Mitos, egos y torpeza: anatom¨ªa de un complot disparatado en Venezuela
La Operaci¨®n Gede¨®n fracas¨® tras un a?o de choques entre exmilitares, pol¨ªticos y contratistas que conspiraron desde Colombia. EL PA?S reconstruye los pasos del ¨²ltimo plan contra Maduro
Alrededor de cincuenta hombres, dos lanchas r¨¢pidas, diez fusiles y un plan suicida. El en¨¦simo intento de derrocar a Nicol¨¢s Maduro se qued¨® en un rocambolesco desembarco en dos playas pr¨®ximas a Caracas, Chuao y Macuto, y fue desactivado en cuesti¨®n de horas el pasado 3 de mayo. La llamada Operaci¨®n Gede¨®n dej¨® al menos siete muertos y decenas de detenidos, entre los que se encuentran exoficiales venezolanos y dos mercenarios estadounidenses. Pero ese episodio, que se enmarca en el clima belicista alentado por el sector m¨¢s radical de la oposici¨®n al r¨¦gimen chavista, solo es el ep¨ªlogo de una larga historia. Transcurre entre Colombia ¡ªcuyos servicios de inteligencia y Gobierno quedan cuestionados¡ª, Estados Unidos y Venezuela, y en ella intervienen pol¨ªticos, militares, empresarios, contratistas, asesores de seguridad. El resultado es una muestra de la capacidad de penetraci¨®n de la inteligencia del aparato bolivariano.
La incursi¨®n en la costa caraque?a de hace dos semanas es, hasta el momento, el cap¨ªtulo m¨¢s disparatado para intentar desestabilizar al Gobierno de Maduro. Pero no ha sido el ¨²nico. El relato de lo sucedido, reconstruido por EL PA?S gracias a los testimonios de una decena de fuentes conocedoras de los hechos, refleja el descontrol de una estrategia consecuencia de una guerra de egos que, en definitiva, se ha convertido en un bumer¨¢n que ha asestado un golpe a Juan Guaid¨®. El l¨ªder de la oposici¨®n rechaza, sin matices, estar involucrado e incluso haber estado al tanto de la Operaci¨®n Gede¨®n, mientras el malestar internacional e interno, dentro de la oposici¨®n, no ha hecho sino crecer y una pregunta se repite desde hace dos semanas: ?cu¨¢l va a ser la siguiente sorpresa?
¡°La ca¨ªda de Nicol¨¢s Maduro se ha vuelto un negocio, es cuesti¨®n de tiempo¡±. La euforia con la que una persona muy cercana a Guaid¨® pronunciaba esta frase en febrero del a?o pasado, en un restaurante de Caracas, cobra m¨¢s sentido con el paso del tiempo. El dirigente opositor, reconocido como presidente interino de Venezuela por m¨¢s de 50 pa¨ªses, acababa de regresar entonces de una gira por Sudam¨¦rica despu¨¦s de cruzar la frontera para asistir al intento de entrada de ayuda humanitaria por Colombia en uno de los momentos pol¨ªticos m¨¢s tensos vividos en Venezuela. Desde entonces, se han producido varios acercamientos, al menos cuatro, de personas o empresas que se presentan bajo el eufemismo de compa?¨ªas de seguridad, ofreciendo sus servicios para de una u otra manera propiciar la ca¨ªda de Maduro o fortalecer lo que surgiese de ella.
El hervidero de C¨²cuta
Para entender las premisas de las ¨²ltimas conspiraciones hay que viajar a la ciudad fronteriza de C¨²cuta (Colombia) en los d¨ªas previos al 23 de febrero del a?o pasado. La localidad era un hervidero de operadores pol¨ªticos, uniformados, representantes de agencias de inteligencia de distintos pa¨ªses, inversores con intereses en una transici¨®n en el pa¨ªs vecino, cooperantes y miles, decenas de miles de personas vinculadas a la oposici¨®n. En v¨ªsperas de esa jornada, cuando fracas¨® la operaci¨®n promovida por Bogot¨¢, Washington y la oposici¨®n al chavismo para introducir en Venezuela camiones con ayuda humanitaria, se celebr¨® un concierto organizado por el magnate brit¨¢nico Richard Branson. Entra en escena entonces una figura clave en el ¨²ltimo plan contra Maduro. Se trata de Jordan Goudreau, exmiembro de las fuerzas especiales de Estados Unidos, veterano de Irak y Afganist¨¢n y hoy representante de la firma de seguridad privada Silvercorp, con sede en Florida. Durante esos d¨ªas Goudreau se encarg¨® de la protecci¨®n de los artistas, pero tambi¨¦n encontr¨® un terreno f¨¦rtil para intentar hacer negocios.
