de Asuntos P¨²blicos de Jerusal¨¦n destaca el gradual crecimiento del desinter¨¦s entre los israel¨ªes (poblaci¨®n jud¨ªa) hacia una retirada militar israel¨ª de Cisjordania, como parte de un acuerdo de paz para la creaci¨®n de un Estado palestino. Del 60% que se mostraban a favor del repliegue en 2005 se ha pasado a un 26% en 2017.

Un investigador cree que el cisma pol¨ªtico hace poco viable un pa¨ªs propio

Unos 15.000 israel¨ªes ¡ªen un pa¨ªs de 8,5 millones de habitantes, de los que una quinta parte son ¨¢rabes¡ª se congregaron hace una semana en Tel Aviv en apoyo de la soluci¨®n de los dos Estados ¡°contra la ausencia de esperanza que ofrece un Gobierno que perpet¨²a la ocupaci¨®n¡±, en palabras de sus organizadores de la ONG pacifista israel¨ª Paz Ahora.

Los l¨ªderes de Meretz (izquierda), del laborismo y de la Lista Conjunta de partidos ¨¢rabes israel¨ªes se sumaron al acto, que tuvo escasa repercusi¨®n en los medios de comunicaci¨®n locales. Pocas horas despu¨¦s, Netanyahu reun¨ªa a su Gabinete en los t¨²neles situados junto al Muro de las Lamentaciones para aprobar un programa de inversiones en Jerusal¨¦n, algunas tan pol¨¦micas como la construcci¨®n de un telef¨¦rico que atravesar¨¢ la L¨ªnea Verde y conducir¨¢ hasta las puertas del recinto sagrado jud¨ªo.

La alternativa al fracaso de la f¨®rmula de los dos Estados para dos pueblos es el Estado ¨²nico binacional. ¡°Esa situaci¨®n puede conducir a la aparici¨®n de una mayor¨ªa de poblaci¨®n ¨¢rabe y a una prolongada guerra civil, o a un Estado basado en el apartheid ahogado por la violencia y amenazado por el colapso¡±, advert¨ªa recientemente Ehud Barak, el que fuera primer ministro laborista entre 1999 y 2001, en un art¨ªculo publicado por el diario Haaretz.

Las ¨²ltimas negociaciones de paz entre israel¨ªes y palestinos fracasaron hace tres a?os. Las iniciativas internacionales se han sucedido durante los ¨²ltimos 50 a?os, en los que Israel libr¨® guerras en la regi¨®n como las del Yom Kipur (1973), L¨ªbano (1982 y 2006) y Gaza (2008-2009, 2012 y 2014).

Al t¨¦rmino de la Primera Intifada, la Conferencia de Madrid sent¨® las bases para los Acuerdos de Oslo (1993) de paz por territorios. ¡°Israel tiene ahora las manos libres y ha consolidado su control: Jerusal¨¦n, asentamientos, fronteras, seguridad¡­¡±, justifica la dirigente palestina Ashrawi su negativa a participar entonces en la negociaci¨®n. ¡°Lo provisional ha acabado siendo permanente (¡­) Israel ha ganado tiempo para seguir construyendo m¨¢s asentamientos y apropiarse de m¨¢s territorios¡±.

La ONU alerta sobre el endurecimiento de las restricciones a los palestinos

¡°Es un error muy com¨²n afirmar que se trata de un conflicto sobre territorios. No es as¨ª. Los palestinos siguen rechazando la idea b¨¢sica de la existencia de un Estado jud¨ªo¡±, argumenta la viceministra israel¨ª. Despu¨¦s de Oslo vinieron Camp David (2000), Taba (Egipto, 2001), Annapolis (2007)¡­ entre otras rondas de negociaci¨®n. Pero la Segunda Intifada (2000-2005), cuando la sociedad hebrea vivi¨® de cerca la violencia de los atentados y ataques palestinos, marc¨® el alejamiento israel¨ª de los procesos de paz.

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La distancia entre las posiciones negociadoras ¡ªfronteras, asentamientos, estatuto de Jerusal¨¦n, retorno de refugiados¡­¡ª es ingente, pero la televisi¨®n tiene puentes a ambos lados de la barrera de separaci¨®n. La serie Fauda (caos, en ¨¢rabe), que relata las operaciones de un grupo de agentes israel¨ªes infiltrados para liquidar a un jefe militar de Ham¨¢s, muestra con crudeza la vida cotidiana bajo la ocupaci¨®n. Distribuida desde el a?o pasado a escala internacional por la plataforma Netflix, esta serie biling¨¹e en ¨¢rabe y hebreo ha llevado hasta los hogares israel¨ªes una nueva visi¨®n del conflicto. Ni los miembros de las fuerzas de seguridad son siempre figuras heroicas, ni todos los militantes palestinos monstruos inhumanos.

Donald Trump, uno de los presidentes estadounidenses m¨¢s abiertamente proisrael¨ªes ¡ªcomo demostr¨® hace dos semanas durante su visita a Jerusal¨¦n y Bel¨¦n¡ª, se ha propuesto alcanzar el ¡°acuerdo definitivo¡± de paz que ninguno de sus predecesores en la Casa Blanca. Su impredecible mentalidad de magnate inmobiliario choca sin embargo con la naturaleza estancada de un conflicto con demasiados posiciones irrenunciables.

La captura de Jerusal¨¦n Este ¡ªque incluye la Ciudad Vieja amurallada y los santos lugares de las tres religiones monote¨ªstas,¡ª por los paracaidistas israel¨ªes el 7 de junio de 1967 hizo emerger un escollo casi insalvable para la consecuci¨®n de un acuerdo final. El Estado hebreo considera que la ciudad es capital ¡°eterna e indivisible¡±, mientras los negociadores palestinos, reivindican la zona oriental ¡ªque fue anexionada en 1980 junto con poblaciones cisjordanas pr¨®ximas¡ª como capital para su futuro Estado. Los 320.000 habitantes palestinos censados en la Ciudad Santa cuentan con un permiso ¡°permanente¡± de residencia en distritos donde sus familias han vivido durante generaciones, pero se arriesgan a perderlo si se ausentan durante m¨¢s de siete a?os, como ha sucedido con m¨¢s de 14.500 personas desde 1967.

¡°La victoria en la Guerra de los Seis D¨ªas marc¨® el comienzo de una nueva era (...) de incertidumbre¡±, sostiene el historiador israel¨ª Avi Shlaim en su obra El muro de hierro. Israel y el mundo ¨¢rabe. ¡°Reabri¨® la antigua cuesti¨®n de los objetivos territoriales del sionismo (¡­) zanjada por los acuerdos de armisticio de 1949. La cuesti¨®n era qu¨¦ hacer con estos territorios y no hab¨ªa una respuesta sencilla a esta pregunta¡±.

En noviembre de 1967, la resoluci¨®n 242 del Consejo de Seguridad propon¨ªa por primera vez la paz a cambio de territorios. Medio siglo despu¨¦s, el relator de la ONU para los derechos humanos en los territorios palestinos, Michael Lynk, a quien Israel no permite acceder a Gaza y Cisjordania, recordaba en Ginebra que las ocupaciones militares suelen ser temporales y de corta duraci¨®n. ¡°Pero esta ocupaci¨®n, despu¨¦s de cinco d¨¦cadas de castigos colectivos, confiscaciones de propiedad y restricciones a la libertad de movimientos¡±, conclu¨ªa, "parece no tener fin y endurecerse¡±.

50? aniversario de la ocupaci¨®n de Palestina

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