La batalla por el algod¨®n de Xinjiang
La guerra tecnol¨®gica entre EE UU y China se traslada a la industria textil bajo el paraguas de la defensa de los derechos humanos
El enfrentamiento entre EE UU y sus aliados occidentales y China se ha trasladado desde la tecnolog¨ªa a la industria agrotextil. Los derechos humanos y el uso de mano de obra forzosa entre la minor¨ªa uigur de la regi¨®n de Xinjiang son la nueva bandera que impulsa la ¨²ltima ronda de sanciones contra Pek¨ªn por parte de Estados Unidos, Canad¨¢, el Reino Unido y la Uni¨®n Europea. Las compa?¨ªas se ven obligadas a replantearse, e incluso duplicar, su cadena de suministro en medio de sucesivos llamamientos al boicoteo de sus productos desde China. Un...
El enfrentamiento entre EE UU y sus aliados occidentales y China se ha trasladado desde la tecnolog¨ªa a la industria agrotextil. Los derechos humanos y el uso de mano de obra forzosa entre la minor¨ªa uigur de la regi¨®n de Xinjiang son la nueva bandera que impulsa la ¨²ltima ronda de sanciones contra Pek¨ªn por parte de Estados Unidos, Canad¨¢, el Reino Unido y la Uni¨®n Europea. Las compa?¨ªas se ven obligadas a replantearse, e incluso duplicar, su cadena de suministro en medio de sucesivos llamamientos al boicoteo de sus productos desde China. Un paso m¨¢s en el desacople de la econom¨ªa global.
China presume de que su industria textil es la mayor del mundo y de que es el principal exportador mundial de prendas de vestir. Seg¨²n recoge la p¨¢gina de la Asociaci¨®n china de textil del algod¨®n, la industria textil represent¨® en 2018 el 14% del PIB chino y fue el segundo sector en importancia para la econom¨ªa, solo superado por la industria de la tecnolog¨ªa de la informaci¨®n. Dentro de China, Xinjiang es la regi¨®n que m¨¢s algod¨®n produce en todo el pa¨ªs, hasta representar por si sola una quinta parte de toda la producci¨®n mundial. Con estos datos, es f¨¢cil entender que China no vaya a dejar pasar as¨ª como as¨ª los ataques contra el algod¨®n de Xinjiang.
A lo largo del ¨²ltimo a?o, informes de diversas instituciones y organizaciones en defensa de los derechos humanos ¨Ddesde el Australian Strategic Policy Institute, Human Rights Watch o la Universidad de Stanford, entre otros¨D han venido denunciado el traslado de ciudadanos de etnia uigur y otras minor¨ªas, algunos directamente desde los mal llamados campos de reeducaci¨®n, a f¨¢bricas y plantas tecnol¨®gicas, textiles y de automoci¨®n repartidas por todo el pa¨ªs en condiciones que los expertos no dudan en calificar de trabajo forzoso. El eco de estos informes en destacados medios de comunicaci¨®n globales puso presi¨®n sobre las grandes cadenas textiles y algunas, como H&M, Nike o Burberry, decidieron vetar el uso en la fabricaci¨®n de sus prendas de algod¨®n procedente de Xinjiang.
Mario Esteban, investigador del Real Instituto Elcano y profesor en la Universidad Aut¨®noma de Madrid, ha viajado varias veces a Xinjiang, ha visitado algunas de sus f¨¢bricas y las tiendas que algunas de esas mismas cadenas tienen en la regi¨®n. No resta veracidad a los informes, pero pide poner en contexto las denuncias. ¡°Con un territorio de tres veces la superficie de Espa?a y una potente estructura empresarial e industrial por toda la regi¨®n, hay que tener cuidado en no generalizar y considerar que toda la industria algodonera y textil de Xinjiang utiliza trabajadores forzosos, porque claramente no es as¨ª¡±, asegura.
