Reconstrucci¨®n de una masacre: la ma?ana de furia que quebr¨® a Uvalde
EL PA?S recorre con voces de testigos y autoridades las dos horas en las que 19 ni?os y dos profesoras fueron asesinados el martes en la escuela del pueblo de Texas
Clavado en el c¨¦sped del porche, un bander¨ªn azul y rojo con el lema ¡°Am¨¦rica, tierra de valientes¡± da la bienvenida a la casa donde viv¨ªa con su abuela Salvador Ramos, un adolescente taciturno de 18 a?os que desde hace meses no iba al instituto y se pasaba los d¨ªas encerrado en las paredes met¨¢licas de la vivienda prefabricada, hablando por las redes sociales y jugando a videojuegos de guerra. La ma?ana del martes, detr¨¢s del lema pa...
Clavado en el c¨¦sped del porche, un bander¨ªn azul y rojo con el lema ¡°Am¨¦rica, tierra de valientes¡± da la bienvenida a la casa donde viv¨ªa con su abuela Salvador Ramos, un adolescente taciturno de 18 a?os que desde hace meses no iba al instituto y se pasaba los d¨ªas encerrado en las paredes met¨¢licas de la vivienda prefabricada, hablando por las redes sociales y jugando a videojuegos de guerra. La ma?ana del martes, detr¨¢s del lema patri¨®tico de las barras y las estrellas, las cosas se salieron de control. Sobre las 11.00, Ramos escribi¨® en Facebook: ¡°Voy a matar a mi abuela¡±. As¨ª empez¨® una enloquecida espiral de violencia que en apenas dos horas acab¨® con la vida de 19 ni?os y dos profesoras en una escuela del peque?o pueblo tejano de Uvalde. Y que no termin¨® hasta la muerte del propio Ramos.
¡°Ya dispar¨¦ a mi abuela¡±, fue la siguiente publicaci¨®n a los pocos minutos. Seg¨²n las autoridades, el disparo fue directamente a la cara de Celia Gonz¨¢lez, de 66 a?os. Con la herida abierta, Gonz¨¢lez a¨²n cruz¨® la calle para pedir ayuda a los vecinos. Mientras tanto, su nieto se hab¨ªa subido a la camioneta negra de la familia con dos fusiles de asalto y dos mochilas repletas de munici¨®n. Una de las bolsas con las balas qued¨® tirada en la puerta de la casa. Ramos ya hab¨ªa anunciado en sus redes la pesadilla que vendr¨ªa despu¨¦s: ¡°Voy a disparar en una escuela primaria¡±.
Y puso rumbo a la primaria Robb, un colegio con m¨¢s de 500 alumnos entre los ocho y los 10 a?os, repartidos en tres grados. Los alumnos eran vecinos del propio Ramos, la mayor¨ªa estadounidenses de origen mexicano, como el joven homicida. La distancia entre la casa y la escuela es de apenas 800 metros, incluida una curva cerrada bordeada por una zanja. Un vecino que vive en una de las casas contrachapadas del barrio vio la escena del coche. ¡°El chavo no s¨¦ si no sab¨ªa manejar. Pero ven¨ªa en chinga y ah¨ª se qued¨®¡±, le cont¨® el hombre a este peri¨®dico el d¨ªa despu¨¦s de la matanza. Al pasar la curva, la camioneta perdi¨® el control y acab¨® clavada en el surco. Eran las 11.28 de la ma?ana. Ramos sali¨® del coche por la puerta del pasajero, pero por el camino perdi¨® m¨¢s munici¨®n: uno de los rifles semiautom¨¢ticos AR-15, un arma letal que puede comprarse por unos 400 d¨®lares (373 euros), y otra mochila llena de balas del calibre 223, usadas para la caza deportiva, pero de las mismas dimensiones que la artiller¨ªa militar. El joven dispar¨® contra dos trabajadores de una casa funeraria, quienes se hab¨ªan acercado a ver si estaba bien. Ramos hab¨ªa comprado su arsenal en una de las armer¨ªas del pueblo en tres d¨ªas de marzo, justo al cumplir los 18 a?os.
Vestido con lo que las autoridades llamaron una ¡°armadura corporal¡±, Ramos salt¨® la valla del campo de f¨²tbol del colegio, al oeste del campus. La reja met¨¢lica es una de las 21 medidas de un protocolo que el distrito escolar independiente de Uvalde (la instituci¨®n que rige a los dos colegios de la zona y que tiene su propia polic¨ªa escolar) hab¨ªa puesto en marcha para evitar posibles ataques. Las autoridades escolares activaron el protocolo despu¨¦s de que en 2018 otro homicida matase a ocho estudiantes y dos maestros en un centro al este de Texas. Las medidas de seguridad del distrito de Uvalde obligan a vigilar las redes sociales, a tener detectores de movimiento, un vest¨ªbulo seguro y a que los profesores den clase con el seguro puesto en las puertas en todo momento. Todo fall¨® el martes.
