Kiev: una ciudad vac¨ªa y sitiada
Adem¨¢s de coches de polic¨ªa, militares y ambulancias, por la capital ucrania caminan grupos de j¨®venes en busca de dep¨®sitos de armas o lugares donde enrolarse para luchar contra los rusos
A las seis de la ma?ana del domingo se abrieron en Kiev, la capital ucrania, las puertas de la estaci¨®n central y un torrente de personas que esperaban fuera se adentraron en el edificio abarrot¨¢ndolo a¨²n m¨¢s. Hab¨ªa cientos, tal vez miles de personas repartidas en los andenes, los pasillos y los vest¨ªbulos. Los pasajeros que aguardaban un tren para escapar de la capital de Ucrania, asediada por las tropas rusas y defendida por los soldados y milicianos ucranios, cada vez m¨¢s ...
A las seis de la ma?ana del domingo se abrieron en Kiev, la capital ucrania, las puertas de la estaci¨®n central y un torrente de personas que esperaban fuera se adentraron en el edificio abarrot¨¢ndolo a¨²n m¨¢s. Hab¨ªa cientos, tal vez miles de personas repartidas en los andenes, los pasillos y los vest¨ªbulos. Los pasajeros que aguardaban un tren para escapar de la capital de Ucrania, asediada por las tropas rusas y defendida por los soldados y milicianos ucranios, cada vez m¨¢s amenazada por bombardeos y por carencias de luz y de energ¨ªa, trataban de huir hacia la frontera polaca. Para entonces, el metro de la capital hab¨ªa dejado de ser un medio de transporte y se hab¨ªa convertido en un mero refugio antia¨¦reo.
Pero los trenes, aunque lentos y atestados de pasajeros, a¨²n funcionaban hacia el este. A esa misma hora, las seis de la ma?ana, tambi¨¦n hab¨ªa personas llegadas de otras regiones del oeste de Ucrania que trataban de abandonar la estaci¨®n y llegar a alg¨²n lugar determinado de Kiev. Los guardias y los militares lo imped¨ªan, aduciendo que hab¨ªa un toque de queda que, seg¨²n est¨¢ estipulado, durar¨¢, incluso hasta para los periodistas, hasta el lunes a las ocho de la ma?ana. No hab¨ªa autobuses. Ni taxis. Corr¨ªa el rumor entre los pasajeros de que una carrera de dos kil¨®metros pod¨ªa costar m¨¢s de 200 d¨®lares, pero era dif¨ªcil comprobarlo porque ning¨²n conductor se atrev¨ªa a acercarse a la estaci¨®n.
Uno de los que informaba sobre el toque de queda era Vassili, de 30 a?os, casado, con una hija, miembro de las unidades de defensa territorial. Armado con una pistola, explicaba a los viajeros m¨¢s despistados o m¨¢s renuentes a cumplir el toque de queda; que estaba prohibido salir de la estaci¨®n. Que era muy peligroso porque los soldados ucranios pod¨ªa tomar a cualquier viandante por un soldado ruso o un oponente a las fuerzas ucranias y disparar sin m¨¢s ni m¨¢s.
Vassili aseguraba que proven¨ªa de la regi¨®n separatista del Donb¨¢s, controlada parcialmente desde 2014 por rebeldes vinculados a Rusia, y que hab¨ªa tenido que huir a Kiev a causa de las disputas con los prorrusos. Iba vestido con una plum¨ªfero plateado con un brazalete amarillo, que serv¨ªa para identificarlo como miembro de las citadas unidades. ¡°No me asusta morir enfrent¨¢ndome a los rusos¡±, dec¨ªa.
El ruido de explosiones y bombardeos era incesante, con una cadencia casi de metr¨®nomo. Cada media hora se o¨ªa una detonaci¨®n. Las calles en Kiev, en el tercer d¨ªa de la ofensiva lanzada por Vlad¨ªmir Putin, se encontraban completamente desiertas. Por las anchas avenidas que cruzan la ciudad no se ve¨ªa a nadie, ni pasaba ning¨²n coche excepto veh¨ªculos militares, polic¨ªas o ambulancias. Las casas no ten¨ªan encendida la luz, y las cortinas siempre se encontraban echadas, respondiendo a la orden de las autoridades. Todas las tiendas estaban cerradas. Las bocas de metro tambi¨¦n se encontraban clausuradas. Un vigilante controlaba el acceso para permitir o no la entrada o salida de personas.
Por el centro de la ciudad no hab¨ªa muchos controles militares, pero las avenidas que conectaban con las entradas de la ciudad s¨ª que estaban custodiadas por soldados ucranios. De vez en cuando pasaban grupos espor¨¢dicos de hombres caminando. Uno de ellos, compuesto por cinco j¨®venes de unos 20 a?os, provenientes todos de localidades de la periferia de Kiev, explicaban que iban en b¨²squeda de un lugar para alistarse. Paraban a todos los coches que se cruzaban para informarse. Todos se confesaban ansiosos de participar en la defensa de la ciudad. Otro grupo, compuesto por hombres un poco m¨¢s mayores, de unos 30 a?os, buscaba por la ciudad cuarteles o dotaciones militares donde hacerse con armas para enfrentarse a los rusos. Las sirenas y las explosiones se segu¨ªan sucediendo sin parar
En el puente Podilsky se apostaban cerca de 50 soldados ucranios. Algunos apuntaban hacia la entrada del puente. Otros apilaban sacos terreros en la base inferior de la estructura. Esperaban el asalto ruso y parec¨ªan decididos a defender el puente costara lo que costara. Por esa zona ya se hab¨ªan producido escaramuzas porque en una calle cercana hab¨ªa tres cad¨¢veres de hombres tirados en la calle. Uno sangraba profusamente.
Sigue toda la informaci¨®n internacional en Facebook y Twitter, o en nuestra newsletter semanal.