El acuerdo entre el chavismo y la oposici¨®n y el dilema de la legitimidad en Venezuela
El convenio para luchar contra el coronavirus tiene un potencial alcance pol¨ªtico que va m¨¢s all¨¢ de la emergencia sanitaria en un pa¨ªs partido en dos
La grave crisis institucional y pol¨ªtica en la que est¨¢ sumida Venezuela tiene que ver, en esencia, con la noci¨®n de legitimidad. El Gobierno de Nicol¨¢s Maduro y la oposici¨®n, liderada por Juan Guaid¨®, no se reconocen mutuamente. El sucesor de Hugo Ch¨¢vez tampoco tiene el respaldo de las principales instancias de la llamada comunidad internacional: desde Estados Unidos, que lo acusa de narcotr¨¢fico, hasta Bruselas y la mayor¨ªa de los Gobiernos latinoamericanos. Alrededor de 60 pa¨ªses atribuyen a Guaid¨® el cargo de presidente interino, pero ...
La grave crisis institucional y pol¨ªtica en la que est¨¢ sumida Venezuela tiene que ver, en esencia, con la noci¨®n de legitimidad. El Gobierno de Nicol¨¢s Maduro y la oposici¨®n, liderada por Juan Guaid¨®, no se reconocen mutuamente. El sucesor de Hugo Ch¨¢vez tampoco tiene el respaldo de las principales instancias de la llamada comunidad internacional: desde Estados Unidos, que lo acusa de narcotr¨¢fico, hasta Bruselas y la mayor¨ªa de los Gobiernos latinoamericanos. Alrededor de 60 pa¨ªses atribuyen a Guaid¨® el cargo de presidente interino, pero el r¨¦gimen chavista no lo acepta ni siquiera como jefe del Parlamento, ya que primero despoj¨® de sus competencias la Asamblea Nacional y cuando el partido gobernante regres¨® al hemiciclo maniobr¨® para que en su lugar fuera elegido un opositor disidente. La arquitectura institucional est¨¢ duplicada. La brecha parece insalvable. Y, sin embargo, esta semana las dos partes llegaron a un entendimiento.
El acuerdo suscrito para dejar en manos de la Organizaci¨®n Panamericana de la Salud (OPS) la gesti¨®n de fondos y ayudas para combatir el coronavirus se debe a una emergencia sanitaria sin precedentes, a la que se suma un dram¨¢tico deterioro de los servicios p¨²blicos y una crisis econ¨®mica sin freno. Pero ese paso tiene un alcance pol¨ªtico que va m¨¢s all¨¢ de la pandemia y plantea un dilema sobre legitimidades en el seno de la oposici¨®n. Maduro gan¨® en mayo de 2018 unas elecciones cuestionadas porque enfrente no ten¨ªa a un adversario real. Las fuerzas cr¨ªticas con el oficialismo fueron, en su mayor¨ªa, inhabilitadas o rechazaron participar por considerar que el proceso carec¨ªa de garant¨ªas. Cuando el l¨ªder chavista tom¨® posesi¨®n para un nuevo mandato, a principios de 2019, la oposici¨®n, con el apoyo de Washington, se vali¨® de esas premisas para acusar al mandatario de usurpaci¨®n. As¨ª Guaid¨®, que acababa de asumir el cargo de jefe del Parlamento en virtud de la rotaci¨®n acordada entre las distintas formaciones, se proclam¨® presidente interino.
Lo que vino despu¨¦s fue un recrudecimiento de las posiciones. Comenz¨® una disputa por el poder que deriv¨® en una batalla simb¨®lica. Pero esa batalla se libr¨® sobre todo en el tablero internacional. En Venezuela, Maduro ha mantenido de facto el control de los engranajes del Estado y, pese a varias deserciones, de las fuerzas armadas. Mientras tanto, sus rivales fueron acorralados por la polic¨ªa y la Justicia, controlada por el r¨¦gimen. En los ¨²ltimos doce meses hubo dos acciones militares. La primera, el 30 de abril de 2019, acab¨® con la liberaci¨®n de Leopoldo L¨®pez de su arresto domiciliario. Y la segunda, el pasado 3 de mayo, fue un disparatado intento de incursi¨®n mar¨ªtima con mercenarios estadounidenses del que Guaid¨® trata de desvincularse, pero que dej¨® muy tocada su posici¨®n.
La firma del convenio para hacer frente a la covid-19 cost¨®, por otro lado, al jefe del Parlamento las cr¨ªticas de los sectores m¨¢s radicales de la oposici¨®n, que le reprochan dar carta de legitimidad al Gobierno de Maduro. ¡°Mire, presidente Juan Guaid¨®, con todo mi respeto, el acuerdo prioritario que usted tiene que firmar es con la DEA para que se lleve esa pandilla de narcos. Porque en Venezuela, con ese r¨¦gimen venenoso, no habr¨¢ plan de salud que valga, hasta que no nos curemos de ese mal diab¨®lico. ?Estamos?¡±, le interpel¨® a trav¨¦s de Twitter el exalcalde de Caracas Antonio Ledezma. Ese tipo de se?alamientos llegaron sobre todo del extranjero, desde Estados Unidos o Espa?a.
La radicalizaci¨®n de varios de los dirigentes pol¨ªticos que tuvieron que irse del pa¨ªs, que a menudo siguen apelando a una intervenci¨®n militar, choca con las condiciones de posibilidad de las estrategias de la oposici¨®n dentro de Venezuela. Por otro lado, Guaid¨®, que est¨¢ al frente de un bloque pol¨ªtico exhausto y atravesado por un profundo malestar, hace equilibrios para contentar a todo el mundo. ¡°Estimado Antonio, luchador de a?os: hoy la DEA est¨¢ en el Caribe en el Operativo Antinarc¨®ticos m¨¢s grande en la historia del continente, en compa?¨ªa de muchos pa¨ªses, con informaci¨®n que ha suministrado la Asamblea Nacional. Y atento, que viene m¨¢s¡±, le contest¨® a Ledezma.
Todos los amagos de di¨¢logo han fracasado. Antes de que se declarara el coronavirus hubo un intento de pactar la renovaci¨®n del Consejo Nacional Electoral (CNE) con vistas a la celebraci¨®n de elecciones parlamentarias previstas para finales de a?o. La pandemia dej¨® al descubierto las m¨¢s graves disfunciones del pa¨ªs, coronadas por una crisis de combustible paliada ahora gracias a la ayuda de Ir¨¢n. Pero tambi¨¦n puso de manifiesto la necesidad de reconocimiento mutuo de dos bloques en medio de una emergencia para trabajar conjuntamente. Una situaci¨®n de excepcionalidad que se suma a la que Venezuela vive a diario desde hace a?os.