Azita, Mustafa, Raziyeh y tres millones de ni?os afganos, amenazados por la malnutrici¨®n
El acceso a la atenci¨®n m¨¦dica ya era un problema en Afganist¨¢n antes de la toma del poder por los talibanes en agosto. Pero la situaci¨®n se ha degradado a¨²n m¨¢s tras la suspensi¨®n de la mayor parte de la ayuda internacional. As¨ª se combate en las cl¨ªnicas de Herat el vac¨ªo dejado por el colapso sanitario
Anita, de 14 a?os, mece con preocupaci¨®n a su primera hija, Azita, un beb¨¦ prematuro que naci¨® hace 53 d¨ªas y pesa 2,115 kilos. Es apenas la mitad de lo habitual, pero mejor que los 1,860 kilos con los que hace ocho d¨ªas lleg¨® a la cl¨ªnica de alimentaci¨®n terap¨¦utica de M¨¦dicos Sin Fronteras (MSF) en Herat, la tercera ciudad de Afganist¨¢n. Como ella, varios centenares de afganas han encontrado en el centro una tabla de salvaci¨®n para sus beb¨¦s, en medio de ...
Anita, de 14 a?os, mece con preocupaci¨®n a su primera hija, Azita, un beb¨¦ prematuro que naci¨® hace 53 d¨ªas y pesa 2,115 kilos. Es apenas la mitad de lo habitual, pero mejor que los 1,860 kilos con los que hace ocho d¨ªas lleg¨® a la cl¨ªnica de alimentaci¨®n terap¨¦utica de M¨¦dicos Sin Fronteras (MSF) en Herat, la tercera ciudad de Afganist¨¢n. Como ella, varios centenares de afganas han encontrado en el centro una tabla de salvaci¨®n para sus beb¨¦s, en medio de la emergencia econ¨®mica y sanitaria que atraviesa el pa¨ªs centroasi¨¢tico. Aqu¨ª no s¨®lo se nutre a los reci¨¦n nacidos, sino que tambi¨¦n se cuida a las madres y se les forma en la importancia de darles pecho y medidas b¨¢sicas de higiene. Una gota en el oc¨¦ano.
El enfoque global es una necesidad ante la pobreza extrema de las familias. Ghaderman, de 29 a?os, conf¨ªa que hace tiempo que s¨®lo come tomates, pan y t¨¦. Apenas tiene leche para dar a su beb¨¦, Mustafa, de tres meses, que en los dos d¨ªas que lleva en el centro ha ganado 600 gramos y ya pesa 4,6 kilos. Muchas madres ni siquiera saben leer ni escribir. Abagul, de 15 a?os y que tiene ingresada a su segunda hija, Raziyeh (5 meses), nunca fue a la escuela. ¡°Claro que me hubiera gustado, pero la gente de aqu¨ª no aprueba que las chicas nos eduquemos¡±, responde.
Christophe Garnier, el coordinador de MSF en Herat, explica que ¡°cuando un ni?o est¨¢ malnutrido hay un 90% de posibilidades de que las familias se hallen en situaci¨®n de inseguridad alimentaria¡±. Por eso la organizaci¨®n ha puesto en marcha un sistema de vales que les facilita harina, arroz y aceite para ayudarles a salir adelante. Mientras los beb¨¦s est¨¢n ingresados, las madres tambi¨¦n reciben tres comidas al d¨ªa, adem¨¢s de pa?ales, material de aseo y productos para lavar la ropa.
Situada dentro del recinto del Hospital Regional de Herat, la cl¨ªnica que MSF gestiona desde hace dos a?os se ha visto ahora desbordada por las penurias de la poblaci¨®n a la que atiende. ¡°En cuidados intensivos estamos al 150% de capacidad¡±, informa Gaia Giletta, la jefe de enfermer¨ªa. Eso significa que algunos beb¨¦s tienen que compartir cama y, como a todos los acompa?an sus madres, las habitaciones est¨¢n sobresaturadas. Hace tres meses llegaron al 200% de ocupaci¨®n, a pesar de que en verano hab¨ªan ampliado sus 40 plazas hasta 74 para hacer frente al aumento estacional de la malnutrici¨®n.
En contra de lo habitual, la presi¨®n hospitalaria no ha decrecido desde entonces, lo que ha llevado a la organizaci¨®n a sustituir las tiendas de campa?a instaladas de forma temporal por unos contenedores con calefacci¨®n que permiten seguir atendiendo a los beb¨¦s y a las madres durante el invierno. ¡°Recibimos entre 75 y 90 pacientes diarios¡±, se?ala Giletta y muchos de ellos requieren tratamiento durante varias semanas. Pero las necesidades son mucho mayores en Herat y en el resto de Afganist¨¢n.
