Los dem¨®cratas inician a la desesperada un debate en el Senado sobre la reforma electoral

A la desesperada, con las crecientes cr¨ªticas de los grupos de derechos civiles y la recalcitrante obstrucci¨®n de dos miembros dentro del propio partido, los senadores dem¨®cratas en el Congreso de Estados Unidos comienzan el ya eterno debate sobre la reforma electoral, que saben herido de muerte. Ser¨¢ esta la quinta vez que el Senado intente aprobar normas relativas al derecho al voto durante este Congreso, que se inici¨® hace casi un a?o con la llegada de Joe Biden a la Casa Blanca.

Poco importan los esfuerzos del l¨ªder de la mayor¨ªa en la C¨¢mara Alta, Chuck Schumer, a la hora de hacer ...

A la desesperada, con las crecientes cr¨ªticas de los grupos de derechos civiles y la recalcitrante obstrucci¨®n de dos miembros dentro del propio partido, los senadores dem¨®cratas en el Congreso de Estados Unidos comienzan el ya eterno debate sobre la reforma electoral, que saben herido de muerte. Ser¨¢ esta la quinta vez que el Senado intente aprobar normas relativas al derecho al voto durante este Congreso, que se inici¨® hace casi un a?o con la llegada de Joe Biden a la Casa Blanca.

Poco importan los esfuerzos del l¨ªder de la mayor¨ªa en la C¨¢mara Alta, Chuck Schumer, a la hora de hacer malabarismos para lograr circunvalar el f¨¦rreo filibusterismo que impone una mayor¨ªa cualificada de tres quintos para aprobar una norma. Importan poco porque ya sea Schumer, los descendientes de Martin Luther King o el mismo presidente de la naci¨®n quienes llamen a proteger la democracia y blindarla con una ley electoral que no deje fuera a las minor¨ªas existen dos miembros dentro del Partido Dem¨®crata que pulverizan cualquier intento de aproximaci¨®n al voto con mayor¨ªa simple.

Kyrsten Sinema y Joe Manchin son la garant¨ªa de fracaso de la reforma electoral. Son dos deserciones clave que da?an m¨¢s que incluso la f¨¦rrea oposici¨®n republicana, donde ni siquiera uno de los 50 senadores que la componen ha movido un m¨²sculo para defender un solo estatuto. Lo anterior es sin duda consecuencia l¨®gica de que en 2021, 19 Estados de mayor¨ªa republicana aprobasen 34 leyes que restringen el sufragio.

Para Martin Luther King III, hijo del l¨ªder de los derechos civiles del mismo nombre, Sinema y Manchin representan a aquellos moderados blancos de los que en la d¨¦cada de los cincuenta y sesenta predicaba su padre en sus sermones, que se defin¨ªan partidarios de que los negros contaran con garant¨ªas para votar, pero luego eran incapaces de pasar a la acci¨®n para reclamarlas.

¡°La historia no los tratar¨¢ con cari?o¡±, dijo el descendiente del pastor asesinado en Memphis en 1968 respecto a Sinema y Manchin. Sin embargo, Sinema celebraba a trav¨¦s de su cuenta en Twitter la conmemoraci¨®n del d¨ªa de Martin Luther King, festejada en Estados Unidos este pasado lunes. ¡°Hoy recordamos la vida y el legado del doctor Martin Luther King¡±, dijo. En puridad, la senadora de Arizona no tiene nada que objetar a la ley del voto. A lo que Sinema se opone es a obviar, cambiar o regatear la t¨¢ctica parlamentaria del filibusterismo. Sinema quiere que las leyes se aprueben por 60 votos.

Tanto ella como Manchin quieren que al menos 10 senadores republicanos se sumen al proyecto y acojan entre sus brazos el bipartidismo. Advierten, adem¨¢s, que si ahora se arrolla la mayor¨ªa cualificada nada impedir¨ªa a los republicanos hacer lo mismo cuando tengan el poder, algo que podr¨ªa suceder el pr¨®ximo noviembre en los comicios de medio mandato. El propio Biden, que estuvo 36 a?os en el Senado, ha sido un firme defensor del filibusterismo. Hasta ahora. El presidente declar¨® en un importante discurso la semana pasada en Atlanta que se vive un momento determinante, al calificar el voto como un hito para una democracia norteamericana en crisis.

El controvertido proyecto de ley ampliar¨ªa el acceso al voto en un pa¨ªs que tras el paso de Donald Trump por la Casa Blanca ha visto c¨®mo retroced¨ªan los derechos de las minor¨ªas. La reforma restaurar¨ªa las disposiciones clave de la Ley de Derechos Electorales de 1965, normativa que fue posible debido a la movilizaci¨®n de Luther King y el entonces presidente Lyndon Johnson en 1965. La C¨¢mara de Representantes aprob¨® el proyecto de ley la semana pasada con solo el respaldo dem¨®crata, y ahora enfrenta el gran -y casi imposible- desaf¨ªo para aprobarlo en el Senado.

Se da por hecho que el mi¨¦rcoles o el jueves los republicanos bloqueen la aprobaci¨®n de la legislaci¨®n, argumentando que la normativa responde a intereses partidistas de control sobre las elecciones.

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