Justo antes de dejar la Casa Blanca, el todav¨ªa presidente de Estados Unidos Donald Trump aprob¨® a mediados de enero una norma que prohib¨ªa la importaci¨®n de algod¨®n procedente de esa regi¨®n. No es una medida tan simple. Los ¨²ltimos datos globales, correspondientes a la campa?a 2019-2020, sit¨²an a la India a la cabeza de la producci¨®n global de algod¨®n con 6,4 millones de toneladas m¨¦tricas, seguida por China (5,9 millones) y Estados Unidos (4,3 millones) y, a mucha distancia, Brasil, Pakist¨¢n y Turqu¨ªa. Pese a su elevada producci¨®n, China no solo no exporta algod¨®n como materia prima, sino que, dada la potencia de su industria textil, es el principal importador mundial de algod¨®n, con 1,55 millones de toneladas m¨¦tricas, por encima de Banglad¨¦s (1,52 millones) y Vietnam (1,41 millones).
A 5.688 kil¨®metros de Xinjiang, en la ciudad alemana de Bremen, se sigue con extremada atenci¨®n la pol¨¦mica en torno al algod¨®n producido en el noroeste chino. La capital del Estado del mismo nombre es la sede, desde 1872, de la Bolsa de Algod¨®n de Bremen, un ¨®rgano internacional de arbitraje para resolver las disputas sobre contratos y calidades en el sector del algod¨®n. La Bolsa de Bremen es tambi¨¦n una defensora de los intereses de la industria del textil y advierte de que frente a un pa¨ªs, China, que es importador neto de algod¨®n y dada la compleja estructura de las cadenas globales de suministro no resulta tan f¨¢cil la prohibici¨®n de todo algod¨®n procedente de Xinjiang. ¡°Por un lado, el algod¨®n procedente de esa regi¨®n puede ser absorbido sin dificultades por los consumidores chinos, por lo que la prohibici¨®n de EE UU no les afectar¨ªa. Pero es que el algod¨®n de Xinjiang una vez procesado puede ser exportado, bien en forma de hilo o como tejido a terceros pa¨ªses para transformarlo de las m¨¢s diversas maneras antes de entrar en el mercado estadounidense. De esa forma, es muy dif¨ªcil rastrear el algod¨®n de los productos acabados hasta Xinjiang¡±, explica Elke Hortmeyer, directiva del organismo.
A las restricciones de EE UU se sumaron las sanciones, aprobadas junto a Canad¨¢, el Reino Unido y la Uni¨®n Europea, contra altos cargos y organismos chinos por su implicaci¨®n en las violaciones de derechos humanos contra la minor¨ªa uigur en Xinjiang. Pek¨ªn acus¨® a las potencias occidentales de ¡°perjudicar gravemente los intereses y la soberan¨ªa china, y difundir con malicia mentiras y desinformaci¨®n¡± y lanz¨®, a trav¨¦s de las redes sociales, una llamada de boicoteo a las marcas occidentales que hab¨ªan puesto en duda el uso del algod¨®n de Xinjiang. ¡°El boicot ha sido desde siempre una herramienta fundamental de China, sus 1.400 millones de consumidores y su ascendente sobre muchos pa¨ªses de la regi¨®n hacen dif¨ªcil ignorar ese llamamiento para las empresas¡±, explica Esteban. Como curiosidad, Bank of America analizaba en un reciente informe de perspectivas sobre el sector del lujo las veces que el nombre de Burberry ¨Duna de las empresas afectadas por la campa?a¨D se citaba en las redes sociales chinas, pero rehusaba compartir sus estimaciones sobre los da?os reales al sector.
Pa¨ªses como Alemania van m¨¢s all¨¢ y se plantean exigir a las empresas textiles una auditor¨ªa (due dilligence en el argot) de sus cadenas de suministro. ¡°La patronal ya ha presentado una protesta contra el proyecto de ley, precisamente ahora que la pandemia ha debilitado la situaci¨®n de las empresas y que la ley ya les est¨¢ exigiendo cambios para cumplir con estrictos criterios medioambientales y sociales¡±, apunta Hortmeyer. ¡°Desde el punto de vista estricto del algod¨®n esperamos y deseamos que haya m¨¢s discusiones y que se incluya en las negociaciones a un amplio n¨²mero de pa¨ªses productores¡±, remata.
¡°Las empresas se ven afectadas una vez m¨¢s por la tensi¨®n geoestrat¨¦gica. Dif¨ªcilmente pueden renunciar al mercado chino y van a tener que invertir all¨ª en una doble cadena de suministro, una para el mercado interno y otra para la exportaci¨®n. Eso solo va a agudizar el proceso de desacoplamiento y bipolarizaci¨®n hacia el que avanza la econom¨ªa global¡±, subraya Mario Esteban.