¡°Cuba ha acumulado demasiadas insatisfacciones sin canalizar¡±
El economista e investigador cubano advierte que para aprovechar el potencial de desarrollo de la isla deben acelerarse las reformas estructurales
Ricardo Torres (Villa Clara, 1981) es profesor investigador del Centro de Estudios de la Econom¨ªa Cubana, donde lleva a?os estudiando el proceso de reformas en su pa¨ªs. Como muchos de sus colegas, desde hace tiempo viene advirtiendo de la necesidad de acelerar el ritmo de los cambios e introducir...
Ricardo Torres (Villa Clara, 1981) es profesor investigador del Centro de Estudios de la Econom¨ªa Cubana, donde lleva a?os estudiando el proceso de reformas en su pa¨ªs. Como muchos de sus colegas, desde hace tiempo viene advirtiendo de la necesidad de acelerar el ritmo de los cambios e introducir transformaciones estructurales para reactivar la econom¨ªa y dar ox¨ªgeno a la poblaci¨®n, cada vez m¨¢s golpeada por la crisis y las penurias, agravadas por la ineficiencia del sistema productivo estatal, la pandemia y el recrudecimiento del embargo norteamericano. Torres considera que Cuba tiene ¡°un enorme potencial¡± de desarrollo, pero que hay que actuar cuanto antes.
Pregunta: ?Esperaba que en alg¨²n momento sucediesen las protestas que acabamos de ver?
Respuesta: En los ¨²ltimos a?os se han acumulado problemas que inciden negativamente en la vida diaria de los cubanos. Algunos de ellos son consecuencia de debilidades estructurales de la econom¨ªa cubana de muy largo recorrido. Otros son coyunturales. Pero las penurias son tan agudas que a muchos les recuerdan los peores momentos de inicios de la d¨¦cada de los noventa. Personalmente ve¨ªa que se estaban acumulando demasiadas insatisfacciones que no se canalizaban.
P. ?Qu¨¦ factores, econ¨®micos y pol¨ªticos, son los que m¨¢s han influido en lo ocurrido?
R. Lamentablemente, en Cuba esa discusi¨®n termina delineando dos grupos, uno que da m¨¢s peso al efecto de las medidas coercitivas de Estados Unidos, y el otro que apunta m¨¢s hacia las insuficiencias internas del modelo cubano. Es una falsa dicotom¨ªa. Ambas son importantes. Como economista cubano que vive y trabaja en Cuba me interesan m¨¢s los factores internos, porque es sobre ellos que podemos incidir m¨¢s efectivamente. La reforma que se propuso formalmente en 2011 apuntaba a varios de aquellos problemas estructurales. Sin embargo, incluso del marco oficial, los avances han sido muy limitados. De ah¨ª su escaso impacto en la econom¨ªa. Por ejemplo, en 2017, las autoridades cubanas suspendieron el otorgamiento de licencias en las categor¨ªas m¨¢s populares del trabajo por cuenta propia. E intentaron introducir nuevas restricciones al ejercicio del cuentapropismo. Pocos d¨ªas antes de implementarse, en diciembre de 2018, se dio marcha atr¨¢s a muchas de esas restricciones. La denominada ¡°Tarea ordenamiento¡± tuvo errores de dise?o e implementaci¨®n, y no ha sido complementada con otros pasos que le dar¨ªan viabilidad. El propio ¡°ordenamiento¡± se propon¨ªa modificar los precios relativos para activar una respuesta de las empresas. Ese mecanismo es el mercado: unidades aut¨®nomas que toman decisiones sobre la base de las se?ales de los precios. Al mismo tiempo, uno observa que el discurso oficial contin¨²a satanizando al mercado, as¨ª sin m¨¢s, a secas. Eso constituye una total incoherencia. Hay f¨®rmulas que han probado una y otra vez que no conducen a ning¨²n lugar. La planificaci¨®n centralizada de corte sovi¨¦tico ha fracasado en todas partes. Es hora de que Cuba encuentre recetas genuinas atemperadas a sus circunstancias. El propio Secretario General del Partido Comunista de Vietnam en una visita a La Habana expres¨® claramente que ese pa¨ªs solo pudo avanzar cuando dej¨® atr¨¢s el modelo de econom¨ªa estatizada y subsidiada. Por otro lado, la pol¨ªtica social requiere nuevos paradigmas para asumir plenamente el hecho de que hay una estratificaci¨®n socioecon¨®mica muy significativa. Ese retraso le ha restado eficacia a la hora de aminorar espacios de vulnerabilidad. Desafortunadamente, se habla mucho de igualdad, pero sin aterrizar los conceptos. Los datos son escasos y de mala calidad. Lo cierto es que la reforma ha sido muy lenta e incoherente. Y har¨ªa muy bien reconocer cr¨ªticamente esas insuficiencias. No tengo dudas que lo que se dej¨® de hacer o se hizo mal y a medias en la ¨²ltima d¨¦cada tiene mucho que ver con la crisis actual. Mucho de nosotros ten¨ªamos una sensaci¨®n de urgencia que lamentablemente no fue compartida por las autoridades. Ha faltado voluntad pol¨ªtica y tambi¨¦n se aprecia brechas en competencias t¨¦cnicas claves dentro de los funcionarios p¨²blicos. Aqu¨ª la comunidad internacional puede jugar un papel decisivo.
