El Partido Republicano se entrega al ¡®show¡¯ de Trump
La Convenci¨®n Nacional de la formaci¨®n renuncia a debatir un programa electoral y nomina al presidente, que acusa en su discurso a los dem¨®cratas de "usar la covid-19 para robar las elecciones"
Al grito de ¡°?Cuatro a?os m¨¢s!¡± ha recibido a Donald Trump un reducido auditorio de Charlotte (Carolina del Norte), un tanto desangelado por las exigencias del distanciamiento social, en el arranque de una Convenci¨®n Republicana que tratar¨¢ durante cuatro d¨ªas de convencer a los votantes de que el 45? presidente de Estados Unidos merece un segundo mandato. El candidato ha acaparado la atenci¨®n desde el principio, tras ser nominado, con una largo y ca¨®tico discurso que ha dem...
Al grito de ¡°?Cuatro a?os m¨¢s!¡± ha recibido a Donald Trump un reducido auditorio de Charlotte (Carolina del Norte), un tanto desangelado por las exigencias del distanciamiento social, en el arranque de una Convenci¨®n Republicana que tratar¨¢ durante cuatro d¨ªas de convencer a los votantes de que el 45? presidente de Estados Unidos merece un segundo mandato. El candidato ha acaparado la atenci¨®n desde el principio, tras ser nominado, con una largo y ca¨®tico discurso que ha demostrado su poder absoluto en un partido que incluso ha renunciado a debatir un programa. ¡°Continuar¨¢¡±, explic¨® la formaci¨®n, ¡°apoyando entusiastamente la agenda¡± del l¨ªder.
Apenas unas horas ha tardado Trump en acaparar los focos, viajando por sorpresa a Charlotte para aceptar la nominaci¨®n con uno de esos discursos de showman hipomaniaco que se ha prolongado durante una hora. En un momento ha dicho ¡°para terminar¡±, y a¨²n ha hablado 20 minutos m¨¢s.
Si los republicanos quer¨ªan frescura para contrarrestar el punto enlatado de la Convenci¨®n Dem¨®crata, la han tenido desde antes incluso de que arrancara la programaci¨®n oficial por la noche, con un fren¨¦tico discurso que pasaba de la econom¨ªa al Remdesivir; del empleo a la ¡°plaga china¡±; de los chistes sobre Biden al n¨²mero de televisores que hay en el avi¨®n presidencial; del muro en la frontera a los millones de Jeff Bezos; del sesgo de los medios al califato del ISIS; de los 300 jueces conservadores nombrados durante su mandato a los pedidos de ma¨ªz que se entregan a China; de la independencia energ¨¦tica a la amenaza de la izquierda ¡°s¨²per radical¡±; de los aranceles a los pa¨ªses que ¡°llevan a?os aprovech¨¢ndose de Estados Unidos¡± a la promesa de contratar m¨¢s polic¨ªas. Y, como hilo conductor del caos, las recurrentes acusaciones a los dem¨®cratas de planear un fraude electoral con el voto por correo, que llenan de inquietud el horizonte de las elecciones de noviembre.
¡°Les cazamos haciendo cosas malas en 2016 y ahora est¨¢n preparando cosas malas¡±, ha dicho Trump, aludiendo a las alegaciones infundadas de que el presidente Obama y el vicepresidente Joe Biden espiaron a su campa?a. ¡°Est¨¢n usando la covid para robar las elecciones. Hay que tener cuidado. Esta vez tratan de hacerlo con el timo del voto por correo. Tenemos que ganar. Es la elecci¨®n m¨¢s importante de la historia de nuestro pa¨ªs¡±.
La primera intervenci¨®n de Trump ha sido un desordenado repaso a un ideario y una agenda marcados de manera unipersonal por el presidente. Hasta tal punto ha llegado a moldear el Gran Viejo Partido a su antojo, que el Comit¨¦ Nacional Republicano ha anunciado que este a?o, por primera vez en su historia, no adoptar¨¢ un nuevo programa electoral, sino que ¡°continuar¨¢ apoyando entusiastamente la agenda de Am¨¦rica Primero del presidente¡±.
La decisi¨®n se tom¨®, explican, debido a que la envergadura de la convenci¨®n ha quedado reducida por la pandemia y no quer¨ªan que ¡°un contingente peque?o de delgados formularan un nuevo programa¡±. Los dem¨®cratas, a pesar de que celebraron la semana pasada su convenci¨®n de manera enteramente virtual, s¨ª adoptaron un nuevo programa. ¡°Ya no es el Partido Republicano. Es un culto a Trump¡±, lamentaba en Twitter el ex jefe de gabinete del vicepresidente Dan Quayle y prestigioso analista pol¨ªtico conservador Bill Kristol.
Los programas de los partidos en Estados Unidos son documentos no vinculantes que expresan los principios y las posturas de la formaci¨®n en temas importantes. Un ejercicio de cierto inter¨¦s en el caso de los republicanos, tras unos a?os en los que el presidente Trump ha roto con lo que se consideraba la ortodoxia del partido en temas clave como la pol¨ªtica exterior o la fiscal. En sustituci¨®n del programa, la campa?a de Trump difundi¨® la v¨ªspera un documento con de los ¡°principios centrales¡± del presidente para un segundo mandato. Una lista llamativamente desprovista de detalles, con promesas como ¡°volver a la normalidad en 2021¡± o ¡°drenar el pantano globalista plantando cara a las organizaciones internacionales que da?an a los ciudadanos estadounidenses¡±.
La primera jornada empez¨® con el tradicional roll call, en el que los delegados de los diferentes Estados y territorios del pa¨ªs dan sus votos a los candidatos a presidente y vicepresidente. Sin competencia, Donald Trump y Mike Pence fueron abrumadoramente nominados. A diferencia de la Convenci¨®n Dem¨®crata, el roll call se realiz¨® de manera presencial, aunque con un auditorio poblado solo por 336 delegados. En respuesta al mensaje de la convenci¨®n dem¨®crata de que lo que est¨¢ en juego es la democracia, el vicepresidente Pence, tras aceptar su nominaci¨®n, ha defendido que ¡°es la econom¨ªa la que est¨¢ en las papeletas¡±. No faltaron las cr¨ªticas a Joe Biden, de quien se ha llegado a decir en el roll call que ¡°est¨¢ escondi¨¦ndose en la oscuridad, esperando a arrebatar la vida de nuestros beb¨¦s nonatos¡±.
Pero el presidente Trump se ha llevado toda la atenci¨®n desde antes incluso de llegar al auditorio, atacando a los medios en Twitter desde el Air Force One por no seguir en directo un evento que marca para ¨¦l un momento decisivo. El partido necesita un cambio urgente en la narrativa de la campa?a. Con el guion desbaratado por la pandemia, el presidente se aleja de Biden en los sondeos, tanto a nivel nacional como en Estados decisivos. Y si alguien puede corregir el rumbo, conf¨ªan los republicanos, ese es Donald Trump.
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