Wopke Hoekstra, el rostro de la dureza frente al sur de Europa en tiempos de la Covid-19

Como otras lenguas, la neerlandesa tiene apellidos topon¨ªmicos, y el de Wopke Hoekstra, ministro de Finanzas de los Pa¨ªses Bajos, puede significar dos cosas: alguien que vive en una esquina, o bien la curva de un r¨ªo. Nadie elige su nombre de familia, desde luego, pero la crisis provocada en la Uni¨®n Europea por la Covid-19 ha convertido el del pol¨ªtico democristiano, de 44 a?os, casi en una met¨¢fora de su situaci¨®n. Opuesto de entrada a emplear el fondo europeo de rescate (Mede) sin condiciones, y contrario a los eurobonos para cubrir los costes de la reconstrucci¨®n tras la emergencia sanitar...

Como otras lenguas, la neerlandesa tiene apellidos topon¨ªmicos, y el de Wopke Hoekstra, ministro de Finanzas de los Pa¨ªses Bajos, puede significar dos cosas: alguien que vive en una esquina, o bien la curva de un r¨ªo. Nadie elige su nombre de familia, desde luego, pero la crisis provocada en la Uni¨®n Europea por la Covid-19 ha convertido el del pol¨ªtico democristiano, de 44 a?os, casi en una met¨¢fora de su situaci¨®n. Opuesto de entrada a emplear el fondo europeo de rescate (Mede) sin condiciones, y contrario a los eurobonos para cubrir los costes de la reconstrucci¨®n tras la emergencia sanitaria, Hoekstra ha esgrimido el aval del Parlamento de La Haya desde el ¨¢ngulo donde su pa¨ªs ¡ªsocio fundador comunitario y contribuyente neto¡ª se ha situado para cerrar un acuerdo que permita contrarrestar el impacto socioecon¨®mico de la pandemia.

Hoekstra es un pol¨ªtico en alza en su tierra. La estrella de la democracia cristiana local, que destaca por su eficacia y altura f¨ªsica (casi dos metros) incluso en una tierra de personas altas. La Covid-19 ha afianzado en casa su imagen, porque abogar por la solidaridad, pero no de balde, es un enfoque secundado, con algunas voces disidentes, ¡°por el que manda en los Pa¨ªses Bajos, el Parlamento¡±, subraya ¨¦l mismo. En la UE, el ¨¢mbito externo natural de los neerlandeses, el ministro se ha convertido estos d¨ªas, sin embargo, en el rostro de la intransigencia financiera. Es el que se?alaba con energ¨ªa los deberes mal hechos a Espa?a o Italia, y ped¨ªa garant¨ªas de reforma econ¨®mica una vez pasada la emergencia. Quien sigue recalcando que los eurobonos no proceden, si bien reconoce que le falt¨® ¡°empat¨ªa hacia el sur de Europa¡± cuando pidi¨® una investigaci¨®n sobre el estado de las arcas de sus socios.

Su disculpa, por el tono empleado, fue m¨¢s diligente que la de su antecesor, Jeroen Dijsselbloem, expresidente del Eurogrupo. Este ¨²ltimo tropez¨® en 2017 con su peculiar interpretaci¨®n del gasto de los pa¨ªses meridionales ¡°en vino y mujeres para luego pedir ayuda¡±. En estos momentos, hasta el eco de dichas palabras suena fr¨ªvolo, y Hoekstra ha lamentado: ¡°Lo mal que lo hemos hecho, porque no se ha entendido lo que quisimos decir¡±.

Superado desde su punto de vista ese bache, las dificultades para lograr el acuerdo de este jueves, que franqueaba el acceso de Espa?a e Italia a una l¨ªnea de pr¨¦stamos del fondo de rescate europeo, sin sujetarse a un programa de ajustes y reformas, tiene una explicaci¨®n a?adida. Hoekstra reconoce haber echado de menos ¡°la posibilidad de estar en grupos reducidos para entenderse mejor¡±. En otras palabras, le faltaba el escenario vital para ejercer lo que en lenguaje pol¨ªtico local se llama polderen: la pr¨¢ctica del pacto y el consenso para avanzar juntos. Es el conocido modelo neerland¨¦s para aliviar tensiones socioecon¨®micas, pero requiere verse con la mayor cantidad posible de colegas y adversarios, y el confinamiento internacional de los titulares de Finanzas no lo ha facilitado.

Adem¨¢s, como ejercicio de estilo, polderen tiene el inconveniente de que las negociaciones suelen alargarse. Y el tiempo es un bien del que no dispon¨ªan los ministros. El pacto, que ha calificado de ¡°satisfactorio porque quien precise de un rescate financiero s¨ª deber¨¢ ajustar y reformar¡±, le permite salir airoso sin dar la sensaci¨®n de que ha cedido demasiado, despu¨¦s de haber sido tan directo. Cortante, incluso.

Licenciado en Derecho por la Universidad neerlandesa de Leiden, estudi¨® luego Pol¨ªtica Internacional y Derecho en Roma, adem¨¢s de Administraci¨®n de Empresas en la escuela de negocios INSEAD, en Fontainebleau (Par¨ªs) y Singapur. Fue socio de la consultora McKinsey y trabaj¨® en la multinacional Shell antes de entrar en el Senado, donde permaneci¨® entre 2011 y 2017. All¨ª se desvi¨® de la l¨ªnea democristiana en dos ocasiones. Llegado el momento, vot¨® a favor de los derechos de las madres lesbianas, y en contra de permitir que los funcionarios rechacen oficiar matrimonios de personas del mismo sexo. Casado con su novia de la universidad, Liselot, que es m¨¦dica, tienen cuatro hijos, uno de los cuales padeci¨® c¨¢ncer de h¨ªgado al a?o de nacer. La enfermedad del peque?o, que ahora est¨¢ bien, le apart¨® de la pol¨ªtica para concentrarse en su familia, y asegura que tener cerca a su hermano y hermana ¡°es estupendo¡±.

A pesar de que reci¨¦n nombrado ministro de Finanzas, en 2017, se estren¨® en Bruselas defendiendo con vigor la disciplina presupuestaria de la eurozona, en 2019 reconoci¨® que ¡°el lenguaje puede llegar a ser destructivo¡±, en una entrevista publicada en el rotativo Trouw. A la pregunta que siempre le hacen, esto es, si quiere ser primer ministro de los Pa¨ªses Bajos, contesta con una ambig¨¹edad que restalla: ¡°Tengo el mejor trabajo del mundo¡±. El actual titular del cargo, el liberal de derechas Mark Rutte, cumple una d¨¦cada en el poder con m¨¢s popularidad que nunca debido a la gesti¨®n de la Covid-19. Y si Hoekstra juega con las palabras en su respuesta, Rutte no da muestras de cansancio.

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