En ese momento Venezuela viv¨ªa d¨ªas de turbulencias pol¨ªticas despu¨¦s de que en enero Guaid¨® se proclamara presidente del pa¨ªs y en las filas opositoras varios cargos vislumbraron la posibilidad de formar una especie de ej¨¦rcito particular para intentar una incursi¨®n. C¨²cuta era el epicentro de esos movimientos. ¡°De los 1.700 hombres que Venezuela tuvo en los refugios encargados por el Gobierno colombiano y manejados por ACNUR [para recibir a venezolanos que quer¨ªan salir del pa¨ªs], solamente 163 fueron los que en verdad pasaron de Venezuela hacia Colombia el 23 y los d¨ªas siguientes¡±, relata una fuente al tanto de los movimientos de los militares desertores. ¡°El resto era personal militar, policial, bomberos que estaban dispersos en Am¨¦rica e inclusive algunos en Europa. Fueron llegando sencillamente porque pensaban que se iba a organizar una operaci¨®n¡±.
Un exgeneral con ¨ªnfulas cercano a Ch¨¢vez
Pero las expectativas de estos opositores que vieron la posibilidad de lanzar una operaci¨®n contra Maduro quedaron frustradas. Sin liderazgo ni referentes, no tuvieron m¨¢s alternativas que encerrarse en esos centros de acogida. El ¨²nico nombre que a¨²n resonaba entre ellos era el de Cl¨ªver Alcal¨¢. Este exgeneral fiel a Hugo Ch¨¢vez rompi¨® con Maduro en 2016 y se fue a Colombia. Al menos dos fuentes que trabajaron a su lado en las fuerzas armadas venezolanas, y otras tantas que lo han seguido de cerca desde el ¨¢mbito pol¨ªtico, lo describen como ¡°una persona carism¨¢tica, con mucha voluntad, mucho empuje: desde sus tiempos de servicio activo ten¨ªa fama de abusador, desviaba el poder, no respetaba, actuaba con mucha furia y apoy¨® al r¨¦gimen en la mayor¨ªa de los desmanes que hab¨ªa cometido¡±.
Hace un mes y medio, a finales de marzo, Alcal¨¢ fue acusado formalmente por Washington de tr¨¢fico internacional de drogas. Fue incluido en una lista en la que aparece junto a la c¨²pula del chavismo. El exgeneral, que resid¨ªa en Barranquilla, en el Caribe colombiano, decidi¨® entonces entregarse a la DEA, pero antes habl¨® p¨²blicamente de un complot para derrocar a Maduro que se estaba organizando en Colombia e hizo referencia a la incautaci¨®n de un arsenal de armas.
Fue precisamente Alcal¨¢ el primero en hablar de un contrato estipulado el pasado mes de octubre por el equipo de Guaid¨® con Jordan Goudreau y su empresa, Silvercorp, que estar¨ªa detr¨¢s del desembarco en la costa caraque?a de hace 15 d¨ªas. Juan Jos¨¦ Rend¨®n, conocido como JJ, un controvertido asesor del l¨ªder opositor que ha participado en campa?as de muchos pol¨ªticos latinoamericanos y al que siempre se han atribuido operaciones oscuras, admiti¨® hace unos d¨ªas haberlo firmado. ¡°Era una exploraci¨®n para ver la posibilidad de captura y entrega a la justicia de miembros del r¨¦gimen¡±, reconoci¨® el consultor en la CNN, que exculp¨® a Guaid¨® ante la aparici¨®n de su supuesta firma en los mismos documentos. Rend¨®n, que lleg¨® de la mano de Leopoldo L¨®pez, dimiti¨® de su cargo, pero la tibieza del l¨ªder opositor, que acept¨® la renuncia aunque en un principio evit¨® despedirlo pese a las presiones internas, ha suscitado un enorme malestar en la oposici¨®n ante lo que consideran la imposibilidad de romper con su jefe.
