El representante de Unicef en Afganist¨¢n: ¡°Si los donantes ponen condiciones demasiado estrictas, ser¨¢ dif¨ªcil cubrir las necesidades a tiempo¡±
A David Herv¨¦ Ludovic de Lys le preocupa que la defensa de los derechos de las mujeres eclipse la exigencia de proteger a la infancia


Los pr¨®ximos seis meses van a ser cr¨ªticos para Afganist¨¢n. El representante de Unicef, David Herv¨¦ Ludovic de Lys, alerta de que, si los donantes ponen condiciones demasiado estrictas para desembolsar las ayudas prometidas, ser¨¢ dif¨ªcil cubrir las necesidades a tiempo. La llegada del invierno solo puede agravar una situaci¨®n ya de por s¨ª l¨ªmite. Desde el Fondo de Naciones Unidas para la Infancia, que es lo que significa Unicef, ¨¦l se concentra en las necesidades de los ni?os en situaciones de posconflicto.
Ludovic de Lys (Bamako, Mali; 62 a?os), que lleg¨® a Afganist¨¢n el pasado abril, recuerda que hay un mill¨®n de ni?os en riesgo de desnutrici¨®n aguda severa y 10 millones que necesitan ayuda humanitaria. ¡°La Conferencia de Ginebra estuvo bien, pero no todo es dinero nuevo, una parte est¨¢ ya en el pa¨ªs a la espera de reprogramar su destino¡±, precisa durante una entrevista con EL PA?S en el jard¨ªn del complejo que alberga a las agencias de la ONU a las afueras de Kabul.
Pone como ejemplo el proyecto Sehati del Banco Mundial (BM) que facilitaba apoyo econ¨®mico directo al Gobierno afgano para la sanidad. ¡°Ahora los donantes son renuentes a dar dinero a los talibanes, pero el sistema sanitario est¨¢ al borde del colapso. Junto con el BM y la OMS [Organizaci¨®n Mundial de la Salud] estamos buscando una soluci¨®n¡±, explica, porque ¡°sanidad, educaci¨®n, nutrici¨®n, agua y saneamientos son clave para el desarrollo de los ni?os¡±. Le preocupa en especial el brote de sarampi¨®n que ha causado 56.000 casos desde principios de este a?o.
¡°Estamos muy agradecidos por los compromisos de los donantes, pero al mismo tiempo les pedimos que no pongan condiciones demasiado estrictas. Sabemos c¨®mo trabajar con los talibanes, lo hemos hecho en el pasado, pero si las condiciones son demasiado estrictas no vamos a llegar a tiempo para cubrir las necesidades¡±, advierte.
No se trata solo de la premura para atajar la emergencia antes de que el invierno agrave las condiciones de vida de los afganos y dificulte el acceso a las zonas m¨¢s remotas. Hay tambi¨¦n consideraciones pol¨ªticas. Aunque el representante de Unicef evita entrar en ese terreno, algunos analistas opinan que, si la ayuda no logra frenar la crisis humanitaria, el ala dura del movimiento talib¨¢n saldr¨¢ reforzada y eso contribuir¨¢ a la inestabilidad del pa¨ªs.
Uno de los condicionantes clave para los donantes es el derecho a la educaci¨®n y al trabajo de las mujeres. ¡°La educaci¨®n de las ni?as es una prioridad m¨¢xima para Unicef¡±, se?ala Ludovic de Lys, quien recuerda el plan de escuelas comunitarias que acordaron con los talibanes antes de que tomaran el poder para las zonas que controlaban. Pero subraya que ¡°no se trata solo de la escolarizaci¨®n de las ni?as, sino tambi¨¦n del curr¨ªculo educativo; no sirve de nada que las ni?as vayan a clase si no se les ense?a lo necesario¡±.
Justo el viernes pasado, el Ministerio de Educaci¨®n anunci¨® la reapertura de las escuelas estatales de chicos, sin hacer ninguna menci¨®n a las de chicas. ¡°Vamos a luchar por ello, pero junto a la defensa p¨²blica tambi¨¦n hay en paralelo una diplomacia humanitaria m¨¢s discreta. Tengo previsto reunirme con los dirigentes talibanes, pero no habr¨¢ un comunicado de prensa o una foto. As¨ª trabaj¨¦ tambi¨¦n con el Gobierno de Venezuela, de forma silenciosa, para conseguir los objetivos¡±. De su paso por Caracas, su anterior destino como representante de Unicef, se ha tra¨ªdo un espa?ol muy musical, pero para la entrevista prefiere recurrir al ingl¨¦s.
Le preocupa que la defensa de los derechos de las mujeres eclipse los derechos de la infancia. ¡°Todos los derechos humanos son iguales. Defendemos los derechos de las mujeres, y est¨¢ muy bien, pero no debemos olvidar que tambi¨¦n hay que proteger los de los ni?os¡±, declara. Entre los asuntos que est¨¢n pasando desapercibidos destaca los 811 casos de ni?os soldados que Unicef ha documentado desde 2020. ¡°?Cu¨¢l es el futuro de esos ni?os? Los derechos de las ni?as tambi¨¦n dependen de lo que suceda con ellos, de su derecho a volver a la escuela y a tener una vida m¨¢s all¨¢ del kal¨¢shnikov¡±, expone.
Los talibanes han dado garant¨ªas de acceso y seguridad al jefe de la Oficina Humanitaria de la ONU. El 60% del personal de Unicef en Afganist¨¢n ya ha regresado al trabajo y Ludovic de Lys espera que para finales de mes est¨¦n al completo, e incluso recibir refuerzos de otras oficinas. La excepci¨®n son las empleadas locales. ¡°De momento trabajan desde casa por internet porque no hemos recibido la autorizaci¨®n para que se reincorporen¡±, constata. ¡°Estamos dispuestos a cumplir los requisitos de que las acompa?e un mehran (chaper¨®n) y a organizar un trasporte especial para ellas¡±.
El representante de Unicef considera que se sabe muy poco de la agenda social de la Shar¨ªa (ley isl¨¢mica), pero que conocerla puede ayudar para negociar con ellos. ¡°Por ejemplo, uno de los principios de la Shar¨ªa es proteger la vida y ah¨ª podemos tener un punto de partida¡±, asegura. ¡°Nosotros no programamos bas¨¢ndonos en la ideolog¨ªa sino en la vulnerabilidad, pero necesitamos entenderles. Por supuesto, nunca a expensas de los derechos humanos o de los principios humanitarios¡±, matiza. A pesar de las dificultades, est¨¢ convencido, de que hay espacio para el entendimiento.
Sigue toda la informaci¨®n internacional en Facebook y Twitter, o en nuestra newsletter semanal.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.
Sobre la firma

M¨¢s informaci¨®n

Los talibanes, bajo la sombra de la voladura de los Budas Gigantes