MSF atribuye este aumento al colapso de los servicios de salud, la recesi¨®n econ¨®mica, la carest¨ªa de la vida por la inflaci¨®n y la persistente sequ¨ªa que afecta a la zona. El acceso a la atenci¨®n m¨¦dica ya era un problema importante en Afganist¨¢n mucho antes de la toma del poder por los talibanes el pasado agosto. Desde entonces la situaci¨®n se ha degradado a¨²n m¨¢s con la suspensi¨®n de la mayor parte de la ayuda internacional, incluida la financiaci¨®n del Banco Mundial para los programas de atenci¨®n b¨¢sica de la Organizaci¨®n Mundial de la Salud. La asistencia exterior supon¨ªa un 43% del producto interior bruto (PIB) y financiaba el 75% del gasto p¨²blico.
El pasado octubre Unicef, el fondo de Naciones Unidas para la Infancia, ya advirti¨® de que la mitad de los seis millones de ni?os afganos menores de cinco a?os corr¨ªan riesgo de malnutrici¨®n aguda. Incluso antes de la actual crisis, Afganist¨¢n ten¨ªa una de las tasas m¨¢s elevadas de retraso del crecimiento para esa franja de edad (41%), lo que hipotecaba su futuro.
Muchos de los pacientes que recibe la MSF en Herat, vienen de otras provincias como Badghis, Ghor o Farah, tras recorrer distancias que superan los cien kil¨®metros, lo que da una idea de las carencias en esas regiones. S¨®lo el 17% de los centros sanitarios est¨¢n plenamente operativos en todo el pa¨ªs y dos tercios carecen del personal y las medicinas b¨¢sicas, seg¨²n la ONU. Los trabajadores de la Sanidad p¨²blica han estado cinco meses sin cobrar el sueldo, hasta que a principios de este mes esa organizaci¨®n internacional ha empezado a pagarles directamente.
¡°Nosotros hemos podido seguir operando gracias a que nos financiamos con donaciones privadas y a nuestra independencia¡±, explica Tom Casey, responsable de prensa de MSF en Afganist¨¢n, quien recuerda que durante las dos d¨¦cadas pasadas la organizaci¨®n ha mantenido contactos tanto con el Gobierno como con los talibanes. ¡°Cuando tomaron el poder, ya ten¨ªamos una relaci¨®n previa; adem¨¢s, incluso durante los combates mantuvimos abierto el hospital de Helmand¡±, apunta.
Las crecientes necesidades de un sistema sanitario que ya era d¨¦bil antes de que se interrumpiera la asistencia exterior, tambi¨¦n han llevado a MSF a extender su apoyo a la unidad pedi¨¢trica del Hospital Regional de Herat. El proyecto, que se ha puesto en marcha hace apenas diez d¨ªas, ofrece consultas externas y dispone de 17 camas para los casos m¨¢s graves, con personal mixto de la ONG y el sistema p¨²blico.
Si la atenci¨®n m¨¦dica es precaria en general, la que reciben los desplazados internos roza lo inexistente. Un total de 5,5 millones de afganos permanecen fuera de sus lugares de residencia, de ellos 677.000 se han visto desplazados durante este a?o tanto por la guerra como por la sequ¨ªa. A 20 kil¨®metros al este de Herat, otro proyecto de MSF asiste desde 2018 a quienes se han instalado en el asentamiento informal de Shaidayee, unas diez mil familias en la actualidad.
La cl¨ªnica se centra en las consultas pre y posnatales, pero tambi¨¦n ofrece tratamiento para enfermedades no transmisibles, detecci¨®n y tratamiento de la desnutrici¨®n, vacunaci¨®n infantil y promoci¨®n de la salud. Los tres m¨¦dicos, dos mujeres y un hombre, atienden a una media de 50 pacientes al d¨ªa cada uno. El jefe de enfermer¨ªa, Jasper Adoto, considera que su trabajo ¡°es una gota de agua en el oc¨¦ano¡± ante las enormes necesidades del pa¨ªs. Aun as¨ª, para muchos desplazados se ha convertido en un sitio al que acudir en busca de cualquier auxilio.
Maryam, de 24 a?os, cae rendida en una silla con su hija Zarmineh, de 6, en brazos. La ni?a no puede andar desde que naci¨®. Con l¨¢grimas en los ojos, la mujer pide ayuda para comer porque ya no puede m¨¢s. Su marido, un hombre que le saca 20 a?os, es drogadicto y lo poco que gana se lo gasta en drogas. Se fueron de su aldea en Badghis despu¨¦s de que unos vecinos a los que el hombre deb¨ªa dinero por ello, les arrebataran a dos hijas m¨¢s peque?as para saldar la deuda. Trataron de cruzar a Ir¨¢n, pero los rechazaron. Ahora no sabe d¨®nde est¨¢. ¡°A menudo me deja sola¡±, asegura.
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