El hecho de que Colombia ¡ªpa¨ªs que comparte con Venezuela m¨¢s de 2.200 kil¨®metros de frontera y destino de cerca de 1,5 millones de venezolanos que en los ¨²ltimos a?os migraron en busca de oportunidades¡ª fuera la base de operaciones hace un a?o para fraguar un intento de golpe pone de por s¨ª la lupa sobre sus autoridades. Por complicidad o por omisi¨®n. Alguien de la cadena de mando militar debi¨® de estar al tanto, al menos hasta cierto momento. Aunque todos, empezando por el presidente, Iv¨¢n Duque, se desvincularon rotundamente de lo sucedido y formalmente el Gobierno inst¨® a los dirigentes opositores en el exilio a informarles de cada paso. Las dudas sobre si un sector de la inteligencia colombiana pr¨®ximo al expresidente ?lvaro Uribe actu¨® con el benepl¨¢cito de este, pero no del de Duque, cobran fuerza con el paso de las semanas y por la versi¨®n de diferentes fuentes, tanto venezolanas como colombianas.
Esos planes, en cualquier caso, se pusieron en marcha justo despu¨¦s del 23 de febrero de 2019. Alcal¨¢, con fondos procedentes de la oposici¨®n, comenz¨® a organizar unos campos de entrenamiento cerca del municipio colombiano de Riohacha, en el departamento caribe?o de La Guajira. Se trata de un territorio poco poblado en el que se mezclan desierto, selva y monta?a que linda con Venezuela y que ¨¦l conoce debido a v¨ªnculos familiares y a su pasado como comandante en esa regi¨®n, en la que estrech¨® lazos con guerrilleros de las FARC. Los ordenadores incautados en 2008 al entonces n¨²mero dos de la guerrilla, Ra¨²l Reyes, revelaban la cercan¨ªa entre Alcal¨¢ e Iv¨¢n M¨¢rquez, jefe negociador de la guerrilla en La Habana, hoy un l¨ªder disidente que rompi¨® con los acuerdos de paz.
Operadores pol¨ªticos
Mientras tanto, en Caracas se intensificaba el pulso entre Guaid¨® y Maduro. El pa¨ªs sufr¨ªa una crisis el¨¦ctrica sin precedentes y tom¨® vuelo otra opci¨®n, que se manejaba en paralelo. Todas las fuentes consultadas coinciden en que en todo momento ha habido m¨²ltiples planes sobre la mesa; pocos se explican c¨®mo el m¨¢s disparatado de todos fue el que termin¨® por desarrollarse. Fue la asonada del 30 de abril de 2019. Ten¨ªa el objetivo de provocar una ruptura de las fuerzas armadas y facilitar una etapa de transici¨®n con la participaci¨®n de algunos altos cargos chavistas. Como los dem¨¢s intentos, fracas¨® y termin¨® con un incremento de la tensi¨®n y la liberaci¨®n de Leopoldo L¨®pez despu¨¦s de pasar tres a?os encarcelado y casi dos en arresto domiciliario. El dirigente opositor y l¨ªder del partido Voluntad Popular encontr¨® resguardo horas despu¨¦s en la residencia de la Embajada de Espa?a en Caracas, donde todav¨ªa permanece.
Esa operaci¨®n se precipit¨®, seg¨²n al menos dos fuentes, debido a la insistencia del mayor del Ej¨¦rcito venezolano Javier Nieto Quintero, que fue precisamente quien junto a Goudreau reivindic¨® el intento de incursi¨®n mar¨ªtima de hace dos semanas. El fracaso del plan de abril de 2019 provoc¨® una desbandada. El exjefe del Servicio Bolivariano de Inteligencia (Sebin) Cristopher Figuera, que particip¨® en esos hechos, huy¨® a Estados Unidos tras pasar unas semanas en Colombia. ¡°El personal militar se qued¨® sin padre ni madre. Los que estaban en C¨²cuta se quedaron definitivamente aislados en sus refugios y los que estaban con Cl¨ªver Alcal¨¢ tambi¨¦n quedaron aislados en el campamento de Riohacha. Y los que estaban en Venezuela, por supuesto, temerosos de la acci¨®n del Gobierno debido al control p¨²blico que se hac¨ªa¡±, resume un oficial.
