La odisea de los agricultores de Bolivia para abastecer a las ciudades durante la pandemia
Problemas log¨ªsticos, riesgo de contagio y preocupaci¨®n por las p¨¦rdidas econ¨®micas son algunos de los problemas que los productores agr¨ªcolas deben sortear
No hay una sola alma en la ciudad a las once de la noche. Las calles y avenidas usualmente remansaban a esa hora con las ¨²ltimas personas tratando de llegar a sus hogares. Desde que se declar¨® la cuarentena total en Bolivia para frenar la propagaci¨®n de la covid-19 ¡ªque contabiliza m¨¢s de 600 casos y m¨¢s de 30 muertes¡ª, nadie puede salir de su casa despu¨¦s de mediod¨ªa, seg¨²n establece la norma. Faltando menos de 60 minutos para que empiece otra jornada,...
No hay una sola alma en la ciudad a las once de la noche. Las calles y avenidas usualmente remansaban a esa hora con las ¨²ltimas personas tratando de llegar a sus hogares. Desde que se declar¨® la cuarentena total en Bolivia para frenar la propagaci¨®n de la covid-19 ¡ªque contabiliza m¨¢s de 600 casos y m¨¢s de 30 muertes¡ª, nadie puede salir de su casa despu¨¦s de mediod¨ªa, seg¨²n establece la norma. Faltando menos de 60 minutos para que empiece otra jornada, un cami¨®n de carga pesada con permiso de circulaci¨®n recorre la ciudad. El ruido del motorizado, el ladrido de los perros y sirenas a lo lejos es lo ¨²nico que logra escuchar Cinthia Espinoza en el fr¨ªo veh¨ªculo de carga pesada que la transporta a ella y a su cosecha de pepino que producen en su tierra. Desde el municipio de Omereque, de donde es oriunda, hacia la ciudad de Cochabamba ¡ªsituada al centro de la naci¨®n andina¡ª, hay una distancia aproximada de 250 kil¨®metros. Su producto es descargado y le invade la zozobra.
El punto de venta m¨¢s importante de productores agr¨ªcolas de esta regi¨®n, que suele aglutinar a un millar de personas en cualquier otra noche previa a la pandemia ¡ªentre campesinos que llegan a ofrecer sus productos e intermediarios que compran vegetales al por mayor¡ª, apenas tiene una decena de personas en los alrededores. Cientos de bolsas de diferentes colores que contienen zanahoria, achojcha, jud¨ªa verde, entre otras verduras, permanecen apiladas en el piso de tierra. La temperatura es de 10 grados. Las mujeres se resguardan del fr¨ªo cerca de los bultos, aguardando que la noche mejore y pueda traer compradores para su producci¨®n. Es la situaci¨®n de muchos productores agr¨ªcolas en la naci¨®n andina, que en medio de la crisis sanitaria que enfrenta, contin¨²an trabajando para proveer alimento a las ciudades a pesar de los problemas log¨ªsticos y el riesgo de contagio del coronavirus.
¡°Mir¨¢, est¨¢ silencio [vac¨ªo] ?C¨®mo vamos a vivir? ?C¨®mo vamos a mantener a nuestros hijos? Debemos al banco, a los cr¨¦ditos agropecuarios, de las fumigaciones pagamos entre 5.000 y 15.000 bolivianos [entre 500 y 2.000 d¨®lares], ni para eso alcanza lo que estamos vendiendo¡±, se queja afligida Agustina Condori, una productora de Comarapa, un municipio a 250 kil¨®metros de distancia de Cochabamba.
En Bolivia existen 861.927 unidades productivas, de las cuales 724.375 son peque?os predios que articulan a m¨¢s de dos millones de agricultores familiares de origen campesino, ind¨ªgena originario e intercultural, cuya producci¨®n es diversificada y abastece a la canasta familiar, seg¨²n datos de la Coordinadora de Integraci¨®n de Organizaciones Econ¨®micas Campesinas Ind¨ªgenas Originarias. ¡°Siempre he pensado que el campo es el motor de todo lo que hacemos dentro de las ciudades a nivel alimentario. Somos todav¨ªa un pa¨ªs que depende mucho de la producci¨®n agr¨ªcola que proviene de fuera de las ciudades¡±, explica a EL PA?S Roger Maldonado, chef y soci¨®logo del Movimiento de Integraci¨®n Gastron¨®nomico Alimentario de Bolivia.
A medida que pasan las horas, m¨¢s productores empiezan a llegar desde Oruro o del lado de Santa Cruz, del occidente y oriente del pa¨ªs, respectivamente. Los camiones comienzan a descargar los productos que traen y los agricultores empiezan a acomodarse a lo largo de la recta donde se emplaza este mercado campesino. Aun as¨ª, hay espacios vac¨ªos y el viento helado produce un silbido en medio de la noche.
Inquieto y colaborativo, cargando un saco hecho de nylon lleno de verdura en cada hombro, se mueve Te¨®filo Rojas, presidente de la mancomunidad de los productores del Cono Sur de Cochabamba, que trata de atender las necesidades de los productores en el sitio. Recuerda que antes de que comience la pandemia, llegaban dos veces por semana al menos 30 camiones, cada uno con una capacidad de carga de cuatro toneladas, llenos de sacos y se lograban despachar todo el producto. Ahora, de domingo a jueves, arriban entre cinco a ocho veh¨ªculos de carga pesada cada d¨ªa y ni siquiera se puede rematar lo cosechado. Explica que muchos municipios han optado por el confinamiento estricto y total, ante el miedo de propagar el virus en su comunidad por el constante traj¨ªn entre las urbes y las ¨¢reas rurales, adem¨¢s del contacto con las personas que habitan las ciudades.
La preservaci¨®n de la salud y evitar que el virus se propague en las comunidades es una preocupaci¨®n. Otra es la parte log¨ªstica, que tambi¨¦n juega un rol parte importante en la problem¨¢tica general. Seg¨²n el Decreto de emergencia sanitaria instaurado por el gabinete interino de Jeanine ??ez, el desplazamiento y el libre tr¨¢nsito est¨¢ limitado para servicios de primera necesidad, como el abastecimiento de alimentos, categor¨ªa en la que entran los agricultores. Sin embargo, el acceso a permisos de circulaci¨®n vehicular no ha sido sencillo y en algunos casos el retorno a sus comunidades es dificultoso por los estrictos controles que la polic¨ªa y el Ej¨¦rcito realizan.
Si bien el Ejecutivo promulg¨® una ley extraordinaria que posterga el pago de capital e intereses de los prestatarios a la banca y entidades financieras por seis meses, una vez que concluya la emergencia sanitaria, eso no le da calma a Valentina C., una productora de verduras y flores, que se muestra reticente ante una de las medidas econ¨®micas instauradas para ayudar a las personas en medio de la crisis. Con su producci¨®n de calabazas a sus pies y varios racimos de flores amarrados al costado, sentencia: ¡°Bien ser¨ªa que nos liquide la deuda [el banco], pero solo la est¨¢ postergando. Nosotros pagamos esa deuda con la venta del producto que estamos perdiendo. Dentro de seis meses, ?c¨®mo pago mi deuda al banco sin ingresos?¡±.
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