P. ?Cuba ha perdido demasiado tiempo en introducir reformas de calado? ?Qu¨¦ es lo que m¨¢s urge hacer?
R. Se ha perdido un tiempo valioso. Incluso momentos en los cuales Cuba ten¨ªa un entorno internacional mucho m¨¢s favorable. Ser¨ªa iluso pensar que la soluci¨®n de los problemas en sencilla y r¨¢pida, incluso si se adoptan las medidas necesarias. Por eso no hay tiempo que perder. Considero que la transformaci¨®n de la estructura de propiedad y gesti¨®n es esencial para cambiar los incentivos que enfrentan los actores econ¨®micos. Es imprescindible acometer una restructuraci¨®n profunda de la empresa estatal e impulsar la expansi¨®n del sector privado y cooperativo. Solo ello permitir¨¢ movilizar recursos, energ¨ªas y talento humano que est¨¢n desaprovechados hoy. Todo eso manteniendo las salvaguardas necesarias en procesos de esta naturaleza.
P. ?Puede Cuba a corto plazo salir de la situaci¨®n econ¨®mica desesperada en que se encuentra?
R. T¨¦cnicamente hablando la situaci¨®n es grave. Cuba encadena ocho trimestres consecutivos de contracci¨®n econ¨®mica, desde el segundo semestre de 2019. Pero estoy convencido del enorme potencial que hay en Cuba. Todo el mundo lo reconoce. Tengo la opini¨®n que la soluci¨®n a nuestros problemas est¨¢ dentro de Cuba. Debemos abandonar la costumbre de buscar fuera lo que podemos y debemos hacer nosotros mismos.
P. ?Qu¨¦ sinti¨® al ver las im¨¢genes de estos d¨ªas?
R. Se han hecho muchas lecturas de lo sucedido el 11 de julio. Considero que el Gobierno tiene el deber de proteger el ejercicio por parte de los ciudadanos de todos los derechos consagrados en la Constituci¨®n, incluyendo el derecho a la manifestaci¨®n pac¨ªfica. Asumir que todos los que participaron en las demostraciones son delincuentes o anexionistas es un error. Hay que recordar que el anexionismo es una corriente pol¨ªtica de larga data, pero siempre ha sido minoritaria. Yo me preocupar¨ªa m¨¢s por las condiciones que pudieran hacerla crecer en el seno de la sociedad cubana contempor¨¢nea. Incluso, pensar que algunos solo est¨¢n confundidos o equivocados es una simplificaci¨®n de la realidad. Rechazo la violencia, venga de donde venga. Ese no es el camino. Por otro lado, pido respeto para aquellos participantes que proven¨ªan de barrios humildes. Algunos de los adjetivos usados son francamente desacertados. Esos barrios existen y han crecido en Cuba. ?Alguien se ha preguntado c¨®mo se manifiesta una persona que enfrenta una situaci¨®n desesperada y no tiene los recursos anal¨ªticos de la intelectualidad? Todos ellos son tan cubanos como el m¨¢s encumbrado especialista. No me interesa una Cuba donde no quepamos todos.
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