?Qu¨¦ pas¨® entre abril de 2019 y mayo de 2020? Para empezar, entran en escena dos operadores pol¨ªticos pr¨®ximos a Leopoldo L¨®pez. Ya a mediados de mayo del a?o pasado, Lester Toledo, que hab¨ªa sido uno de los coordinadores de la ayuda humanitaria, y Jorge Betancourt, organizan reuniones en Bogot¨¢ para explorar posibles acciones. Lo hicieron, durante esas semanas, en al menos tres ocasiones. Sobre la mesa estaba el plan que estaba dise?ando Goudreau. El exmilitar norteamericano propon¨ªa en un primer momento entrar por las l¨ªneas fronterizas, ir destruyendo a los grupos de las FARC y del ELN, y posteriormente insist¨ªa en entrar con 300 hombres por la costa a trav¨¦s de La Guaira.
Pero otros sectores de la oposici¨®n al tanto de estos planes los consideraron disparatados desde el comienzo. ¡°Para conquistar una cabeza de playa hay que tener un volumen de fuego y una cobertura a¨¦rea suficiente, m¨¢s cuando te est¨¢s metiendo en el centro del poder militar venezolano. En La Guaira solamente est¨¢ el cuerpo de infanter¨ªa de la Marina, pero tienes a Caracas cerca y dos batallones de infanter¨ªa muy poderosos que pueden decidir cualquier operaci¨®n militar¡±, asegura una de las fuentes consultadas. El tenor de las apreciaciones de Goudreau, seg¨²n algunos de quienes lo conocieron, daba la idea de su desapego de la realidad: ¡°Cada uno de mis hombres equivale a 500 combatientes venezolanos¡±.
Este exboina verde particip¨® en otro encuentro en junio de 2019. Fue acompa?ado por un puertorrique?o llamado Lorenzo que actu¨® como int¨¦rprete y se reuni¨® con Cl¨ªver Alcal¨¢, que tambi¨¦n fue con traductor, el teniente venezolano en el exilio Arturo G¨®mez Morantes. Los asistentes evaluaron el coste de la operaci¨®n, que al principio rondaba los 700.000 d¨®lares y posteriormente ascendi¨® hasta 1,8 e incluso 3 millones.
El entorno de Leopoldo L¨®pez quer¨ªa tener la ¨²ltima palabra sobre el dinero recaudado, lo que gener¨® tensiones entre los presentes. Tanto es as¨ª que Toledo y Betancourt informaron al d¨ªa siguiente de la necesidad de apartar a Alcal¨¢, puesto que ya entonces el exgeneral estaba sancionado por la Oficina de Control de Activos Extranjeros (OFAC) de Estados Unidos. Lanzaron una propuesta al teniente G¨®mez Morantes para que ¨¦l dirigiera la incursi¨®n. Este, seg¨²n las fuentes consultadas, grab¨® la conversaci¨®n y se la envi¨® a Alcal¨¢. Y fue as¨ª como se produjo la primera fractura entre el sector militar y pol¨ªtico. Contactado por EL PA?S, Toledo asegura que nunca tuvo nada que ver con Alcal¨¢ y que lo denunci¨® desde que fue elegido diputado por el Estado de Zulia. Adem¨¢s, se desvincula de forma rotunda del desarrollo final de la Operaci¨®n Gede¨®n en las costas venezolanas.
El exgeneral contaba en ese momento con no m¨¢s de 70 hombres repartidos en algunas casas de campo de La Guajira, pese a que ¨¦l presumiera en p¨²blico de 300 soldados. La falta de ingresos profundiz¨® su malestar. Esos hombres no ten¨ªan una dieta sana y algunos enfermaron por no tener acceso al agua potable, de acuerdo con al menos tres personas al tanto de la situaci¨®n en los campamentos. Solo m¨¢s tarde recibi¨® unos fondos y la situaci¨®n mejor¨®. Alcal¨¢ hasta lleg¨® a comprar camisetas y zapatillas deportivas para los entrenamientos.
Por entonces, en el verano de 2019, Jordan Goudreau ya estaba instalado en una vivienda del acomodado norte de Bogot¨¢ con al menos cuatro personas: un estadounidense, un puertorrique?o, un hondure?o y un mexicano.
