Cuando el teatro se convirti¨® en refugio en Kiev
Una sala teatral en la capital ucrania, que mantuvo la actividad hasta la misma noche en que comenz¨® la guerra, abre sus puertas a artistas y vecinos
El debate sobre la violencia con el cine de Quentin Tarantino y su pel¨ªcula Death Proof como pretexto termin¨® en un peque?o teatro de barrio de Kiev un rato antes de que Rusia invadiera Ucrania. Era la madrugada del 24 de febrero. Hoy, algunos de los participantes en aquella velada se hallan bajo tierra en una especie de mazmorra cultural. Siguen, pese al encierro, todo lo activos que las circunstancias les permiten. El teatro, ubicado en un s¨®tano, ha acabado convertido en refugio. Desde all¨ª...
El debate sobre la violencia con el cine de Quentin Tarantino y su pel¨ªcula Death Proof como pretexto termin¨® en un peque?o teatro de barrio de Kiev un rato antes de que Rusia invadiera Ucrania. Era la madrugada del 24 de febrero. Hoy, algunos de los participantes en aquella velada se hallan bajo tierra en una especie de mazmorra cultural. Siguen, pese al encierro, todo lo activos que las circunstancias les permiten. El teatro, ubicado en un s¨®tano, ha acabado convertido en refugio. Desde all¨ª, varios artistas y vecinos hacen llegar su grito al exterior a trav¨¦s de un canal de Youtube. ¡°Esta es la guerra del pasado contra el futuro. Es la guerra de las mentiras contra la verdad. Es la guerra de la esclavitud total contra la libertad. (¡) Esta es la guerra de Rusia contra la civilizaci¨®n occidental¡±. Con una sencilla, pero cuidada puesta en escena, la actriz Alina Zevakova, de 26 a?os, aparece sola leyendo un comunicado. En silencio van sum¨¢ndose varias personas de diversas edades, incluidos ni?os, que habitan el lugar.
Las actividades de proEnglish Theatre, la ¨²nica sala de Kiev que programa sus espect¨¢culos en ingl¨¦s, se mantuvieron hasta la noche de la invasi¨®n en que, por sorpresa, los ucranios acabaron protagonizando una pel¨ªcula b¨¦lica real y aterradora. Aquel mismo d¨ªa, la primera jornada de la guerra, Alex Borovenskiy, de 42 a?os y director del espacio, decidi¨® que el centro abrir¨ªa sus puertas a los colegas actores y, ya despu¨¦s, se fueron sumando vecinos. Hay varios gatos, que no faltan en casi ninguno de los refugios de la capital de Ucrania. Alguna de estas noches han llegado a acoger a 40 personas.
Para Anabel Sotelo, la cultura tiene la capacidad de ayudar a ¡°resistir tambi¨¦n mentalmente, no solo f¨ªsicamente¡±. Sotelo, de 27 a?os, es actriz, editora de libros y pareja de Borovenskiy. En el d¨ªa a d¨ªa est¨¢n los libros, la poes¨ªa o la m¨²sica, aunque la banda sonora que m¨¢s se escucha al realizar este reportaje es la de las sirenas antia¨¦reas acompa?ada de la percusi¨®n de alg¨²n que otro zambombazo lejano que llega de los combates. Es por la ma?ana y algunos a¨²n permanecen arropados por las mantas en el suelo de la sala de actuaciones. Raisa, de 82 a?os, lee un libro mientras mordisquea una manzana sobre un sof¨¢. En la estancia que se emplea como sala de ensayos, algunos preparan el desayuno y conversan en torno a la mesa. Los cristales est¨¢n cruzados con cinta adhesiva para que no salten en caso de rotura. Sobre las dos ventanas han colocado tambi¨¦n los sobres de dos mesas para tratar de aislar m¨¢s esta habitaci¨®n, que es la m¨¢s expuesta al exterior de la sede de un proyecto teatral inaugurado hace ocho a?os en el barrio de Shuliavska.
Zevakova, la actriz, reconoce que, aunque hayan grabado el v¨ªdeo de denuncia, estos d¨ªas invierten la mayor parte del tiempo en ¡°supervivencia¡±. Eso significa conseguir comida, agua, medicinas y lo esencial para poder estar a salvo en el refugio. ¡°Carpe diem¡±, resume. ¡°Yo era de las que pensaba que esto no iba a pasar. No cog¨ª nada de mi apartamento, porque pens¨¦ que ser¨ªa cosa de dos o tres d¨ªas¡±, a?ade Sotelo. ¡°Si cae Kiev valdr¨¢ la pena irse porque nadie quiere estar bajo el poder ruso, pero espero que eso nunca pase. Yo pienso quedarme¡±, resuelve pese a todo.
Aunque toda actividad p¨²blica est¨¢ congelada, en el proEnglish Theatre no dejan de dar vueltas a nuevas representaciones en estos d¨ªas de encierro. Eso forma parte tambi¨¦n de su terapia para afrontar, de la manera m¨¢s optimista posible, el mazazo de la guerra. Borovenskiy piensa ya en adaptar Tierra de hombres, de Saint-Exup¨¦ry. Cree que es la mejor manera de reivindicar que los ucranios ahora mismo, aunque el Gobierno del presidente Volod¨ªmir Zelenski siga al frente, no son due?os de su pa¨ªs. Mientras, Sotelo se sigue acordando del estreno que se les ha quedado en el tintero por la guerra, Hedda Gabler, del noruego Henrik Ibsen. La joven sigue tambi¨¦n la evoluci¨®n de su editorial, Comp¨¢s, encargada de publicar en Ucrania la exitosa novela El olvido que seremos, del colombiano H¨¦ctor Abad Faciolince. ¡°Fue uno de los primeros que me escribi¨® y nos apoya a todos¡±, explica Sotelo, hija de padre nicarag¨¹ense y madre ucrania.
Tatiana y Denis, ambos de 28 a?os, han acabado en el teatro junto a su hijo Nikita, de cuatro, tras pasar por otros refugios en los que el polvo imped¨ªa estar al ni?o. Los tres ocupan una habitaci¨®n que la que hay una litera. Cuentan que aqu¨ª pueden jugar con ¨¦l y entretenerlo. ¡°Es muy importante que estemos todos juntos porque el ni?o siempre pregunta por mam¨¢ o pap¨¢ y es importante desde el punto de vista psicol¨®gico para ¨¦l y para nosotros estar en un lugar seguro para sobrevivir¡±. Tatiana explica que el peque?o pregunta por su amigo, si se puede ba?ar o por las bombas que a cada rato se escuchan. Pero durante la entrevista se le ve tranquilo y, como afirma su madre, entretenido. Mientras sus padres hablan, Nikita est¨¢ sentado en la alfombra hojeando el libro Cuentos divertidos.
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