Los vers¨ªculos del Cor¨¢n suenan otra vez en Santa Sof¨ªa

Santa Sof¨ªa es ya una mezquita. La antigua bas¨ªlica bizantina, hasta hace dos semanas un museo, qued¨® consagrada este viernes con el primer rezo musulm¨¢n en su interior. Un acto que el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, ha utilizado para reforzar su doble faceta de l¨ªder isl¨¢mico y nacionalista buscando equipararse a los grandes personajes de la historia de Turqu¨ªa, en este caso al sult¨¢n otomano Mehmet II, conquistador...

Santa Sof¨ªa es ya una mezquita. La antigua bas¨ªlica bizantina, hasta hace dos semanas un museo, qued¨® consagrada este viernes con el primer rezo musulm¨¢n en su interior. Un acto que el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, ha utilizado para reforzar su doble faceta de l¨ªder isl¨¢mico y nacionalista buscando equipararse a los grandes personajes de la historia de Turqu¨ªa, en este caso al sult¨¢n otomano Mehmet II, conquistador de Constantinopla, con quien lo compara la prensa af¨ªn.

Desde primera hora de la ma?ana, decenas de miles de personas acudieron a Santa Sof¨ªa, algunos incluso hicieron noche en la plaza de Sultanahmet para no perderse tan hist¨®rico d¨ªa. Pese a que se hab¨ªan habilitado numerosos espacios, pronto quedaron desbordados por los fieles que, en este caso, no parec¨ªan preocuparse por mantener la distancia de seguridad que recomiendan las autoridades para evitar los contagios por coronavirus.

La ceremonia fue dirigida por el presidente de la Direcci¨®n de Asuntos Religiosos, Ali Erbas, que calific¨® la reapertura de Santa Sof¨ªa al culto musulm¨¢n como un momento de ¡°resurrecci¨®n¡± del islam. El presidente Erdogan, en primera fila y acompa?ado por l¨ªderes pol¨ªticos turcos, recit¨® vers¨ªculos del Cor¨¢n, lo que hizo estallar de j¨²bilo a los asistentes, que segu¨ªan lo que ocurr¨ªa en el interior del templo a trav¨¦s de pantallas gigantes colocadas en el exterior.

Varias fechas marcan los casi 1.500 a?os de historia de Santa Sof¨ªa: su inauguraci¨®n en el a?o 537 por el emperador Justiniano como catedral y sede del patriarcado; la transformaci¨®n en iglesia cat¨®lica tras la invasi¨®n de los cruzados en 1204, y su vuelta a la fe ortodoxa 57 a?os despu¨¦s; la conversi¨®n en mezquita tras la toma de la capital bizantina por parte del sult¨¢n otomano Mehmet II en 1453, y su conversi¨®n en museo en 1934 por orden del fundador de la Turqu¨ªa laica, Mustafa Kemal, Atat¨¹rk. Ahora, este 2020 quedar¨¢ tambi¨¦n grabado en los muros de piedra del bello edificio como otro hito. Y su art¨ªfice no es otro que Erdogan.

Afirman algunos periodistas cercanos al presidente, que la noche que firm¨® el decreto de reconversi¨®n de Santa Sof¨ªa en mezquita no pudo dormirse hasta el alba de la emoci¨®n que le embargaba. Todo lo que rodea la conquista de Estambul y la posesi¨®n de Santa Sof¨ªa es un asunto fetiche para los islamistas turcos. ¡°Santa Sof¨ªa es mezquita por el derecho de conquista ejercido por el sult¨¢n Mehmet, igual que antiguas mezquitas en Espa?a ahora son iglesias¡±, sostiene el te¨®logo ?mit ?zdemir.

¡°Constantinopla debe ser conquistada. ?Que gran ej¨¦rcito ser¨¢ aquel que la conquiste! ?Qu¨¦ gran comandante aquel que lo haga!¡±, reza un hadiz del profeta Mahoma que los islamistas turcos repiten como un mantra. Ya en los noventa, cuando se postul¨® como alcalde de Estambul y venci¨®, Erdogan llam¨® a su campa?a la Segunda Conquista de Estambul, e instituy¨® la celebraci¨®n de la ca¨ªda de Constantinopla cada 29 de mayo con grandes fastos.

La narrativa que plantea el presidente turco, anta?o circunscrita a grupos islamistas o ultranacionalistas, se ha extendido entre la poblaci¨®n. Como demuestran las palabras de Nursin, una estudiante de ingenier¨ªa inform¨¢tica de 20 a?os que acudi¨® a Santa Sof¨ªa desde la otra punta de Estambul: ¡°Es un d¨ªa muy feliz, una victoria. Y el hecho de que enfade a nuestros enemigos, me alegra a¨²n m¨¢s¡±. Pero, ?qui¨¦nes son estos enemigos? ¡°Todos los que se oponen a convertir Santa Sof¨ªa en una mezquita¡±.

Esta ret¨®rica que incide en glorias militares pasadas y presenta a Santa Sof¨ªa como un ¡°trofeo de la conquista¡± asusta a quienes se preocupan por la conservaci¨®n del monumento. ¡°Es una ret¨®rica que espolea el nacionalismo y el islamismo y la supremac¨ªa del islam sobre el resto de religiones. Este tipo de discursos puede dificultar el control de las masas dentro del edificio, por eso me preocupa que pueda haber actos de vandalismo en el futuro¡±, lamenta Tugba Tanyeri-Erdemir, profesora de la Universidad de Pittsburgh y especializada en patrimonio religioso.

El Gobierno turco asegura que cuidar¨¢ de los tesoros art¨ªsticos del interior como ha hecho siempre. De momento, los suelos de m¨¢rmol han sido cubiertos por alfombras de color turquesa y los mosaicos figurativos tapados con s¨¢banas. As¨ª se mantendr¨¢n durante las horas del rezo y ser¨¢n destapados cuando se permita la visita de los turistas. Pero Tanyeri-Erdemir cree que las dos semanas que han pasado entre el decreto de reconversi¨®n y su apertura al culto no son suficientes para planificar un correcto uso que no da?e el monumento.

La Unesco ha expresado su preocupaci¨®n por la conservaci¨®n de un edificio que es Patrimonio de la Humanidad. Un comit¨¦ de este organismo revisar¨¢ pr¨®ximamente qu¨¦ medidas tomar, que podr¨ªan suponer su exclusi¨®n de la lista o etiquetarlo como monumento en riesgo. El Gobierno de Grecia ya ha mantenido una reuni¨®n entre varios ministros y su embajador ante la Unesco para liderar una campa?a internacional contra la transformaci¨®n en mezquita.

Pero Erdogan afirma que se trata de una cuesti¨®n de soberan¨ªa turca y no parece que le importen las reacciones internacionales. Tampoco a sus seguidores. ¡°Es un lugar muy importante para el mundo isl¨¢mico y tambi¨¦n es una muestra de nuestra independencia ante las presiones de otros pa¨ªses¡±, opina el matrimonio de Mehmet y Ayse G¨¹naydin, turcos que residen en EE UU, pero han aprovechado sus vacaciones para acudir este viernes a la inauguraci¨®n: ¡°Los dem¨¢s pa¨ªses ya se acostumbrar¨¢n a que Santa Sof¨ªa sea una mezquita¡±.