El papel de la inteligencia colombiana
Una de las inc¨®gnitas es el papel de la inteligencia colombiana. Seg¨²n las fuentes consultadas, el abandono de los campos y el dise?o del plan contribuyeron a que los servicios de inteligencia de Estados Unidos y de Colombia relajaran la vigilancia. Sin embargo, al menos Cl¨ªver Alcal¨¢ estuvo en contacto con la Direcci¨®n Nacional de Inteligencia (DNI) colombiana desde su llegada al pa¨ªs. En la recta final del ¨²ltimo mandato de Juan Manuel Santos (2010-2018), le recibi¨® el general Juan Carlos Buitrago, entonces subdirector de la agencia, y en mayo del a?o pasado fue captado en medio de la celebraci¨®n de una cumbre por Carlos Narv¨¢ez, subdirector de operaciones, con quien mantuvo relaci¨®n durante meses.
En todo momento, seg¨²n varias versiones, Toledo y Betancourt presum¨ªan de contactos en el Gobierno colombiano, con el expresidente ?lvaro Uribe o el entonces embajador colombiano en Estados Unidos, Francisco Santos. El actual jefe de la DNI fue el jefe de la Casa Militar durante el mandato de Uribe. El sector m¨¢s radical de la oposici¨®n recela de Iv¨¢n Duque, a quien atribuye demasiada prudencia el 23 de febrero, y se considera m¨¢s af¨ªn al ala m¨¢s dura del Centro Democr¨¢tico, el partido fundado por Uribe. Sin embargo, no se han aportado evidencias de que esos contactos se produjeran con frecuencia o fueran fluidos.
Quedan las dudas sobre si alguien en el Gobierno estaba informado y dej¨® que los hombres de Alcal¨¢ y Goudreau siguieran actuando. En cualquier caso, al margen de la intensidad de la vigilancia de Colombia, los agentes se encontraron con un abanico de personalidades que compromet¨ªan, de entrada, cualquier tipo de conspiraci¨®n. ¡°En Venezuela todas las conspiraciones han fracasado por cinco razones: porque hay un poco de mit¨®manos, gente que te dice que tiene 50 batallones dispuestos a intervenir y no es verdad; porque hay un mont¨®n de ilusos, gente que piensa que si ellos dan un paso muchos los van a seguir; porque hay estafadores, gente que ha hecho de la necesidad de restituir la democracia en Venezuela un negocio; la cuarta son los ignorantes, gente que no sabe de artes y ciencia militares; y la ¨²ltima son los locos, con componentes de vanidad y de ego¡±. Estas palabras, de un antiguo alto mando militar, son de alguna manera el punto de uni¨®n entre las premisas y lo que vino despu¨¦s.
La organizaci¨®n del operativo en Colombia se complic¨®. Entran en escena otros dos oficiales venezolanos, los tenientes coroneles Illich S¨¢nchez y Rafael Pablo Soto Manzanares, que desempe?aron un papel determinante en la asonada del 30 de abril, al mismo tiempo que el mayor Nieto Quintero y Rodney Pacheco, al que se le consideraba uno de los responsables de seguridad de Juan Guaid¨®. Fueron ellos los que, entre finales del pasado verano y el inicio del oto?o, comienzan a conversar con un grupo de militares en el exilio encabezado por los hermanos Sequea, sobre todo con Juvenal y Antonio Sequea, quien fue detenido por las autoridades venezolanas el en el intento de desembarco del pasado 3 de mayo. ¡°Illich S¨¢nchez y Soto Manzanares le recomiendan a Leopoldo L¨®pez retomar otra vez contacto con esta gente, ya que los hermanos Sequea eran los que se iban a hacer cargo de la operaci¨®n¡±, asegura una de las fuentes al tanto de los movimientos.
Poco despu¨¦s, entre finales de noviembre y principios de diciembre, Antonio Sequea es detenido en el aeropuerto El Dorado de Bogot¨¢ mientras trataba de volar a Espa?a con pasaporte falso. Los motivos de ese viaje se desconocen, aunque la sospecha de operadores al tanto del plan es que tuviera que ver con b¨²squeda de financiaci¨®n. El exgeneral Hugo Carvajal, apodado El Pollo, hoy pr¨®fugo de la justicia espa?ola, hab¨ªa sido jefe de Sequea y en 2019 apoy¨® p¨²blicamente la causa de Guaid¨®.