Las autoridades del Estado, incluidos el gobernador Greg Abbott y el encargado de Seguridad P¨²blica de Texas, afirmaron el mi¨¦rcoles que un vigilante del distrito escolar fue el primero en enfrentarse al joven armado una vez que salt¨® la valla. ¡°No hubo disparos, pero el sujeto entr¨® a la escuela¡±, explic¨® Steve McCraw, el director del Departamento de Seguridad P¨²blica del Estado. La informaci¨®n ha sido corregida el jueves, cuando se ha informado de que nadie se opuso en el camino de Ramos desde que este baj¨® de la camioneta.
Despu¨¦s de entrar por una puerta trasera al colegio, Ramos cruz¨® un pasillo, dobl¨® a la derecha y despu¨¦s a la izquierda. Unos 10 metros en total. Lleg¨® a un ¨¢rea de dos aulas unidas y, ¡°con las puertas abiertas¡±, con decenas de alumnos dentro, ¡°comenz¨® la carnicer¨ªa¡±, a?adi¨® McCraw en una conferencia de prensa.
A las 11.30, la polic¨ªa de Uvalde recibi¨® el primer aviso de que un hombre armado se aproximaba al recinto. Los vecinos que viven frente a la escuela aseguran que los primeros disparos comenzaron a o¨ªrse sobre esa hora. Era uno de los ¨²ltimos d¨ªas del colegio antes de las vacaciones de verano. Durante la ma?ana, entre las nueve y las once, los profesores hab¨ªan celebrado una ceremonia de fin de curso con entrega de diplomas de asistencia y buena conducta. Muchos padres de familia hab¨ªan acudido al evento y algunos de ellos se hab¨ªan llevado a sus hijos tras la entrega de reconocimientos.
Ramos irrumpi¨® en una estancia de cuarto grado gritando: ¡°Van a morir¡±, seg¨²n declaraciones de algunos familiares. Irene Garza, abuela de una ni?a de 10 a?os que salv¨® la vida, afirma que su nieta le cont¨® que el tirador primero comenz¨® a disparar contra ellos. Las ventanas de esa aula se quebraron por los proyectiles. La maestra pidi¨® a los alumnos que corrieran a un rinc¨®n.
Minutos antes del mediod¨ªa, los padres de familia comenzaron a presentarse en la escuela, que ya estaba vigilada por algunos polic¨ªas locales. V¨ªdeos publicados en las redes sociales muestran a padres y madres frustrados, discutiendo con los agentes, e intentando entrar al centro. ¡°?S¨ª saben que son ni?os peque?os, verdad? ?No saben defenderse por s¨ª mismos! ?Hay ni?os de seis a?os all¨ª que no saben defenderse por s¨ª mismos de un tirador!¡±, gritaba un hombre a un uniformado. ¡°?S¨¢quenlos de all¨ª, maldita sea!¡±, dec¨ªa otra mujer.
Jaime Paniagua, un cura que ha estado atendiendo a varios familiares desde el suceso, cuenta que una ni?a superviviente le explic¨® en el hospital que los disparos sonaban como si vinieran del techo, que todos lloraban. Se dieron la mano y ¡°al rato¡± lleg¨® la polic¨ªa. No est¨¢ claro la duraci¨®n de ese rato. Desde el primer aviso a la polic¨ªa del pueblo, diferentes fuerzas, tanto federales como locales, llegaron al lugar. Solo de la Patrulla Fronteriza se presentaron 80 agentes; algunos de ellos ni siquiera estaban de servicio.
Las autoridades anunciaron que Ramos se atrincher¨® en una de las aulas m¨¢s de una hora. Durante el tiroteo hiri¨® a tres agentes que respondieron a las balas en una estrategia defendida por las autoridades como un modo de evitar que el tirador se moviera dentro del edificio y as¨ª incrementara el da?o. Las autoridades comenzaron a evacuar a ni?os de otros grados poco despu¨¦s de las 12.00.
El tiroteo, sin embargo, no cesaba y dio tiempo a que un equipo t¨¢ctico especial, conocido como SWAT, entrara a matar. Sobre las 13.00, Ramos fue abatido por un agente de la Patrulla Fronteriza, un cuerpo que tiene potestad para actuar en cualquier zona a 100 millas (160 kil¨®metros) de distancia de cualquier frontera. ¡°Cada segundo es una vida¡ En esta situaci¨®n fracasamos porque no pudimos prever una matanza, pero esos agentes que llegaron salvaron a otros ni?os¡±, asegur¨® McCraw. El tiroteo dej¨® 17 heridos. M¨¢s de una decena de ni?os todav¨ªa permanece en el hospital con heridas de distinto grado. El estado de la abuela del homicida, herida en el rostro, ha ido mejorando. Su casa, en el n¨²mero 552 de la calle D¨ªaz, se ha convertido en un lugar de peregrinaje para el enjambre de medios que ha llegado a Uvalde. Todos intentan descifrar c¨®mo sali¨® de all¨ª una fuerza homicida que ha roto a una comunidad con la peor matanza de ni?os en una escuela en m¨¢s de una d¨¦cada.
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