La Casa Blanca defiende la retirada de Afganist¨¢n pese a las cr¨ªticas por el colapso de Kabul
¡°Los talibanes habr¨ªan lanzado la ofensiva aunque las tropas de EE UU siguieran sobre el terreno¡±, sostiene el secretario de Estado Blinken, que rechaza similitudes con la salida de Saig¨®n
La historia se repite. El sobrevuelo incesante de helic¨®pteros Chinook y Black Hawk sobre los tejados de la Embajada de EE UU en Kabul ha acelerado este domingo la evacuaci¨®n del personal de la legaci¨®n, como en un calco de la desbandada de Saig¨®n en 1975. Dos salidas marcadas por la sensaci¨®n de urgencia y la t¨¢cita asunci¨®n de la derrota, aunque la Casa Blanca descarta la analog¨ªa mientras insiste en su decisi¨®n de abandonar el pa¨ªs centroasi¨¢tic...
La historia se repite. El sobrevuelo incesante de helic¨®pteros Chinook y Black Hawk sobre los tejados de la Embajada de EE UU en Kabul ha acelerado este domingo la evacuaci¨®n del personal de la legaci¨®n, como en un calco de la desbandada de Saig¨®n en 1975. Dos salidas marcadas por la sensaci¨®n de urgencia y la t¨¢cita asunci¨®n de la derrota, aunque la Casa Blanca descarta la analog¨ªa mientras insiste en su decisi¨®n de abandonar el pa¨ªs centroasi¨¢tico por impotencia ante la incapacidad de los l¨ªderes afganos de asumir su propio destino, la corrupci¨®n generalizada y la desmoralizaci¨®n y la penuria del Ej¨¦rcito local. Veinte a?os de misi¨®n de combate, 83.000 millones de d¨®lares (m¨¢s de 70.000 millones de euros) invertidos en la formaci¨®n de los 300.000 efectivos de las fuerzas armadas afganas, se esfuman en el umbral de un nuevo Emirato Isl¨¢mico -la denominaci¨®n usada por los talibanes-, cuando el mundo apenas hab¨ªa logrado olvidar las atrocidades del llamado Califato del ISIS en Siria e Irak.
¡°Las fuerzas armadas [afganas] no han sido capaces de defender el pa¨ªs y eso ha sucedido mucho m¨¢s r¨¢pido de lo que preve¨ªamos. Pero esto no es Saig¨®n¡±, ha subrayado el domingo el secretario de Estado, Antony Blinken. En declaraciones a varios canales de televisi¨®n, el jefe de la diplomacia estadounidense defendi¨® la retirada, convencido de que los talibanes habr¨ªan lanzado la ofensiva aunque las tropas de EE UU hubieran permanecido en Afganist¨¢n. ¡°La idea de que se podr¨ªa haber mantenido el statu quo mediante la continuaci¨®n de nuestra presencia militar all¨ª es simplemente err¨®nea¡±, ha dicho Blinken en respuesta a las cr¨ªticas por el r¨¢pido deterioro de la situaci¨®n. Porque adem¨¢s los objetivos que EE UU se marc¨® en 2001 se han cumplido, subray¨®: acabar con Osama bin Laden y ¡°yugular la capacidad operativa de Al Qaeda¡±, autora de los ataques del 11-S en EE UU.
Con el traslado de un peque?o grupo de diplom¨¢ticos, los que iban a permanecer como ret¨¦n tras la retirada definitiva de las tropas, a un recinto del aeropuerto internacional de Kabul por tiempo indefinido, adem¨¢s del cierre de la misi¨®n y la destrucci¨®n de documentos y material sensible, Washington ha soltado amarras de su guerra m¨¢s larga ante el paseo militar de los talibanes, que el domingo comenzaban a entrar en Kabul, tras una ofensiva lanzada en mayo, cuando arranc¨® la retirada de las tropas de la coalici¨®n internacional. El avance talib¨¢n ha adquirido un car¨¢cter galopante la ¨²ltima semana, durante la cual han conquistado todas las ciudades importantes.
Funcionarios de la Administraci¨®n de Biden intentaban confirmar a primera hora del domingo si los radicales segu¨ªan a las puertas de la capital o algunos grupos de milicianos se hab¨ªan constituido en avanzadilla en el casco urbano, como adelant¨® un portavoz talib¨¢n, ¡°para garantizar el orden¡± en las zonas abandonadas por las fuerzas regulares. La inmediata entrada de los mandos insurgentes en el palacio presidencial de Kabul dejaba poco margen a la duda. A primera hora tambi¨¦n resultaba imposible saber si el embajador, Ross Wilson, y su reducido equipo seguir¨ªan en el aeropuerto o ser¨ªan evacuados junto con otros conciudadanos, la eventualidad m¨¢s probable. De hecho Wilson, encargado de negocios al frente de la legaci¨®n, habr¨ªa abandonado ya el pa¨ªs seg¨²n la agencia Reuters.
Completar la salida de la misi¨®n diplom¨¢tica llevar¨¢ d¨ªas, incluso semanas, un periodo durante el cual Washington espera que los talibanes no entren por la fuerza en Kabul. El enviado especial para Afganist¨¢n, Zalmay Khalilzad, pidi¨® este s¨¢bado a los insurgentes que aplazaran su entrada en Kabul hasta el fin de la evacuaci¨®n estadounidense. Tras el refuerzo de un millar anunciado hoy, un total de 6.000 soldados -3.000 m¨¢s de los inicialmente previstos- garantizar¨¢n la salida mientras la situaci¨®n se deteriora en el aeropuerto, bajo protecci¨®n de la OTAN. Un comunicado conjunto del Pent¨¢gono y el Departamento de Estado ha confirmado el despliegue de los 6.000 militares en las pr¨®ximas 48 horas para garantizar la seguridad del aeropuerto en plena estampida de extranjeros y afganos.