Hay un vac¨ªo en el tiempo que no ha terminado por aclararse y que est¨¢ cubierto por un manto de especulaciones m¨¢s que de certezas. Tras saltar por los aires la Operaci¨®n Gede¨®n hace dos semanas, se supo que esta hab¨ªa sido planeada en un principio por asesores de Guaid¨®, siendo el l¨ªder visible J. J. Rend¨®n. El estratega venezolano ha insistido en que, entre octubre y noviembre, ante las exigencias de Goudreau, rompi¨® con ¨¦l. Sin embargo, el exboina verde sigui¨® adelante con sus prop¨®sitos. Qui¨¦n le dio el benepl¨¢cito es un interrogante, mientras muchos dudan que los servicios de inteligencia de Colombia no supieran de sus movimientos en la capital colombiana y por todo el pa¨ªs. Al menos tres fuentes al tanto aseguran que est¨¢n tratando de seguir el hilo del dinero que pudo haber recibido, pues no dudan que, a trav¨¦s de testaferros, le sigui¨® llegando financiaci¨®n para la operaci¨®n fallida. Ver si ese dinero llegaba desde dentro de la oposici¨®n, como piensan muchos pues hay un sector convencido de que una intervenci¨®n militar es la ¨²nica soluci¨®n, o desde el Gobierno de Maduro, que se entera de los planes, es algo que de momento no est¨¢ esclarecido.
Operaci¨®n de contrainteligencia
De lo que hoy, en cambio, pocos dudan es de que la operaci¨®n estaba infiltrada o penetrada por informadores del r¨¦gimen de Maduro. Ya a finales del a?o pasado cund¨ªan las sospechas en sectores de la oposici¨®n. El mandatario venezolano se refiri¨® en algunas apariciones p¨²blicas a supuestos ¡°rambos¡± que conspiraban desde Colombia, una descripci¨®n que encaja con la figura de Goudreau. En segundo lugar, seg¨²n la informaci¨®n filtrada desde la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB), en enero el chavismo realiz¨® una operaci¨®n, cerca de las playas donde se intent¨® la incursi¨®n mar¨ªtima. Las fuerzas de seguridad allanaron hoteles, albergues y posadas en busca de Cl¨ªver Alcal¨¢, cuyo hermano es embajador de Venezuela en Ir¨¢n, y ciudadanos puertorrique?os, hondure?os y estadounidenses. Un rastreo que coincide con las nacionalidades de los hombres que compart¨ªan vivienda con Goudreau en Bogot¨¢. Adem¨¢s, los uniformados realizaron un ejercicio de defensa del puerto, bautizado como Punto de Resistencia Bravo.
Tambi¨¦n hubo un simulacro de cierre de la ciudad de Caracas, ubicada a unos 30 kil¨®metros de la costa. En la grabaci¨®n del interrogatorio de Luke Denman, uno de los mercenarios estadounidenses detenidos, este afirma que su misi¨®n era hacerse con el control del aeropuerto para permitir el aterrizaje de aviones estadounidenses y sacar a Maduro del pa¨ªs. Aunque en sus primeras declaraciones no lo menciona abiertamente, el Aeropuerto Internacional Sim¨®n Bol¨ªvar de Maiquet¨ªa se encuentra junto al puerto de La Guaira.
El 11 de marzo, adem¨¢s, el Ej¨¦rcito venezolano captur¨® en una zona fronteriza de La Guajira conocida como Trocha n¨²mero 30 a un teniente llamado Figueroa Fern¨¢ndez. La detenci¨®n se produjo en uno de esos cientos de caminos informales que conectan Colombia y Venezuela y fue fortuita, seg¨²n el relato de una fuente militar, porque el oficial conduc¨ªa a alta velocidad en una trocha. Este, seg¨²n informaci¨®n de la FANB, baj¨® del veh¨ªculo y se dijo dispuesto a colaborar. Apenas dos semanas despu¨¦s, las autoridades colombianas incautan un arsenal de armas, pero no hacen p¨²blico el operativo durante unos d¨ªas. Sin embargo, Nicol¨¢s Maduro tarda siete horas en mencionar el decomiso, mientras el ministro de Comunicaci¨®n, Jorge Rodr¨ªguez, al d¨ªa siguiente, da los detalles del plan de Goudreau y Cl¨ªver Alcal¨¢. Cuando este se entrega a Estados Unidos, muchos en las filas opositoras pensaron que era inviable continuar con el plan. Sin embargo, la operaci¨®n sigui¨® adelante.
