Mike Pence da un paso al frente hacia una posible candidatura a la presidencia de EE UU en 2024
El que fuera vicepresidente de Donald Trump hace campa?a por congresistas republicanos moderados para recuperar la identidad del partido
La rectitud de Mike Pence, vicepresidente de EE UU cuando el asalto al Capitolio, el 6 de enero de 2021, pudo costarle la vida de haberse salido con la suya la turba de seguidores trumpistas que ped¨ªa a gritos su cabeza. Como entonces, cuando marc¨® distancias del extraviado Donald Trump, vuelve a hacerlo de cara al futuro, valorando la posibilidad de presentarse a la presidencia en 2024. ...
La rectitud de Mike Pence, vicepresidente de EE UU cuando el asalto al Capitolio, el 6 de enero de 2021, pudo costarle la vida de haberse salido con la suya la turba de seguidores trumpistas que ped¨ªa a gritos su cabeza. Como entonces, cuando marc¨® distancias del extraviado Donald Trump, vuelve a hacerlo de cara al futuro, valorando la posibilidad de presentarse a la presidencia en 2024. Si aquel d¨ªa Pence se neg¨® a secundar los desmanes de su jefe, hoy se afirma como posible opci¨®n para remplazar a Joe Biden en la Casa Blanca. De entrada, cuenta con el aplauso de muchos republicanos por haber rechazado la deriva antidemocr¨¢tica de Trump, pero, al igual que la candidatura del magnate, todo est¨¢ en el aire y a la vez todo alumbra tal posibilidad. El nombre de Pence, aun sobrentendido, suena ya para la carrera presidencial.
Pence, ultraconservador cristiano evang¨¦lico que aquel 6 de enero puso por delante de su ideolog¨ªa y su lealtad personal la legalidad, particip¨® este mi¨¦rcoles en un culto en un templo baptista de Florence (Carolina del Sur) para divulgar su verdad revelada. ¡°Nos encontramos en un punto de inflexi¨®n en la historia de Estados Unidos¡±, predic¨® Pence a unos 1.500 feligreses. ¡°La Biblia nos dice que sin una visi¨®n, el pueblo perece¡±. Y su visi¨®n, entreverada de citas de las Sagradas Escrituras y de llamamientos a la acci¨®n, cobr¨® vida en ese vivero de votos evang¨¦licos, uno de los principales apoyos del expresidente Trump en 2016.
Pence habl¨® de la lucha contra el aborto tras la derogaci¨®n de la doctrina Roe contra Wade por el Tribunal Supremo, y que a su juicio no ha hecho m¨¢s que empezar; sobre la necesidad de una reforma fiscal y de c¨®mo frenar a los crecidos dem¨®cratas en las guerras culturales que desgarran, y polarizan hasta la violencia, el pa¨ªs. Pence abord¨® muchos temas, pero ni una sola vez se refiri¨® a Trump, a quien no nombr¨® pese a recordar su ¨¦poca en la Casa Blanca. ¡°La Administraci¨®n Trump-Pence¡±, dijo en el acto, una mezcla de liturgia y de mitin.
A diferencia del advenedizo Trump, que lleg¨® a la Casa Blanca gracias a su ¨¦xito empresarial y medi¨¢tico, Pence ofrece solvencia pol¨ªtica: fue congresista durante seis mandatos y gobernador de Indiana antes de llegar a la Casa Blanca como leal escudero del magnate. Esa experiencia y la credibilidad interna le sirven ahora para remendar los destrozos que en el partido republicano ha causado Trump, multiplicados en los ¨²ltimos meses por el apoyo del magnate a candidatos ultramontanos contra los representantes del establishment republicano en las primarias. Un pulso con luces y sombras, porque a Trump no siempre le sonr¨ªe la victoria en su intento de perge?ar el partido a su imagen de rey destronado.
Desde la ruptura entre ambos, hace 18 meses, Pence se ha reafirmado como una opci¨®n sensata ¨Dpese a su discurso ultra¨D y sobre todo independiente. Al igual que Trump, que juega con la posibilidad del anuncio ¨Des decir, con los tiempos y con la expectaci¨®n multiplicada por los sobrentendidos¡ª, el equipo que rodea al antiguo vicepresidente solo dice que es probable que d¨¦ ese paso, independientemente de la decisi¨®n de Trump. ¡°Pence se est¨¢ creando su propio espacio¡±, ha declarado el expresidente de la C¨¢mara de Representantes Newt Gingrich. Es decir, el espacio que deja libre la facci¨®n m¨¢s derechista del partido, con la fuerza de choque de los movimientos MAGA (Make America Great Again) y Stop the Steal, ese viscoso magma de teor¨ªas conspiradoras inoculadas por Trump, pero que, como un Frankenstein rabioso, van m¨¢s all¨¢ de ¨¦l.
En privado, porque la sombra de Trump resulta a¨²n muy alargada, muchos congresistas republicanos esperan que su partido recupere la identidad anterior a 2016, cuando la derecha consideraba a Pence como un s¨ªmbolo de solidez conservadora. El problema es que, en p¨²blico, pocos se atreven a explicitar su apoyo, con el partido a¨²n semisecuestrado por la personalidad monopolizadora de Trump. Por eso la campa?a de Pence, y en especial su labor de zapa entre los representantes del Medio Oeste, es silenciosa, con apariciones contadas en actos de recaudaci¨®n de fondos, p¨ªcnics, barbacoas y esos eventos tan del gusto local. A diferencia de Trump, que vive instalado en su imagen, Pence reh¨²sa los focos
Muchos congresistas republicanos que en su d¨ªa votaron en contra de confirmar la victoria electoral de Biden ¨Dun puro tr¨¢mite que degener¨® en intento de golpe de Estado a instancias de Trump, seg¨²n la comisi¨®n de investigaci¨®n del Congreso¨D han terminado cerrando filas en torno a Pence por considerarle el ¨²nico con capacidad para unir al partido, casi tan polarizado como el pa¨ªs. Entre ellos, Lee Zeldin, que se postula para gobernador de Nueva York en las primarias de finales de agosto: en enero de 2021 vot¨® en contra de certificar la victoria de Biden y, apenas un a?o despu¨¦s, invit¨® a un acto de recaudaci¨®n de fondos a Pence. Prueba de la polarizaci¨®n y de la agresividad reinantes es el intento de ataque que Zeldin sufri¨® este jueves en otro acto de campa?a a manos de un individuo con un objeto punzante, que no logr¨® su objetivo.
Los manifestantes que el 6 de enero de 2021 asaltaron el Capitolio profer¨ªan distintos gritos de guerra, uno de los m¨¢s repetidos ¡°colgar a Pence¡±. El martirologio del antiguo vicepresidente funciona conceptualmente muy bien a la hora de construir una candidatura, como tambi¨¦n lo hace su promesa de limpiar el partido del pecado original de Donald Trump. Sanaci¨®n y comuni¨®n de intereses, un mensaje que parece salido de un p¨²lpito, el que ya ocupa Mike Pence.
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