Bajo supervisi¨®n del Comando Central desde su base de Qatar, el Pent¨¢gono sigue al mil¨ªmetro los movimientos de los insurgentes, que este domingo tomaron la base ¨¢rea de Bagram, s¨ªmbolo de la presencia militar estadounidense y cuyo mando fue entregado a las fuerzas afganas en julio. Cuartel general de EE UU durante los ¨²ltimos 20 a?os, la discreta marcha de Bagram, donde llegaron a concentrarse 10.000 personas, represent¨® de facto el final de la intervenci¨®n estadounidense en Afganist¨¢n, mucho m¨¢s prolongada que la del Imperio Brit¨¢nico en el siglo XIX o la d¨¦cada de presencia sovi¨¦tica en los a?os ochenta. A¨²n m¨¢s preocupante que la ca¨ªda de Bagram resulta la de la cercana prisi¨®n de Parwan, que albergaba a miles de presos, incluidos milicianos de Al Qaeda. El jefe del Estado Mayor Conjunto de EE UU, Mark Milley, ha admitido hoy que los grupos terroristas yihadistas pueden reorganizarse antes de lo previsto.
La sucesi¨®n de errores de c¨¢lculo que un coro creciente de voces atribuye a la Administraci¨®n de Biden se ha visto agravada por la falta de un plan de contingencia para una salida ordenada, seg¨²n los cr¨ªticos. ¡°Un desastre sin paliativos¡±, ha calificado el senador republicano Ben Sasse el r¨¢pido deterioro de la situaci¨®n. Miembro del comit¨¦ de Inteligencia de la C¨¢mara baja, Sasse ha culpado hoy a Biden y a su predecesor, Donald Trump, por una retirada que ha precipitado el colapso. ¡°La historia debe dejar claro esto: las tropas estadounidenses no han perdido esta guerra. Han sido Donald Trump y Joe Biden quienes deliberadamente decidieron perderla¡±, ha dicho Sasse en un comunicado. ¡°EE UU va a lamentarlo. La inminente derrota [de las autoridades afganas] va a da?ar seriamente a la inteligencia de EE UU y proporcionar a los yihadistas un puerto seguro en Afganist¨¢n, otra vez¡±, concluy¨®, poco antes de conocerse la huida del presidente Ashraf Ghani. Numerosos correligionarios de Sasse, como el congresista Michael McCaul, se han sumado a las cr¨ªticas. ¡°Vamos a volver a la situaci¨®n previa al 11-S, [Afganist¨¢n] como vivero de terroristas¡±, dijo este ¨²ltimo a la CNN.
El acuerdo de retirada firmado por el republicano Donald Trump con los talibanes en febrero de 2020, que establec¨ªa el pasado 1 de mayo como fecha de salida, ha atado las manos del presidente Joe Biden, seg¨²n la versi¨®n de la Casa Blanca. El mandatario dem¨®crata critic¨® este s¨¢bado el pacto de su antecesor, a quien culp¨® en parte del desastre, ¡°por permitir al grupo [insurgente] consolidar su posici¨®n militar m¨¢s fuerte desde 2001¡±. Mediante un comunicado publicado horas despu¨¦s de la ca¨ªda de Mazar-i-Sharif -pero antes de la toma de Jalalabad, en la madrugada de este domingo, y la entrada en Kabul-, el presidente Biden defendi¨® sus planes de retirada. ¡°Ten¨ªa que elegir: o seguir el acuerdo [de Trump], con una breve extensi¨®n para sacar a nuestras fuerzas y las de los aliados con seguridad, o incrementar nuestra presencia y enviar m¨¢s tropas a luchar una vez m¨¢s en el conflicto civil de otro pa¨ªs¡±. Esa breve extensi¨®n concluye el pr¨®ximo 31 de agosto, con ulterior pr¨®rroga hasta el 11 de septiembre, para la evacuaci¨®n definitiva.
Pero a la hora de atribuir responsabilidades, en Washington muchos recuerdan la recomendaci¨®n de un grupo de expertos del Congreso que este mismo a?o inst¨® a Biden a obviar el l¨ªmite del 1 de mayo y ralentizar la retirada de las tropas, dado que una estricta aplicaci¨®n del acuerdo suscrito por Trump podr¨ªa llevar a Afganist¨¢n a una guerra civil. Responsables del Pent¨¢gono secundaron esa propuesta, pero Biden no ha cedido ni un ¨¢pice en su plan, solo el despliegue adicional de 6.000 soldados para facilitar la evacuaci¨®n de sus nacionales, as¨ª como la de los afganos que han trabajado para EE UU. El mandatario tiene previsto dirigirse a la naci¨®n con un mensaje sobre Afganist¨¢n en los pr¨®ximos d¨ªas.
Entre los lamentos y los reproches a la Casa Blanca por la precipitada salida, resuenan hoy con estruendo las prof¨¦ticas declaraciones de Biden sobre el hipot¨¦tico colapso de Afganist¨¢n. ¡°No, no es inevitable, porque hay 300.000 tropas [afganas] bien equipadas, tanto como pueden estarlo las fuerzas armadas de cualquier pa¨ªs del mundo, y una fuerza a¨¦rea, frente a unos 75.000 talibanes. No es inevitable¡±. Lo dijo el pasado 8 de julio. ¡°No es cierto que el Gobierno afgano vaya a colapsar¡±, reiter¨®. ¡°Cero coincidencias con Vietnam¡±, apostill¨® ese d¨ªa, un mes antes de la desbandada de los Black Hawks y los Chinooks sobre el cielo de Kabul.