Malestar generado
Las consecuencias que ha tenido la Operaci¨®n Gede¨®n a¨²n son imprevisibles, pero no cabe duda de que ha supuesto una sacudida a las aspiraciones de Guaid¨® y al mayor tesoro que este tiene: el apoyo internacional. Las fuentes consultadas, dentro y fuera de Venezuela, en diversos pa¨ªses, admiten que el malestar generado en Estados Unidos por la chapuza de hace dos semanas ha sido may¨²sculo. Lo mismo ocurre en Colombia y en algunos pa¨ªses de Europa. Si no ha saltado por los aires el apoyo a Guaid¨® ha sido porque todos los actores son conscientes de que es la ¨²nica figura que a¨²n articula una unidad frente a Maduro, al menos a nivel nacional.
En Venezuela ocurre algo parecido. Las desavenencias cr¨®nicas de la oposici¨®n no tardaron en manifestarse, sobre todo en privado. En p¨²blico, el partido Primero Justicia, de Henrique Capriles, que permanece en Venezuela y de Julio Borges, exiliado en Colombia, ha sido el ¨²nico que ha criticado lo ocurrido y exigi¨® a Guaid¨® romper con J. J. Rend¨®n. ¡°Parece que nos hemos subido a la m¨¢quina de Marty Mcfly y hemos retrocedido a 2018¡±, resume una de las fuentes, ante el reto que tiene por delante la oposici¨®n.
En el chavismo tampoco hay una postura clara sobre qu¨¦ hacer ante un nuevo intento de derrocar a Maduro. Celebran que la oposici¨®n les haya brindado, sin costo alguno, una unidad en el seno de las fuerzas armadas que tapa, al menos por el momento, las grietas internas. Un sector, que encabezar¨ªa el propio Maduro y cuya figura m¨¢s visible es Jorge Rodr¨ªguez, ministro de Comunicaci¨®n, se muestra partidarios de no actuar contra Guaid¨®, esto es, descarta la posibilidad de detenerlo, pese a que se han intensificado los ataques contra ¨¦l y el asedio a su c¨ªrculo m¨¢s pr¨®ximo. Rodr¨ªguez siempre ha sido partidario de la idea de que el l¨ªder opositor termina por errar, y eso les beneficia. Hay otro bando, no obstante, encabezado por Diosdado Cabello, n¨²mero dos del chavismo, que siente que la autoridad del Gobierno sufre un golpe, por leve que sea, cada vez que se evidencia un intento de fractura de las fuerzas armadas.
La Operaci¨®n Gede¨®n, un nuevo plan disparatado, ha sacudido a Venezuela en medio de la pandemia de la covid-19. Antes de la llegada del coronavirus, la oposici¨®n y el chavismo ultimaban un acuerdo para la recomposici¨®n del CNE, con vistas a las elecciones parlamentarias previstas para finales de este a?o. La pandemia lo trastoc¨® todo. No solo en el ¨¢mbito pol¨ªtico. La crisis para los venezolanos se ha agudizado; la hiperinflaci¨®n se ha vuelto a disparar, la escasez de combustible es total. Hasta hace unas semanas, miembros de la oposici¨®n manten¨ªan canales abiertos con el Gobierno para tratar de que el ingreso de ayuda humanitaria fuese mayor. Una parte de los cr¨ªticos con Maduro, dentro y fuera de Venezuela y en buena parte de la comunidad internacional, cunde la necesidad de que lograr un acuerdo humanitario abrir¨ªa la posibilidad de iniciar una negociaci¨®n pol¨ªtica. ¡°Que haya voluntad pol¨ªtica, no es necesariamente lo mismo a que haya un acuerdo pol¨ªtico¡±, se?ala una fuente. No obstante, a¨²n hay l¨ªderes con peso que creen que la ca¨ªda de Maduro es solo cuesti¨®n de tiempo y siguen azuzando el fuego de una intervenci¨®n. De ah¨ª que no pocos se pregunten: ?Cu¨¢l ser¨¢ el siguiente plan disparatado?
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